NOTA PREVIA: El texto original alemán puede leerse aquí. La versión al español ha sido realizada por Alfonso Riobó.
Una bien descrita y señalizada ruta de peregrinación se extiende a lo largo de casi 800 kilómetros por toda Austria, desde su extremo oriental (Wolfsthal) hasta el extremo occidental (Feldkirch). Como la ramificación de finas venas, los diversos afluentes desembocan en esta rama principal del Camino de Santiago. Entre ellos se cuenta el Camino de Santiago de Burgenland, en el que antes ha confluido una variante del Camino de Santiago húngaro. Desde el norte llega el Camino de Santiago del Weinviertel. Desde Bohemia y desde Baivera se alcanza la rama principal por el Camino de Santiago del Oberes Mühlviertel. Desde el sur, junto a Innsbruck, desemboca el Camino de Santiago del sur de Austria, que antes ha tocado Eslovenia, Carintia, Tirol oriental y Tirol del sur.
Las “perlas” del camino
¿Cómo llego a la afirmación de que se trata de una arteria espiritual? No me refiero a los efectos que un camino de peregrinación despliega en cada caminante, en lo relativo a silencio, contemplación y reflexión sobre la vida propia, incluso en el caso de que (todavía) no se cuente entre los creyentes. Me refiero más bien a las perlas del camino, es decir, a muchos de los más afamados y destacados santuarios de Austria. Los menciono sólo a título de ejemplo, pues su número es muy grande.
El primer punto destacado del Camino lo representa la catedral de San Esteban, en Viena, a la que repetidamente se califica también de santuario nacional austriaco. El peregrino o peregrina visita a continuación una selección de los más hermosos monasterios de Austria, como Göttweig y Herzogenburg en la Baja Austria, St. Florian y Lambach en la Alta Austria, o Fiecht y Stams en Tirol. Estos monasterios y otras casas espirituales están encantados de poner sus habitaciones para peregrinos a disposición de los caminantes. Una y otra vez se encuentran uno con impresionantes santuarios, de los que nombro aquí -de nuevo sólo como ejemplo- Maria Taferl en la Baja Austria, Maria Plain en Salzburgo o Georgenberg in Tirol.
Además, muchas localidades se esfuerzan por ofrecer a los peregrinos que pasan por ellas valiosas reflexiones para el camino, con ayuda de tableros e imágenes. Como ejemplo, me gustaría mencionar el tramo del Camino que va de Gnadenwald a Hall, en el Tirol, con varios hermosos pensamientos y refranes. Mencionaré aquí uno de ellos, porque podría animar a la gente a emprender el Camino de Santiago: “Felices los que tienen hambre y sed de una vida con sentido, pues su hambre y su sed serán satisfechas. Si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has conseguido” (Paul Watzlawick). Hasta aquí los aspectos espirituales, que no dejarán indiferente a ningún excursionista de este Camino de Santiago.
Impresionantes paisajes
Sin embargo, la descripción del Camino de Santiago austriaco quedaría más que incompleta si no me detuviera también a deleitarme en las bellezas de los paisajes.
Comienza en las vegas del Danubio cerca de Hainburg, conduce por la ciudad imperial de Viena, atraviesa el bosque vienés (el Wienerwald) y remonta el Danubio, recorriendo el patrimonio cultural mundial de Wachau, hacia Linz.
Tras atravesar la encantadora región de colinas de la Alta Austria, se llega a una de las ciudades más bellas del mundo, Salzburgo. Tras atravesar la región bávara fronteriza de Rupertiwinkel, la ruta conduce a lo largo de la impresionante cordillera del Wilder Kaiser hasta el valle del Inn. A veces hacia la derecha, otras veces hacia la izquierda, el peregrino y la peregrina caminan río arriba, por encima del ajetreado fondo del valle. Casi a cada hora se encuentran con recogidas capillas, magníficas iglesias, castillos y palacios, así como pueblos y ciudades que vale la pena ver. La llamada “tierra santa del Tirol” hace honor a su fama, porque se pasa por muchos lugares de peregrinación que cuentan a los peregrinos sus impresionantes historias. En lo alto, por encima de la ruta de peregrinación, saludan las altas montañas del Tirol.
Cuando el Inn gira hacia su nacimiento, en dirección a Suiza, toca superar en el Arlberg el único paso de montaña importante del Camino de Santiago austriaco, a menos que se prefiera cambiar al transporte público para esta etapa. Por último, la ruta de peregrinación atraviesa las hermosas estribaciones de los Alpes de Vorarlberg, antes de cruzar la frontera en Feldkirch en dirección hacia Liechtenstein o Suiza.
He recorrido en diferentes ocasiones el Camino de Santiago austriaco, de este a oeste. Peregriné atravesando la Baja Austria en el calor de principios de verano. Pasé por el Valle del Inn dos veces, la primera en marzo, caminando desde Salzburgo a Santiago de Compostela durante un total de tres meses. En ese momento, el Arlberg todavía estaba cubierto de nieve profunda y amenazado por las avalanchas. No obstante, con ayuda de los esquís de travesía, que había depositado allí en otra ocasión, pude superar este paso con facilidad. La segunda vez caminé en el Tirol en mayo, y me sorprendieron el esplendor de los colores y la belleza del paisaje. Mientras los campos de abeto de las montañas seguían brillando al sol, en el valle florecían las flores y los arbustos en su exuberante esplendor.
De mi primer Camino de Santiago -justo después de mi jubilación-, sin embargo, también conozco la Vía Jacobi en Suiza, la Vía Gebennensis y la Vía Podiensis en Francia, el Camino Norte y el Primitivo en España. Hace unos dos años, también conocí el Camino Francés en España. He recogido en libros mis experiencias e impresiones de mis Caminos de Santiago. Comparando las diferentes rutas del Camino de Santiago, puedo decir que el Camino de Santiago austriaco, en cuanto a atractivo y belleza, no se queda en absoluto detrás de sus hermanos aún más famosos.
Un anhelo en el corazón
Todo el que ha recorrido el Camino de Santiago ha visto tanta belleza paisajística y ha experimentado tanta profundidad espiritual -incluso teniendo en cuenta las dificultades y privaciones que habrá vivido-, que el anhelo de volver a ponerse en marcha permanece en el corazón. Este anhelo se despierta, sobre todo, cuando uno encuentra un cartel o una señal del Camino de Santiago en su entorno inmediato, como sucede, en mi caso, en Salzburgo. Entonces se da uno cuenta de que hay un camino bien señalizado que parte de ese lugar, y que conduce a lo largo de miles de kilómetros directamente hasta la tumba de Santiago de Compostela. Ultreia!