El vídeo mensaje, de inicios de diciembre, es el último aviso que el Papa ha querido dar, sobre todo, a los sacerdotes de la Archieparquía de Ernakulam-Angamaly (India) para que celebren la Navidad según el rito eucarístico acordado por el Sínodo siro-malabar celebrado en 2021, (que acoge lo acordado en el Sínodo que se celebró en 1999).
Según éstos, se decidió que la celebración de la Santa Qurbana -como se denomina en el rito siro malabar la celebración eucarística -, se haría la mitad coram populum (de cara al pueblo) y la mitad coram deo (de cara a Dios, mirando al altar).
El Pontífice ha optado por esta vía, tal y como él mismo confiesa, “para que nadie tenga dudas sobre lo que piensa el Papa”, después de haber enviado dos cartas, una en 2021 y otra en 2022, además de la visita de un delegado pontificio. El conflicto, que inicialmente ha sido considerado como un debate sobre la liturgia de la Eucaristía, es, ahora, a todas luces una cuestión eclesial. Según el Prof. Pablo Gefaell, sacerdote y consultor del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el problema de la India ha dejado de ser un conflicto litúrgico para convertirse en una oposición frontal a Roma.
El Papa es consciente de ello y así lo ha expresado en el vídeo mensaje, que ha sido tachado de ultimátum, donde exhorta fuertemente a asumir el rito litúrgico aprobado unánimemente por el Sínodo para celebrar la Navidad “en comunión”.
El Papa les alerta además de que los motivos de desobediencia nada tienen que ver con la celebración de la Eucaristía o con la liturgia, sino que son “razones mundanas» y que “no provienen del Espíritu Santo”. Y añade: “he estudiado atenta y oportunamente las razones que se han esgrimido durante años para convenceros”.
Este es el primer conflicto que se presenta con la iglesia siro-malabar, una de las 23 iglesias católicas orientales autónomas en plena comunión -hasta ahora- con Roma. Con sede en el estado indio de Kerala, cuenta con más de cuatro millones de miembros en todo el mundo y constituye la segunda iglesia católica oriental más grande después de la greco-católica ucraniana.
Los antecedentes del conflicto
La controversia se centra en un debate sobre la dirección en la que el sacerdote debe celebrar la Santa Qurbana, debate que tiene su origen en una decisión del Concilio Vaticano II para que las regiones orientales abandonaran las costumbres y ritos latinos y volvieran a sus ritos tradicionales orientales.
La adopción -con anterioridad- de los rituales latinos por parte de las regiones orientales católicas es lo que se conoce como “latinización”, proceso que se desarrolló en la mayor parte de las regiones orientales con el afán de erradicar la herejía del nestorianismo, que azotaba entonces toda la zona.
La decisión del Concilio no fue acogida de igual manera dentro de la rama católica siro-malabar. Se puede decir que existían entonces dos zonas bien diferenciadas: la zona del sur, que siempre había seguido más los ritos antiguos, celebrando de cara al altar; y la zona del norte, que adoptó la reforma liturgica latina post conciliar, empezando a celebrar la misa de cara al pueblo.
El Sínodo del 2021
En agosto de 2021, el sínodo de la Iglesia siro-malabar acordó una solución uniforme en la que el sacerdote celebraría la Eucaristía de cara a los fieles durante la liturgia de la Palabra y el rito de la Comunión, volviéndose hacia el altar durante la liturgia eucarística.
Después de una resistencia inicial, todas las diócesis del sur acabaron por adoptar la fórmula ritual acordada por el Sínodo excepto la diócesis de Ernakulam que siguió celebrando de cara a los fieles durante casi cinco décadas, exigiendo además que el Vaticano aceptara su misa tradicional como una variante de la liturgia.
En los últimos meses, el conflicto ha empeorado llegando a producirse algunos hechos violentos como la quema de las efigies del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación Vaticana para las Iglesias Orientales, y del cardenal George Alencherry, hasta hace unas semanas arzobispo mayor de la Iglesia siro malabar, el pasado 17 de marzo en Kochi, al suroeste de la India.
Llamadas de atención del Vaticano
En julio de 2021, el Papa Francisco emitió una carta en la que exhortaba «a todo el clero, los religiosos y los fieles laicos a proceder a una pronta aplicación del modo uniforme de celebrar la Santa Qurbana, para el mayor bien y la unidad de vuestra Iglesia.»
En marzo de 2022 el papa envió una segunda carta donde trasladaba su pesar porque la archieparquía siguiera “afirmando su propia ‘particularidad litúrgica»‘, fruto de la reflexión, pero aislada del resto de la Iglesia siro-malabar”.
Ante la negativa de algunos fieles y sacerdotes, y en un esfuerzo por poner fin a la creciente crisis el Cardenal Alencherry expresó al Papa la necesidad de una intervención pontificia para resolver la disputa. Así, el papa Francisco designó al Arzobispo Cyril Vasil, antiguo secretario del Dicasterio para las Iglesias Orientales, como delegado pontificio para abordar el conflicto en curso.
A pesar de todos los esfuerzos y ante la constante oposición de algunos sacerdotes, el Cardenal George Alencherry presentó su dimisión al Papa tras los episodios de protestas y violencias contra su persona y las presiones en la diócesis, suceso que algunos interpretan como “la gota que ha colmado el vaso” de una situación que ha llegado a su límite. Ante esta situación, el papa decidió grabar el vídeo mensaje, publicado el pasado 7 de diciembre, para subrayar su voluntad de acabar con esta polémica.
La decisión última corresponde al Papa
El próximo 25 de diciembre es la fecha tope establecida para que los sacerdotes disidentes adopten el rito aprobado por el sínodo o podrían ser excomulgados por el Papa. Según el Prof. Pablo Gefaell, ésto se realizaría con una Declaración de una excomunión latae sententiae, es decir, una fórmula de excomunión con efectos inmediatos y declarativa, es decir, de manera pública y nominal.
Se sabe que son 400 los sacerdotes que se han opuesto de manera sistemática a seguir las instrucciones de Roma aunque parece que hay 12 dispuestos a adoptar el rito acordado en el Sínodo. Además, aunque muchos sacerdotes querrían unirse a esos 12, existen en la diócesis muchas presiones para que no lo hagan.
El único precedente histórico conocido es la excomunión de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X -más conocidos como los Lefbrevianos- al consagrar cuatro obispos en 1988 contra la prohibición expresa del papa Juan Pablo II. Benedicto XVI remitió la excomunión y hoy en día existe un diálogo constructivo aunque lento con el Vaticano para lograr su vuelta a la comunión con la Iglesia.
En caso de excomunión, se trataría de un gran golpe tanto para la Iglesia, ya dividida en su interior, como para el Papa, que tanto ha defendido su unidad y tanto ha trabajado en favor del diálogo con los pueblos durante su pontificado.