Vaticano

Universidad Pontificia Urbaniana, entre las reformas y la huella misionera

Las reformas que está sufriendo la Universidad Pontificia Urbaniana tienen como objetivo cumplir con el deseo del Papa Francisco de que esta institución responda a las necesidades actuales de la Iglesia y del mundo.

Giovanni Tridente·9 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Pontificia Universidad Urbaniana

La Universidad Pontificia Urbaniana (Wikimedia Commons / Alekjds)

En el contexto de la renovación exigida por el Papa Francisco para las universidades pontificias que dependen directamente de la Santa Sede, en las últimas semanas han surgido algunas actualizaciones significativas en relación con la Pontificia Universidad Urbaniana.

Esta institución, que depende del Dicasterio para la Evangelización, de la Sección para la Primera Evangelización y de las Nuevas Iglesias Particulares, siempre ha estado orientada a la misión y ahora se encuentra en el centro de un importante proceso de transformación.

Reformas en curso

Un año después del nombramiento del profesor Vincenzo Buonomo como Delegado Pontificio y Rector, se han filtrado algunos datos útiles que dan una idea de las reformas en curso. Según informa la Agencia Fides, también dependiente del Dicasterio Misionero, en diez meses se ha producido una reducción de costes de más de 1,5 millones de euros y una racionalización del personal docente. De hecho, el número de profesores permanentes pasó de 62 a 47, mientras que el número de conferenciantes se redujo de 113 a 40. La estrategia seguida consistió básicamente en eliminar duplicidades y trayectorias académicas redundantes.

Sin embargo, esta reforma no tiene que ver sólo con la eficiencia económica, sino que pretende mejorar la calidad de la oferta educativa, al menos en las intenciones del Santo Padre. De hecho, dirigiéndose a los participantes en la reciente Asamblea Plenaria del Dicasterio, Francisco subrayó que es fundamental permitir que el Ateneo fundado por su predecesor Urbano VIII en 1627 responda a las necesidades actuales de la Iglesia y del mundo.

“No vivimos en una sociedad cristiana, sino que estamos llamados a vivir como cristianos en la sociedad pluralista de hoy”, dijo el Papa, reconociendo la importancia de que la formación impartida en la Urbaniana no se limite a transmitir conocimientos, sino que sea capaz de proponer “herramientas intelectuales capaces de proponerse como paradigmas de acción y pensamiento” para anunciar el Evangelio en un mundo cada vez más marcado por el pluralismo cultural y religioso.

Retos de futuro

La Asamblea Plenaria, no por casualidad, había sido convocada específicamente para debatir la identidad, misión y futuro de la Urbaniana, y a ella asistieron cardenales, obispos y misioneros de todo el mundo. Las sesiones de trabajo recogieron las aportaciones de 26 Conferencias Episcopales, en particular de África y Asia, que destacaron por su parte la necesidad de reforzar el carácter misionero de la Universidad, reforzando el vínculo con las Iglesias locales y mejorando la formación de los responsables eclesiásticos llamados a afrontar realidades culturales diferentes.

A continuación, el Pontífice reiteró -tranquilizando las inquietudes surgidas en los últimos meses- que no hay en el horizonte ninguna iniciativa para “disolver” esta Universidad con otras ya presentes en Roma y dependientes del Vaticano. “¡No! Esto no sirve”, dijo tajantemente, insistiendo en la autonomía y la identidad misionera de la universidad situada en la colina del Janículo, a dos pasos de la plaza de San Pedro, dejando claro que el futuro de la institución debe basarse en su especificidad y en su capacidad de encarnar el impulso misionero de la Iglesia.

Ampliando su mirada a las instituciones académicas en general, Francisco explicó que para que una institución académica resulte atractiva se requiere un profesorado dedicado, un fuerte compromiso con la investigación académica y la capacidad de hacer una contribución significativa a la doctrina.

Añadió que, para utilizar bien los recursos, es necesario unificar caminos similares entre las distintas instituciones pontificias, compartir profesores y planificar las actividades con prudencia, evitando el despilfarro. “No tengáis miedo a la creatividad: necesitamos esta sana creatividad”.

Misión e internacionalización

En cuanto a los objetivos de la renovación en curso, de las últimas reuniones surgió la necesidad de ampliar y reforzar los centros de investigación de la universidad misionera, cruciales para su vocación global.

El Papa Francisco citó como ejemplo el Centro de Estudios Chinos y Asiáticos, con la esperanza de que se creen nuevos centros dedicados a otras áreas geográficas y culturales. Este refuerzo no solo permitirá a la universidad abordar mejor las especificidades de los contextos locales, sino que también favorecerá el encuentro entre la fe y las culturas cambiantes.

Al mismo tiempo, se animó a ampliar la red de seminarios e institutos afiliados a Urbaniana, que representan un puente hacia las Iglesias locales. Con más de 100 institutos conectados en 40 países, el Ateneo puede contar con una vasta red de colaboración que refuerza su papel de promotor de la evangelización a nivel mundial.

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