Cultura

Cardenal Wyszyński y Juan Pablo II: Una conversación en el umbral de la muerte

“Rezad ahora por el Papa, no por mí", animaba el moribundo cardenal Stefan Wyszyński en los últimos momentos de su vida. A Juan Pablo II lo unió el sufrimiento y al amor por la Madre de Dios.

Barbara Stefańska·24 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
Wyszynski

Juan Pablo II abraza al Cardenal Stefan Wyszynski en 1978 ©CNS photo/Arturo MariCNS

Este año, el 28 de mayo, la iglesia celebra por primera vez la memoria litúrgica del Primado de Polonia, beatificado el pasado mes de septiembre.  

Antes de que el cardenal Wojtyla fuera elegido Papa, el primado polaco Stefan Wyszyński era su superior. Cooperaron en el gobierno de la Iglesia en Polonia en el difícil período del comunismo. Juntos participaron en el cónclave que eligió a Juan Pablo I y se reunieron para el cónclave de octubre de 1978.

Sin embargo, no sólo les unía una relación profesional, sino también lazos de amistad y confianza.

El cardenal de Cracovia visitaba al primado Wyszyński durante sus vacaciones, daban largos paseos y por las noches -junto a otros participantes de sus vacaciones- cantaban junto al fuego.

Cuando el cardenal Wojtyła se convirtió en Papa, siguieron escribiéndose cartas, que también contenían muchos detalles personales.

La última conversación

El 13 de mayo de 1981, en la Plaza de San Pedro, las balas del asesino atravesaron el cuerpo del Papa polaco. Luchó por su vida en la Policlínica Gemelli. Juan Pablo II atribuyó siempre a Nuestra Señora de Fátima su recuperación milagrosa, ya que el atentado contra su vida tuvo lugar el día de su conmemoración litúrgica.

Al mismo tiempo, en Polonia, en su residencia de la calle Miodowa de Varsovia, el enfermo y anciano Primado Wyszynski vivía los últimos días de su vida.

La información sobre el atentado contra el Santo Padre se la dió Maria Okońska, que trabajaba en la Secretaría del Primado y fue la fundadora del Instituto del Primado (un instituto de vida consagrada). Según su relato, tras un largo momento de silencio, el cardenal Wyszynski dijo que no rezaran por él ahora, sino sólo por el Santo Padre. “Debe vivir. Yo puedo marchar” fueron sus palabras.

El Primado, ahora beato, ya no tenía fuerzas para hablar a los fieles en persona. Su secretario, el padre Bronisław Piasecki, grabó sus palabras en una cinta para poder reproducirlas en la catedral de Varsovia. Esta grabación se ha conservado en los archivos hasta el día de hoy: “Os pido que todas esas oraciones heroicas que habéis estado rezando por mis intenciones en Jasna Góra, en Varsovia y en las iglesias diocesanas, donde sea, las dirijáis en este momento conmigo a la Madre de Cristo, pidiendo salud y fuerza para el Santo Padre”, pedía el cardenal Wyszynski. 

El 25 de mayo, el estado del Primado de Polonia era ya muy grave. Juan Pablo II seguía en la clínica (no salió de ella hasta agosto de 1981). Fue entonces cuando tuvo lugar la última conversación entre los dos estrechos colaboradores, que puso de manifiesto el vínculo espiritual que les unía.

En Polonia, extendieron un cable telefónico hasta la cama del cardenal Wyszynski quien, como contaba Maria Okońska, habló despacio: «Nos une el sufrimiento, pero María está entre nosotros». La última palabra para el Papa fue «Padre…».

El sufrimiento del cardenal Wyszynski se convirtió también en una especie de sacrificio por la vida del Papa. El Primado falleció apenas 3 días después de esa conversación, el 28 de mayo.

El entonces Papa no pudo asistir a sus funerales; estuvo representado por una delegación de la Santa Sede encabezada por el Secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli.

Para la ocasión, escribió una carta a la Iglesia de Polonia, en la que llamaba al fallecido «piedra angular de la Iglesia de Varsovia» y «piedra angular de toda la Iglesia de Polonia». También pidió que el luto tras su muerte durara 30 días durante los que se reflexionara sobre la persona del Primado: «su persona, sus enseñanzas, su papel en un periodo tan difícil de nuestra historia».

Dos años después, en 1983, Juan Pablo II realizó su segunda peregrinación a Polonia. Sus primeros pasos fueron a la Catedral de San Juan Bautista de Varsovia, para rezar ante la tumba del Primado del Milenio. Esa tumba, ya bendecida, sigue ahí hoy.

El Beato Wyszyński

La esperada beatificación del Primado Wyszynski tuvo lugar el 12 de septiembre de 2021 en el Templo de la Divina Providencia de Varsovia. Aunque estaba prevista un año antes, se pospuso a causa de la pandemia del COVID-19. Junto a él, fue proclamada beata la madre Rosa Czacka, conocida como la madre de los ciegos, fundadora de la Congregación de Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz.

Es difícil enumerar todos los méritos del Beato Cardenal Wyszynski para la Iglesia en Polonia y fuera de ella. Fue Primado de Polonia con poderes especiales concedidos por el Papa en una época en la que el sistema político luchaba contra la religión. Fue en gran parte gracias a su prudencia y a su fuerte fe que la Iglesia en Polonia logró sobrevivir a esa difícil época.

En ese tiempo, las autoridades detuvieron y encarcelaron al Primado durante tres años. Elaboró y puso en práctica un programa pastoral de nueve años para toda Polonia, con el fin de preparar el milenario del bautismo de nuestro país, basado en la piedad popular y la veneración a la Madre de Dios. Él mismo era un ardiente devoto de la Virgen María. – Lo pongo todo en manos de María», dijo.

Su culto se extiende cada vez más en Polonia y en el extranjero. Los documentos de archivo publicados también proporcionan cada vez más información sobre su vida y su espiritualidad.

El autorBarbara Stefańska

Periodista y secretaria de la redacción del semanario "Idziemy"

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