Con esta exclamación, “¡Viva la poesía!”, arrancaba una nota manuscrita del Papa Francisco al periodista Antonio Spadaro, con fecha del 20 de enero de 2025. Ahora esa frase es el título de una antología que recoge textos del Papa sobre la poesía y que Spadaro acaba de publicar en italiano con la editorial Ares.
La relación del Papa Francisco con la poesía viene de lejos. No es sólo el pontífice que lleva el nombre de un santo trovador, Francisco de Asís, quien compuso el “Cántico de las criaturas”. También es aquel que cita de memoria a Dante, a Baudelaire, a Borges o a Gerard Manley Hopkins. Para Bergoglio -desde sus años como joven maestro de novicios y más tarde como arzobispo de Buenos Aires- la literatura y la vida son conceptos intercambiables.
Cuando todavía no había cumplido 40 años, redactó el prefacio de un poemario que había escrito un compañero de religión. Definió entonces el oficio de componer versos con una bella imagen: “La palabra poética tiene temor de carne en el corazón del hombre y, al mismo tiempo, siente el peso de alas que todavía no han alzado el vuelo.” Describía así no sólo un acervo universal, sino una pulsión experimentada en primera persona; al menos como ávido lector.
Humanos, no frutos secos
De esta vinculación vital se habló el 21 de marzo -Día Mundial de la Poesía- en la presentación del libro “Viva la poesia!”, una antología de textos de Francisco preparada por el también jesuita Antonio Spadaro, y publicada en italiano por la editorial Ares. En el acto estuvieron, acompañando a Spadaro, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe; la poetisa Maria Grazia Calandrone; y el periodista Andrea Monda, director del Osservatore Romano, que hizo las veces de moderador.
Con esta exclamación, “¡Viva la poesía!”, arranca una nota escrita por el Papa, de su puño y letra, a Spadaro con fecha del 20 de enero de 2025, en referencia al libro. Y es este “viva” entusiasta el que ha dado título a la pequeña obra. Con su caligrafía inconfundible, expresaba Francisco: “Debemos recuperar el gusto por la literatura en nuestra vida, pero también en la formación; de otro modo somos como un fruto seco. La poesía nos ayuda a ser humanos, y hoy lo necesitamos tanto”.
Versos para la tormenta
“Tucho” Fernández, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, comentó que la poesía es uno de los vínculos que comparte con su amigo Bergoglio, para quien ésta ha supuesto “un oasis en los momentos difíciles de su larga vida”. Mientras pronunciaba estas palabras venían a la mente las cinco semanas de internación en el Policlínico Gemelli que -en ese momento todavía no lo sabíamos- tocaban a su fin. “Cuando ni en la oración encontramos la paz del alma, un buen libro ayuda a pasar la tempestad y abrir nuevos espacios interiores”, apostilló el cardenal argentino, y aseguró que “refugiarse en la poesía no es escapar en un mundo paralelo, sino volver a encontrarlo con más profundidad”.
La siguiente en intervenir fue la poetisa Maria Grazia Calandrone, quien comentó con humildad que “el Papa, como lector, ha llegado a conclusiones a las que he llegado yo después de 40 años de dedicación a la escritura poética”. Y mencionó cuestiones de fondo como la concordancia, la formación o el papel esencial que los versos pueden jugar en el corazón adolescente.
Calandrone habló de la nostalgia, de la “resa missa” y de lo invisible que reside detrás de la realidad, “al que el Papa llama Dios y al que yo no sé qué nombre dar”. Se refirió asimismo al coraje de Francisco: “él tiene la valentía de esperar, también delante de la devastación más absoluta”.
El logos poético en Turandot
La idea de hacer una antología con textos de Francisco sobre la poesía tiene su germen en los inicios del pontificado. Spadaro, hoy Subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, era entonces director de la revista La Civiltà Cattolica, vinculada a la Compañía de Jesús. Fue como responsable de este medio el primero en realizar una entrevista de largo aliento al Papa, en agosto de 2013, cinco meses después de su elección a la sede petrina.
Spadaro comentó que aquel encuentro supuso para él todo un descubrimiento, a saber, el del amor de Francisco por el lenguaje poético: “En esa entrevista le pregunté si debíamos ser optimistas. Él respondió que le gustaba hablar de esperanza más que de optimismo, y citó a propósito unos versos de la ópera Turandot, de Puccini”. No ofreció una respuesta formulada desde una argumentación razonable, sino que le regaló una imagen lírica. “Para él aquello que cuenta es el logos poético, y luego ya viene la explicación. La referencia a la poesía en él es primaria, no secundaria”, añadió el editor.
Para Francisco la poesía no es un adorno, sino una necesidad. En un texto escrito en el año 2023 -también en esta ocasión era el prefacio de un libro-, aseguraba que en este tiempo de crisis global “necesitamos el brillo de un lenguaje nuevo, de historias e imágenes poderosas, de escritores, poetas, artistas capaces de gritar al mundo el mensaje del Evangelio, de hacernos ver a Jesús”. No mencionó a estrategas, diplomáticos o científicos, sino a los artesanos de la palabra.