Una presunta oposición entre contemplación y acción no pertenece al mensaje cristiano, y posiblemente procede de la influencia de filósofos neoplatónicos. Lo ha explicado el Papa en la audiencia general, que una vez mas ha tenido lugar de manera no presencial, retransmitida desde la Biblioteca Apostólica.
En realidad, en el Evangelio no hay más que una llamada única, “la de seguir a Jesús por el camino del amor. Este es el ápice y el centro de todo”. Consideradas así las cosas, “caridad y contemplación son sinónimos, dicen lo mismo”.
La oración de contemplación ha sido el tema central de la alocución del Papa durante la audiencia. El punto de partida ha sido la dimensión contemplativa de la vida humana, que ya en la esfera natural se refleja en una mirada al mundo que nos rodea que nace más del corazón que de los ojos, y es más que una forma de ser que de hacer. Esa mirada natural no es todavía oración, pero la oración también participa de esa dimensión contemplativa.
La dimensión contemplativa de la oración aclara la mirada y permite acoger la realidad con otra perspectiva, que es una perspectiva de fe. Por eso permite ver la realidad con ojos diferentes, y consiste sobre todo en un sentirse mirado con amor. En este contexto, el Papa ha recordado lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en el n. 2715: “La oración contemplativa es mirada de fe, fijada en Jesús”, y asimismo las palabras que dijo al santo cura de Ars aquel campesino que rezaba ante el sagrario: “Yo le miro y él me mira”.
“Jesús ha sido maestro de esta mirada”; “su secreto era la relación con el Padre celeste”, que cuidaba con los tiempos, espacios y silencios necesarios. Un ejemplo particularmente revelador es la escena de la Transfiguración, donde se muestra “la luz del amor del Padre, que llena el corazón del Hijo y transfigura toda su Persona”.
Al final de su alocución, el Papa ha saludo a los fieles en varios idiomas. A los fieles de lengua española les ha formulado una sugerencia que concreta sus palabras sobre la contemplación: “Los animo a que hagan una pausa para ir a la iglesia más cercana, a sentarse un rato delante del sagrario. Déjense mirar por el amor infinito y paciente de Jesús, que allí los espera, y contémplenlo con los ojos de la fe y del amor. Él les dirá muchas cosas al corazón”.
Y a todos los ha animado a unirse a la oración del Rosario que la Iglesia en todo el mundo eleva a Dios en este mes de mayo, como en una red, para pedir el fin de la pandemia. En este miércoles día 5 de mayo, dirige esa oración el santuario de la Santísima Virgen del Rosario en Namyang, Corea del Sur.