Vaticano

«Las personas ante todo»

¿Por qué la Iglesia no tiene poder para bendecir las uniones homosexuales? La Congregación para la Doctrina de la Fe ha respondido a esta cuestión en una Nota que mantiene clara la enseñanza de la Iglesia.

José Miguel Granados·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos
uniones homosexuales

¿Por qué la Iglesia no tiene poder para bendecir las uniones homosexuales?

La respuesta del 15 de marzo de 2021 de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre esta cuestión argumenta desde la primacía de la persona. La enseñanza de la Iglesia ofrece la verdad del amor humano divinamente revelada y asequible a una razón bien configurada. Conforme al proyecto del Creador renovado en Cristo, el matrimonio es la íntima unión de amor fiel, exclusivo, fecundo y educativo, sellado por el compromiso entre un varón y una mujer libres y capaces de alianza conyugal.

La diferencia sexual se halla inscrita en el lenguaje esponsalicio del cuerpo, como llamada a la comunión conyugal, germen del hogar familiar. El ejercicio ético de la sexualidad humana ha de vivirse de modo respetuoso en el don recíproco, y abierto al don de la vida, dentro del “nosotros” del amor de los esposos. 

Plena dignidad, opción errónea

Si bien las personas con tendencias homosexuales poseen plena dignidad y merecen siempre valoración y ayuda, los actos homosexuales son una opción subjetiva errónea. Son completamente contrarios a la verdad antropológica. No tienen absolutamente nada que ver con el significado genuino de la sexualidad humana ni con la institución matrimonial. 

La bendición nupcial, que actualiza el designio divino, no puede impartirse a quienes mantienen relaciones sexuales ajenas a la realidad del consorcio matrimonial, elevado en Cristo a la grandeza de sacramento de la nueva alianza. Si se pretende engañosa o equivocadamente bendecir uniones de personas del mismo sexo, se provocaría un grave daño a todas las personas, que recibirían un falso mensaje según el cual se cohonestan unas acciones inmorales, pecaminosas y dañinas. 

Solo el amor verdadero salva

La Iglesia debe fidelidad a Dios y al hombre, pues busca con misericordia el bien, la conversión y la santidad de cada una de las personas y de la entera sociedad. Solo la verdad enseñada por Cristo hace justicia a las personas y edifica la familia humana. Solo el amor verdadero salva.

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