El 29 de junio el Tribunal Supremo de Estados Unidos publicó la sentencia “Students for Fair Admission v. Harvard”. Esta decisión supone un cambio en el acceso a la educación, pues declara inconstitucional la discriminación positiva con motivo de la raza en las admisiones universitarias.
Ante la polémica suscitada por la declaración del Supremo, la Conferencia episcopal de Estados Unidos (USCCB) publicó una breve nota sobre el tema. En ella, el obispo Joseph N. Perry, presidente de la comisión ad hoc contra el racismo, declara que “la educación es un regalo, una oportunidad y un aspecto esencial de la democracia”. Señala que la formación no está al alcance de todos, especialmente para los grupos raciales o étnicos que sufren discriminación.
Por ello, el obispo Perry confía en que “nuestras instituciones católicas de enseñanza superior seguirán encontrando formas de hacer que la educación sea posible y asequible para todos, independientemente de su procedencia”.
La USCCB se hace también eco de la religiosa Katharine Drexel, patrona y pionera en la educación católica. Esta santa estadounidense afirmó que «si queremos servir a Dios y amar también al prójimo, debemos manifestar nuestra alegría en el servicio que le prestamos a Él y a ellos. Abramos de par en par nuestro corazón. Es la alegría la que nos invita. Avanzad y no temáis nada».
Discriminación positiva en la educación
Desde hace años, las universidades en Estados Unidos tenían en cuenta la raza de los candidatos. En un principio, los órganos judiciales del país admitieron que, si bien la raza de los alumnos podía tenerse en cuenta a su favor, este aspecto tenía un impacto muy limitado. Ahora, en 2023, varios alumnos alzaron la voz señalando que la discriminación positiva impone unas cuotas de admisión que afectan a los candidatos de manera injusta.
La decisión de la Corte Suprema señala que no es constitucional basar en la raza la admisión de los estudiantes. Ahora bien, dada la organización de los Estados, esta sentencia afectará de manera distinta en cada territorio y sus consecuencias reales tendrán que evaluarse con el paso del tiempo.