América Latina

Tiempos turbulentos para la Iglesia en Nicaragua

Mientras la atención informativa política sigue en Venezuela, la persecución en Nicaragua a la Iglesia católica se intensifica. Omnes ha contactado con cinco fuentes nicaragüenses, tres exiliados desde hace años y dos del país, para contar las claves de lo que está pasando: sus puntos de vista figuran al lado, en esta misma página. Aquí se sintetizan hechos recientes.   

Francisco Otamendi·20 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos
Celebración ante catedral de León, en Nicaragua, en abril de 2024

Celebración ante la catedral de la Asunción de León (Nicaragua), en abril de 2024 @OSV

Las relaciones del gobierno nicaragüense, presidido por Daniel Ortega, y la Iglesia católica, y también con otros países y organismos internacionales, atraviesan momentos de fuerte tensión, agravada estos meses. 

El Papa Francisco se refirió a ello, de modo excepcional, el pasado 25 de agosto, cuando antes de emprender viaje al Sudeste asiático y Oceanía, manifestó en el Ángelus en la plaza de San Pedro: “Al amado pueblo de Nicaragua: os animo a renovar vuestra esperanza en Jesús. Recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más altos. Que la Virgen Inmaculada os proteja en los momentos de prueba y os haga sentir su ternura materna. Que la Virgen acompañe al amado pueblo de Nicaragua”.

En la estación lluviosa nicaragüense, verano en Europa, y en lo que llevamos de 2024, la tensión se ha visto reflejada en polémicas decisiones del gobierno de Daniel Ortega, quizá influido también por el cercano país venezolano, que le han llevado a romper relaciones con Brasil, por ejemplo. 

Rotas las relaciones diplomáticas con Brasil y con el Vaticano

En efecto, dos días más tarde de las palabras del Papa, el 27 de agosto, Ortega calificó a Lula da Silva, su homólogo brasileño, de “arrastrado”, por su posición crítica respecto al resultado oficial de los comicios venezolanos, durante una cumbre virtual con jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

También con el Vaticano las relaciones diplomáticas están rotas, desde 2022, cuando el arzobispo Waldemar Sommertag, nuncio apostólico, fue expulsado del país en una decisión que la Santa Sede calificó de “inexplicable”. “Inexplicable, pero no inesperada, teniendo en cuenta que en los meses anteriores Ortega ya había dado una señal diplomática fuerte. En efecto, el representante de la Santa Sede es siempre, por convención internacional, el decano del Cuerpo Diplomático acreditado en un país. Pero Ortega había decidido que no, que ya no habría decano, marginando de hecho al diplomático de la Santa Sede”, explicó en Omnes Andrea Gagliarducci.

Como ha comentado a este medio una de las fuentes consultadas, con residencia en Miami, “no hay nuncio apostólico en este momento en Nicaragua. Al último lo sacaron, y eso es a propósito. No es tanto que ellos estén en contra del Papa, sino que el nuncio apostólico es una pieza más que tienen que cuidar, y prefieren no tener que cuidarla. Sucedió lo mismo con el embajador de Brasil, por una razón estúpida, que no fue a la celebración de un aniversario”.

Expulsiones y cancelación de ongs

Casi en paralelo, el gobierno de Ortega cancelaba jurídicamente a numerosas organizaciones no gubernamentales (ong), de inspiración católica y también evangélicas en este caso, por diversos motivos, hasta llegar a 5.600 disueltas según varios analistas, entre las que se encuentra un fondo de atención católico a pensiones y seguros de sacerdotes mayores.

Por otra parte, han sido sido notorios algunos hechos, como la disolución en el país de la personalidad jurídica de la Compañía de Jesús el año pasado, hecho que fue objeto de un comunicado de los jesuítas condenando la agresión y señalando que esos actos se encaminan “al pleno establecimiento de un régimen totalitario”. O la expulsión de obispos, sacerdotes y seminaristas, y de congregaciones como las Misioneras de la Caridad, de santa Teresa de Calcuta, acogidas en Costa Rica.

Obispos y sacerdotes a Roma

Entre los expulsados se encuentra el prelado nicaragüense Rolando Álvarez (Matagalpa), condenado en febrero de 2023 a más de 26 años de prisión por delitos considerados de traición a la patria, excarcelado en enero de este año y enviado junto a otro obispo, Isidoro Mora (Siuna), 13 sacerdotes y 3 seminaristas al Vaticano, en Roma, según informó el obispo Silvio Báez desde Miami. 

En efecto, Rolando Álvarez reapareció en junio en Sevilla junto al arzobispo José Ángel Saiz Meneses, quien explicó a través de redes sociales que el obispo nicaragüense realizaba una visita de cortesía y de descanso en su arzobispado, sin especificar fecha. 

Báez, por su parte, invitó a los católicos a dar las gracias “al Papa Francisco por su interés, su cercanía y su cariño por Nicaragua, y por la eficacia de la diplomacia Vaticana (…). Gracias al Señor y a la Santa Sede hoy celebramos esta gran alegría”, señaló.

El gobierno de Nicaragua declaró que “este acuerdo alcanzado con la intercesión de las altas autoridades de la Iglesia católica de Nicaragua y del Vaticano representa la voluntad y el compromiso permanente de encontrar soluciones, reconociendo y alentando la fe y la esperanza que siempre animan a los creyentes nicaragüenses, que son la mayoría”.

Denuncias de organismos 

Diversos organismos internacionales se han posicionado ante estos y otros hechos. Por ejemplo, la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló en junio del año pasado una intensificación en Nicaragua de la persecución a miembros de la Iglesia católica, “como parte del deterioro de las libertades en el país y de las cada vez mayores restricciones al espacio cívico”, informó Efe.

La alta comisionada adjunta de la ONU para los derechos humanos, Nada Al-Nashif, de nacionalidad jordana, denunció esta situación y pidió al régimen de Daniel Ortega que “detenga su persecución contra la Iglesia y la sociedad civil”, en un informe actualizado sobre Nicaragua ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Además, ha recordado la falta de participación del país en los mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas.Hace unos días, el 3 de septiembre, se ha producido otro informe de la ONU, que destaca continuas violaciones de los derechos humanos y erosión de los espacios cívicos y democráticos.

Controversias

Sin embargo, en febrero de este año, Nicaragua descalificó las últimas investigaciones de la ONU sobre derechos humanos en su país, que han denunciado la represión del gobierno que preside Daniel Ortega, porque “los reportes de esos grupos que se hacen llamar expertos en derechos humanos”, son “ criterios manipulados por un grupo de personas que son financiadas precisamente para tergiversar la realidad de nuestro país”.

Por otra parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) he venido informando de que la libertad religiosa en Nicaragua continúa empeorando, y ha exigido al gobierno “cesar los ataques a la libertad religiosa, la persecución de la Iglesia católica y liberar a todas las personas privadas arbitrariamente de su libertad”. 

Ahora, la abogada nicaragüense exiliada en Estados Unidos, y autora del estudio ‘Nicaragua Iglesia perseguida’, Martha Patricia Molina, asegura a Omnes que “la dictadura nicaragüense ha atacado de diferentes maneras en más de 870 ocasiones a la Iglesia católica”.

Alguna declaración conciliadora 

Según medios centroamericanos, las celebraciones de Semana Santa de este año en Nicaragua han tenido lugar “bajo severas restricciones del régimen sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo”. La abogada Molina ha estimado que más de cuatro mil procesiones fueron canceladas en el país a raíz de la prohibición establecida el año pasado en contra de actividades religiosas en público, incluyendo las tradicionales procesiones.

El arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, mantuvo las celebraciones del Domingo de Ramos en el recinto de la catedral metropolitana de Managua. La vicepresidenta y portavoz del gobierno, Rosario Murillo, había manifestado personalmente al cardenal, durante una alocución televisada a principios de marzo, que “atrás habían quedado los días de campanadas y cristales rotos”. Sin embargo, la represión continuó manifestándose, señalan los medios.

El autorFrancisco Otamendi

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