Vaticano

«Hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el Espíritu el que actúa»

El Papa Francisco ha subrayado en la audiencia general de este miércoles la acción del Espíritu Santo para una verdadera oración cristiana, en armonía con la tradición viva de la Iglesia.

David Fernández Alonso·17 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
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Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

Italia vive reminiscencias del confinamiento decretado en marzo del año pasado. Las nuevas medidas adoptadas por el gobierno de la nación han hecho desaparecer cualquier rastro de visitante en las inmediaciones de la Plaza de San Pedro.

Por tanto, y como ya venía haciendo las semanas anteriores, el Papa Francisco ha mantenido la audiencia general vía streaming, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.

El don fundamental

Continuando la catequesis sobre la oración, el Papa ha iniciado recordando que «hoy completamos la catequesis sobre la oración como relación con la Santísima Trinidad, en particular con el Espíritu Santo».

«El primer don de toda existencia cristiana», ha dicho, «es el Espíritu Santo. No es uno de los muchos dones, sino el Don fundamental. Sin el Espíritu no hay relación con Cristo y con el Padre. Porque el Espíritu abre nuestro corazón a la presencia de Dios y lo atrae a ese “torbellino” de amor que es el corazón mismo de Dios. Nosotros no somos solo huéspedes y peregrinos en el camino en esta tierra, somos también huéspedes y peregrinos en el misterio de la Trinidad. Somos como Abrahán, que un día, acogiendo en su tienda a tres viajeros, encontró a Dios. Si podemos en verdad invocar a Dios llamándolo “Abbà – Papá”, es porque en nosotros habita el Espíritu Santo; es Él quien nos transforma en lo profundo y nos hace experimentar la alegría conmovedora de ser amados por Dios como verdaderos hijos».

El Espíritu nos atrae al camino de la oración

Francisco ha citado el Catecismo, que contiene puntos clarísimos sobre la oración: «Cada vez que en la oración nos dirigimos a Jesús, es el Espíritu Santo quien, con su gracia preveniente, nos atrae al camino de la oración. Puesto que Él nos enseña a orar recordándonos a Cristo, ¿cómo no dirigirnos también a él orando? Por eso, la Iglesia nos invita a implorar todos los días al Espíritu Santo, especialmente al comenzar y al terminar cualquier acción importante» (n. 2670). 

Cristo educar a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena.

Papa FranciscoAudiencia general del 17 de marzo de 2021

El Espíritu transforma nuestro corazón, afirma el Papa, «esta es la obra del Espíritu en nosotros. Él nos “recuerda” a Jesús y lo hace presente en nosotros, para que no se reduzca a un personaje del pasado. Si Cristo estuviera tan solo lejano en el tiempo, nosotros estaríamos solos y perdidos en el mundo. Pero en el Espíritu todo es vivificado: a los cristianos de todo tiempo y lugar se les abre la posibilidad de encontrar a Cristo. Él no está distante, está con nosotros: todavía educa a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena».

Según la «medida» de Cristo

El ejemplo de los santos es evidente: «Es la experiencia que han vivido muchos orantes: hombres y mujeres que el Espíritu Santo ha formado según la “medida” de Cristo, en la misericordia, en el servicio, en la oración… Es una gracia poder encontrar personas así: nos damos cuenta que en ellos late una vida diferente, su mirada ve “más allá”. No pensemos solo en los monjes, los eremitas; se encuentran también entre la gente común, gente que ha tejido una larga vida de diálogo con Dios, a veces de lucha interior, que purifica la fe. Estos testigos humildes han buscado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía recibida y adorada, en el rostro del hermano en dificultad, y custodian su presencia como un fuego secreto».

También el Catecismo recoge la acción del Espíritu Santo en la tradición viva de la oración: «El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser, es el Maestro interior de la oración cristiana. Es el artífice de la tradición viva de la oración. Ciertamente hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el mismo Espíritu el que actúa en todos y con todos. En la comunión en el Espíritu Santo la oración cristiana es oración en la Iglesia» (n. 2672).

El campo infinito de la santidad

Y concluye el Papa señalando que «es por tanto el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Y en cada uno de nosotros el Espíritu compone obras originales, porque no habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro. En el campo infinito de la santidad, el único Dios, Trinidad de Amor, hace florecer la variedad de los testigos: todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos».

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