España

Miguel García Baró: “ Toda la sociedad, en general, tiene que curarse de los abusos sexuales”

Miguel García Baró, catedrático de Ética en la Universidad Pontificia de Comillas y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas es, desde sus inicios, coordinador de Repara, la iniciativa impulsada por la archidiócesis de Madrid para la atención y reparación de víctimas de abusos, que atiende, en la actualidad, a más de un centenar de personas.

Maria José Atienza·15 de marzo de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos
abusos

En enero de 2020, la archidiócesis de Madrid ponía en marcha Repara, un lugar de reconocimiento, prevención, atención y reparación a víctimas de cualquier tipo de abuso y violencia. Ubicado en una localización diferente a las dependencias del arzobispado, lo que confiere mayor privacidad y  libertad para quien acude a sus oficinas, Repara cuenta con un equipo interdisciplinar: asesoramiento canónico, civil, atención psicológica y acompañamiento y atención espiritual. 

Un equipo diverso para acoger y tratar a las personas que se acercan a recibir ayudas tras haber sufrido abusos, no sólo sexuales, sino también de poder o conciencia. 

A Repara no acude únicamente  quien haya sufrido abusos en el ámbito eclesiástico sino también familiar, escolar o en entornos de confianza. Estos casos suponen, además, la mayoría de los casos que se reciben. 

En su primer año, Repara atendió a 75 víctimas directas de abusos (35 al ámbito intrafamiliar; 13 abusadas por personas particulares sin vinculación familiar; 13 al ámbito religioso, 9 relativas a sacerdotes de la diócesis de Madrid, y otras 5 a sacerdotes de otras diócesis) y diez familiares de estas. 

En 2021 el número de víctimas directas atendidas ha sido de 72 junto a 31 familiares de estas. De esos 72 casos, 49 se referían a abusos sexuales en distintos ámbitos y los otros 23, a abusos de autoridad y de conciencia en el ámbito religioso o diocesano. 

Además de toda la atención a las víctimas, una de las labores clave de esta iniciativa es la formación y la sensibilización. 

Actualmente Repara ofrece cursos de formación en materia de atención y prevención de los abusos, para los que tiene lista de espera. Ha editado un pequeño folleto con las nociones básicas de actuación, protocolos, la labor que realiza, e incluso un modelo de compromiso para personas de dentro o fuera de la Iglesia para la creación de entornos seguros para menores y personas vulnerables. 

Miguel García-Baró, coordinador de esta iniciativa desde sus comienzos, lo tiene muy claro: Repara no ha venido “a lavar la imagen” dañada de la Iglesia por los casos de abusos, sino a reparar y escuchar a las víctimas. 

Un proceso largo y duro pero esperanzador, no sólo para la Iglesia diocesana de Madrid sino, en definitiva, para toda la sociedad. 

¿Cómo define Repara?

Repara no es una oficina de denuncia de abusos, sino de acompañamiento de acogida y curación, abierta a toda la sociedad, no únicamente a quien haya sufrido abusos por parte de personas de Iglesia. 

Es cierto que no tenemos unas cifras muy grandes, pero se hace una gran tarea de sensibilización. Por ejemplo, el verano pasado repartimos miles de pequeños libros en los que se da información no sólo de lo que es Repara sino de cómo actuar ante un caso cercano de abusos, protocolos…, etc. Estamos muy satisfechos con la acogida que hemos tenido y con el trabajo que venimos realizando. 

Nuestra tarea no es “lavar la imagen de la institución”, sino mostrar el rostro mayoritario de la Iglesia, de los cristianos. De este modo, acompañando a la persona se restablece hasta la relación con Dios que, en muchos casos, está perturbada por completo. 

¿Qué diferencia la manera de abordar un caso de abusos en Repara?

—En Repara ponemos mucho cuidado en no revictimizar a la persona que ha sufrido abusos. Se la acompaña y se la escucha, y no sólo para los casos abusos intraeclesiales sino también, y son muchos, para los terribles casos de abusos en la familia o entre amistades.

Repara ofrece, de modo gratuito, toda clase de ayuda a las víctimas. Constatamos que, a pesar de todo, la denuncia no es lo que primero buscan las víctimas, sino la necesidad de apoyo y escucha. Eso siempre y es liberador para ellas. 

Tenemos casos de personas que llegaron como víctimas y ahora están actuando de escucha de duelo para nuevos casos. 

En el fondo, no sabemos realmente cuántos hay (la media de tiempo entre abuso y denuncia se establece entre 15 – 25 años), pero vemos que, en los casos que atendemos, las ayudas son reales, se necesitaban y están cambiando las cosas. 

¿Cuál es el proceso de una víctima que llega a Repara?

—En primer lugar se tiene una entrevista que suele ser telefónica. La realiza una persona que para mí es fundamental en el buen funcionamiento de Repara. Es una persona con mucha sensibilidad humana y religiosa, con muy buena formación y que escucha perfectamente a la víctima. Este primer paso ya supone mucho en la recuperación de las personas que acuden. 

Las entrevistas son largas, a veces pueden ser más de una hora. Tras este primer contacto se valora si esa víctima necesita algo más que una escucha de duelo, por ejemplo: una terapia psicológica o psiquiátrica. 

Desde el primer momento se les informa de las posibilidades jurídicas que puede poner en marcha. Esta escucha de duelo es clave para evitar esa revictimización

Nos hemos encontrado con personas que, al acudir a un abogado o juez, que quizás no han tenido especial sensibilidad en sus preguntas o en su modo de tratar a la víctima, han vivido entonces lo peor de su proceso, con una vuelta a la culpabilidad… lo que conocemos por revictimización.

Este proceso de acompañamiento, ¿termina en algún momento?

—Inicialmente, el proceso en Repara se establece en torno a una hora a la semana a lo largo de cinco meses. Es un tiempo general para las escuchas de duelo y que tiene como objetivo no eternizar el problema. Un tiempo que, evidentemente, se adecúa a cada caso concreto porque no podemos permitir que nadie se sienta abandonado. Ni crear adicción ni abandonarlo a su suerte. 

En su último informe, cuando se refieren a las víctimas de abuso, distinguen entre abuso sexual y de conciencia. ¿Hay más de uno que de otro? 

—Realmente no es que salgan más denuncias de un tipo u otro. Se constata, eso sí, que al abuso físico se llega por una relación de disimetría en la que una persona comienza a abusar de otra de una manera no física: la va sometiendo, la esclaviza o absorbe, también espiritualmente, y, finalmente llega al abuso físico. Raramente el abuso físico es el principio. 

En ese sentido, nosotros estamos atendiendo a los abusos de autoridad, de conciencia o poder que ocurren dentro de la Iglesia, pero eso no quiere decir que el resto de abusos no venga por el mismo camino. 

En la Iglesia, es importantísimo formar en la libertad personal. De hecho, en los cursos de formación que ofrecemos, y que impartimos por ejemplo, en el seminario diocesano se dedica una buena parte a las raíces del abusos y a los riesgos y derivas de la vida espiritual que pueden dar lugar a identificaciones de la voluntad de alguien superior con la voluntad divina, o a obediencias “ciegas”. Es un tema en el que hay que profundizar para evitar esas relaciones de disimetría.  

¿Cómo llega una persona que ha sufrido dentro de la Iglesia a un organismo de la Iglesia? ¿Podemos hablar una lacra de abusos?

—Es muy impresionante que vengan personas que han sufrido abusos en la Iglesia porque su confianza está, evidentemente, muy herida. Pero vienen porque escuchan hablar de ella, han leído sobre nosotros…, etc. Sobre todo, lo que quieren es que no se repita su caso. En cuanto a estimaciones, si hay o no una lacra…, es difícil. 

Repara no se lanza a buscar casos, Repara recibe. Si recibimos un caso relativo a un religioso, religiosa o sacerdote se establece, de manera paralela, un proceso canónico con su correspondiente investigación, etc. pero este proceso no se realiza aquí. Las demandas judiciales se llevan a cabo la vicaría judicial correspondiente y cada vez más, como estamos viendo, desde el Tribunal de la Rota. 

En Repara no podemos hacer “estimaciones” de los casos que hay. Nos centramos en lo que recibimos. De los casos que han llegado aquí, tenemos 20 casos intra-eclesiásticos y 200 no eclesiásticos. Cuando se habla de Repara se pone más el acento en las víctimas de dentro de la Iglesia, pero habría que centrarse en esas 200 personas que se atienden en Repara y cuyos abusos no se han producido en el ámbito eclesiástico, porque da a entender que hay una enfermedad social, extendida según la cual un porcentaje muy grande de personas han sufrido acoso, o abuso. 

La sociedad, en general, tiene que curarse de los abusos. 

Repara se abre a toda la sociedad. ¿Cómo se acerca quien ha sufrido un abuso fuera de la Iglesia a un organismo de la Iglesia?

—Los casos de abusos en la familia vienen muchas veces a través de párrocos, de religiosos que han acogido con esperanza la presencia de Repara y han derivado casos.

También hemos recibido alguno que ha sido conocido a través de asistentes sociales de Cáritas. Normalmente vienen a Repara porque una persona de la Iglesia las ha traído, o han acudido a un psicólogo que conoce Repara.

De esas personas que acuden, además, un considerable porcentaje son cristianas, y en Repara nos hemos preocupado de que las personas que hacen la escucha de duelo o los psicólogos comprendan también un lenguaje religioso que permita a estas personas iniciar un acompañamiento espiritual para restablecer esa zona de la persona que ha quedado engañada.

¿Cree que hay una mayor sensibilización ante este drama de los abusos? 

—Creo que si. Hay sus dificultades, ¿eh? No es fácil. Hemos recibido insultos o desaprobaciones, pero estamos convencidos de que cualquier cristiano espera, realmente, que las cosas se aclaren y que se haga a fondo. 

Al mismo tiempo, se están publicando muchas cosas que ayudan en este sentido. 

Las exhortaciones papales son tan obvias que, evidentemente, las resistencias que existen terminarán por deshacerse. 

En el plano general también hay una mayor información o sensibilización. Ahora la sociedad sabe que, ante la noticia de un abuso, hay que denunciar directamente a la fiscalía, por ejemplo. 

En el lado contrario, ¿se están aprovechando los abusos para lanzar una campaña contra la Iglesia? 

—Es cierto que, por ejemplo, hemos visto informaciones sobre Repara en las que aparece al lado una persona que nada tiene que ver con nosotros y que acusa a la Iglesia de no hacer nada, considerando que este servicio está “para lavar la imagen de la Iglesia”, y ésa no es la idea, ni de lejos, de Repara

Comprendemos las suspicacias de las victimas de abusos en la Iglesia, pero nosotros no jugamos a la limpieza de la imagen. Por eso, es necesario que la gente conozca estas iniciativas, confíe y sepa que puede acudir a un sitio como Repara olvidándose de temas políticos o ideológicos.

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