Vaticano

«La Virgen María ha estado presente en los días de pandemia, con su ternura materna»

El Papa Francisco ha dedicado la catequesis de este miércoles a la oración "en comunión con María", ya que "ocupa en la vida y en la oración del cristiano un lugar privilegiado, porque es la Madre de Jesús".

David Fernández Alonso·24 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
audiencia virgen maria

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

El Papa Francisco ha tenido su habitual catequesis dirigida desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, debido a las restricciones impuestas por el gobierno italiano.

En esta ocasión, el Santo Padre ha querido dedicar sus palabras «a la oración en comunión con María, y tiene lugar precisamente en la vigilia de la solemnidad de la Anunciación».

Cristo es el puente

Francisco ha querido destacar la centralidad de Jesucristo en la oración: «Sabemos que el camino principal de la oración cristiana es la humanidad de Jesús. De hecho, la confianza típica de la oración cristiana no tendría significado si el Verbo no se hubiera encarnado, donándonos en el Espíritu su relación filial con el Padre. Cristo es el Mediador, el puente que atravesamos para dirigirnos al Padre (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 2674). Cada oración que elevamos a Dios es por Cristo, con Cristo y en Cristo y se realiza gracias a su intercesión. El Espíritu Santo extiende la mediación de Cristo a todo tiempo y todo lugar: no hay otro nombre en el que podamos ser salvados (cfr Hch 4,12).

Precisamente gracias a la mediación de Cristo toman sentido y valor las otras referencias que el cristianismo encuentra para su oración y su devoción, en primer lugar a la Virgen María. «Ella», continúa el Papa, «ocupa en la vida y, por tanto, también en la oración del cristiano un lugar privilegiado, porque es la Madre de Jesús. Las Iglesias de Oriente la han representado a menudo como la Odigitria, aquella que “indica el camino”, es decir el Hijo Jesucristo.

El rol de María

Una manifestación de esta devoción es la iconografía cristiana, donde «su presencia está en todas partes, y a veces con gran protagonismo, pero siempre en relación al Hijo y en función de Él. Sus manos, sus ojos, su actitud son un “catecismo” viviente y siempre apuntan al fundamento, el centro: Jesús. María está totalmente dirigida a Él (cfr CCC, 2674).

Jesús extendió la maternidad de María a toda la Iglesia cuando se la encomendó al discípulo amado, poco antes de morir en la cruz.

Papa Francisco

Ser humilde sierva del Señor. Éste es el papel que «María ha ocupado durante toda su vida terrena y que conserva para siempre», afirma Francisco. Y sigue: «A un cierto punto, en los Evangelios, ella parece casi desaparecer; pero vuelve en los momentos cruciales, como en Caná, cuando el Hijo, gracias a su intervención atenta, realizó la primera “señal” (cfr Jn 2,1-12), y después en el Gólgota, a los pies de la cruz».

Así, «Jesús extendió la maternidad de María a toda la Iglesia cuando se la encomendó al discípulo amado, poco antes de morir en la cruz. Desde ese momento, todos nosotros estamos colocados bajo su manto, como se ve en ciertos frescos y cuadros medievales».

Las oraciones a Nuestra Madre

Los modos en que los cristianos nos hemos dirigido a Ella son realmente significativas: «empezamos a rezarla con algunas expresiones dirigidas a ella, presentes en los Evangelios: “llena de gracia”, “bendita entre las mujeres” (cfr CCC, 2676s.). En la oración del Ave María pronto llegaría el título “Theotokos”, “Madre de Dios”, ratificado por el Concilio de Éfeso. Y, análogamente y como sucede en el Padre Nuestro, después de la alabanza añadimos la súplica: pedimos a la Madre que ruegue por nosotros pecadores, para que interceda con su ternura, “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Ahora, en las situaciones concretas de la vida, y en el momento final, para que nos acompañe en el paso a la vida eterna».

«María está siempre presente en la cabecera de sus hijos que dejan este mundo. Si alguno se encuentra solo y abandonado, ella está allí cerca, como estaba junto a su Hijo cuando todos le habían abandonado».

Con ternura materna

El Papa ha querido también hacer mención a la situación actual que pasa el mundo: «María ha estado presente en los días de pandemia, cerca de las personas que lamentablemente han concluido su camino terreno en una condición de aislamiento, sin el consuelo de la cercanía de sus seres queridos. María está siempre allí, con su ternura materna. Las oraciones dirigidas a ella no son vanas».

María nos defiende en los peligros, se preocupa por nosotros, también cuando nosotros estamos atrapados por nuestras cosas y perdemos el sentido del camino.

Papa Francisco

Francisco asegura que María es «Mujer del “sí”, que ha acogido con prontitud la invitación del Ángel, responde también a nuestras súplicas, escucha nuestras voces, también las que permanecen cerradas en el corazón, que no tienen la fuerza de salir pero que Dios conoce mejor que nosotros mismos. Cómo y más que toda buena madre, María nos defiende en los peligros, se preocupa por nosotros, también cuando nosotros estamos atrapados por nuestras cosas y perdemos el sentido del camino, y ponemos en peligro no solo nuestra salud sino nuestra salvación».

El Santo Padre ha concluido convencido que «María está allí, rezando por nosotros, rezando por quien no reza. Porque ella es nuestra Madre».

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