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Conflictos internacionales, ¿Tercera Guerra Mundial “a trozos”?

El Papa Francisco habla con frecuencia de la Tercera Guerra Mundial "a trozos" que se está desarrollando en la actualidad.

Paloma López Campos·22 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 13 minutos
Gaza

Explosión tras un bombardeo israelí en Gaza (OSV News photo / Omar Naaman, Reuters)

El Papa Francisco ha insistido desde el inicio de su pontificado en el peligro de la Tercera Guerra Mundial “a trozos” que se está desarrollando. Una de las últimas advertencias la lanzó durante su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede en enero de 2024.

Para saber si está calificación del Pontífice puede aplicarse realmente a la situación de las contiendas bélicas actuales, Omnes habló con María Teresa Gil Bazo, Profesora Titular de Derecho Internacional en la Universidad de Navarra. La doctora explica que “lo que definió a las llamadas guerras mundiales fue la explosión de conflictos armados en distintos continentes, en alianzas y batallas libradas más allá del territorio de los propios estados implicados. El aumento de los conflictos armados de los últimos años ha visto la acción multilateral de los Estados en distintos territorios más allá de sus fronteras. En este sentido, podemos hablar de una Tercera Guerra Mundial no declarada”.

Con frentes abiertos en distintos países del mundo, la tensión en el plano internacional va aumentando. Mientras el Papa insiste en la responsabilidad compartida de construir para las “generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico” (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2024).

Las advertencias del Papa tienen su razón de ser. Según la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, actualmente se están desarrollando por lo menos 6 conflictos internacionales. Sin embargo, los enfrentamientos locales violentos en diversos territorios son más de 110. Ante esta situación, el Pontífice clama por la paz y pide oraciones en todas sus audiencias generales y en multitud de intervenciones públicas.

Guerra en Ucrania

Uno de los focos encendidos que más menciona Francisco es la guerra entre Ucrania y Rusia. El conflicto actual estalló el 24 de febrero de 2022, si bien sus precedentes son bastante anteriores. Muchos autores señalan que el comienzo de la guerra fue el “Euromaidán”, unos disturbios que tuvieron lugar en Ucrania durante varios meses en 2014 por la injerencia rusa en la política del país. Poco después se produjo la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia, lo que aumentó la tensión. Sin embargo, la gravedad del conflicto alcanzó su clímax el 24 de febrero de 2022, fecha en la que el ejército ruso invadió el territorio ucraniano.

Desde el primer momento de la invasión, los acontecimientos adquirieron un tinte internacional. Los gobiernos de diversos países reaccionaron a la avanzada rusa y denunciaron las acciones de Putin y su ejército. Muchas naciones han ofrecido ayuda a Ucrania durante estos dos años, si bien es verdad que hay otros países que apoyan a Rusia.

El impacto económico de esta guerra es muy alto, pero el Papa Francisco resalta constantemente las consecuencias del enfrentamiento bélico para las personas del territorio. Muchos ciudadanos ucranianos han tenido que desplazarse para huir de los bombardeos y Naciones Unidas ha señalado que esta es la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. A este respecto, la doctora Gil Bazo señala que “desde febrero de 2022 más de seis millones de refugiados ucranianos han llegado a Europa”.

Ante esta situación, los países europeos han tenido que responder de manera rápida y eficaz, incluyendo, como indica la profesora de Navarra, “la concesión de protección temporal por primera vez en la Unión Europea a todos los ucranianos solo unos días después de la invasión rusa de Ucrania”. Esta reacción, continúa, “nos enseña que no existen las ‘crisis de refugiados’, sino las crisis en las respuestas a las necesidades de protección”. Idea que comparte el Papa Francisco, cuando pide públicamente en multitud de ocasiones que los países sean generosos a la hora de acoger a las personas que huyen de los combates.

Cristianos ucrania
Una iglesia destruida tras un bombardeo ruso (OSV News photo / Vladyslav Musiienko, Reuters)

Israel y Palestina

Otra mención frecuente del Pontífice es la guerra de Gaza entre Israel y Palestina. Si bien el enfrentamiento de estos bloques ha acumulado titulares desde el 7 de octubre de 2023, la realidad es que esta guerra se lleva librando desde hace más de 75 años.

En 1948 la Organización de las Naciones Unidas decidió dividir el Mandato de Palestina, que había estado en manos de los británicos, en dos Estados diferentes: uno judío y otro árabe. Mientras que el primer grupo aceptó este reparto, los árabes se opusieron, alegando que dicha división implicaba para ellos una disminución del territorio que tenían hasta ese momento.

A pesar de la negativa del bando árabe, el 14 de mayo de 1948 los judíos declararon la independencia de Israel. Casi de inmediato, la comunidad internacional reconoció al nuevo Estado, ignorando así las alegaciones realizadas por Palestina. A partir de ese momento, los árabes declararon la guerra al Estado israelí, pero no alcanzaron la victoria y miles de palestinos tuvieron que desplazarse lejos del territorio.

Desde 1948 Palestina e Israel han estado enfrentados por esta cuestión. Sin embargo, los expertos consideran que es muy difícil que se alcance una tregua o acuerdo para solucionar el conflicto. En diciembre de 2023, Omnes pudo entrevistar a dos personas, una mujer judía y una mujer árabe, que hablaron sobre el enfrentamiento actual en Gaza. Ambas coincidían en que la resolución de la guerra es complicada de alcanzar, pues ninguna de las partes quiere ceder ante las exigencias de la otra.

Ataque de Irán sobre Israel en represalia por el conflicto con Palestina (OSV News photo / Amir Cohen, Reuters)

Las principales peticiones para lograr un fin a la guerra son incompatibles. Tanto Israel como Palestina reclaman que el otro Estado reconozca su autoridad sobre el territorio disputado. Son demandas excluyentes sobre las que es casi imposible alcanzar un punto medio.

Los expertos internacionales han propuesto tres soluciones distintas. Por un lado, algunos piensan que la mejor forma de acabar con el conflicto sería la creación de un único Estado federal en el que convivan israelíes y palestinos. Otros piensan que habría que aceptar la instauración de dos Estados distintos, como ya planteó Naciones Unidas el siglo pasado y ha sugerido el Papa. Por último, hay quienes opinan que deberían conformarse tres Estados diferentes, sin que Palestina fuera propiamente uno de ellos, sino que convivieran Israel, Egipto y Jordania.

No es fácil que se acepte cualquiera de estas propuestas, por lo que el foco de guerra sigue encendido después de todos estos años. A pesar de ello, el Papa Francisco insiste frecuentemente en la necesidad del diálogo. Reclama que los dirigentes políticos piensen en las generaciones que están sufriendo el arrastre del conflicto. En su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en enero de 2024, hizo un “llamamiento a todas las partes implicadas para que acuerden un alto el fuego sobre todos los frentes, incluso en el Líbano, y para la inmediata liberación de todos los rehenes en Gaza”.

Incendio en África

África también es una zona de conflicto, a pesar de que el Pontífice no la menciona con tanta frecuencia. Si bien podría parecer que los enfrentamientos en el continente africano tienen más bien un tinte local, la realidad es que sus consecuencias pueden sentirse en todo el planeta.

De manera obvia, una de las grandes crisis que provoca la guerra en África es la migración de millones de personas a otros países. Sin embargo, la importancia de estos conflictos no radica en las consecuencias que pueda tener para los países que acogen a los inmigrantes, sino en la destrucción que están causando dentro de África.

Soldado en Nigeria (OSV news photo / Afolabi Sotunde/Reuters)

La ya mencionada Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos sitúa África como el segundo continente con más conflictos armados del planeta. En concreto, señala que están abiertas 35 contiendas, que se desarrollan en Burkina Faso, Camerún, la República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur, Somalia, Senegal, Malí, Mozambique, Nigeria y la República Democrática del Congo.

Por su parte, la organización “International Crisis Group” sigue de cerca, gracias a la colaboración de expertos, la situación de los enfrentamientos que se producen en todo el mundo. En una lista de rastreo que actualizan cada mes mencionan las situaciones que se están agravando. En febrero de 2024 indicaron que las hostilidades están aumentando en Mozambique, la República Democrática del Congo, Guinea, Senegal, Chad, Sudán del Sur y Burkina Faso.

Muchas contiendas en África nacen por los ataques de grupos terroristas a distintos colectivos o son batallas disputadas por el territorio, pero la inestabilidad en el plano político no favorece el progreso hacia la paz.

Tensión en América

Al otro lado del océano, en el continente americano, la tensión también es muy alta. Por un lado están la multitud de conflictos en los que Estados Unidos toma parte actualmente: Yemen, Somalia, Níger y Siria. El papel de la potencia americana está mal visto por muchos agentes de la comunidad internacional, que critican que Estados Unidos se involucre en los sucesos locales de otros países.

Dentro de la propia América también se están librando algunos conflictos armados, especialmente en Colombia y México. Aunque la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos no otorga a estas contiendas el valor de enfrentamientos internacionales, sí es cierto que se suman a la larga lista de tensiones que se acumulan en América.

Los acontecimientos en México son especialmente importantes, pues durante 2024 han tenido lugar varias olas de violencia que han lastrado al país. La lucha contra los cárteles de droga y las bandas dista mucho de tener un final pacífico en la actualidad. Esto ha provocado que miles de migrantes mexicanos atraviesen la frontera de Estados Unidos para buscar refugio.

Al mismo tiempo, Haití ha acaparado los titulares internacionales. Las pandillas tomaron el control del país, ante la inactividad del gobierno. Desde entonces, la violencia ha tomado las calles y la administración ha impuesto un toque de queda tras declarar el estado de alarma.

Violencia en las calles de Haití (OSV News photo / Ralph Tedy Erol, Reuters)

Silencio en Armenia

Los lectores recordarán que en diciembre de 2023 Omnes publicó un extenso reportaje acerca de la situación en Armenia. Tras una masacre en la que perdieron la vida más de 20.000 armenios en 1920, los ciudadanos de este país han atravesado varios conflictos armados en los que se han visto involucrados la Unión Soviética y, especialmente en los últimos años, Azerbaiyán.

Tras dos guerras cruentas en menos de tres años, los armenios han tenido que abandonar parte del territorio, en concreto la zona de Artaj que ha pasado a manos de Azerbaiyán. No solo eso, sino que el gobierno azerbaiyano comenzó en 2023 un proceso para borrar la presencia de Armenia en el territorio. Sin embargo, como explica el experto en Oriente Medio Gerardo Ferrara, “por los documentos en poder de los historiadores, se sabe que Artsaj, o Nagorno Karabaj, ha sido tierra armenia al menos desde el siglo IV d.C. y en ella se habla un dialecto de la lengua armenia”.

Refugiados armenios huyen de la persecución (OSV News photo / Irakli Gedenidze, Reuters)

La poca cobertura mediática de lo que está sucediendo entre Armenia y Azerbaiyán está dando lugar a un “genocidio silencioso”, denunciado, eso sí, por el Papa Francisco, que a su vez subraya la urgencia de “encontrar una solución a la dramática situación humanitaria de los habitantes de aquella región, favorecer el regreso de los desplazados a sus hogares de forma legal y segura, así como respetar los lugares de culto de las distintas confesiones religiosas presentes en la zona” (Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede el 8 de enero de 2024).

Sin embargo, las autoridades niegan lo que está ocurriendo en Armenia y resulta difícil establecer una vía con la que lograr una situación estable y pacífica.

División de la India

En 1947 la colonia británica de la India se dividió en dos partes: el Dominio de Pakistán (que se escindió a su vez dando lugar a Pakistán y Bangladés) y la Unión de la India (hoy República de la India) . Sin embargo, este reparto no fue pacífico y la pelea por los límites de cada territorio fue escalando hasta convertirse en una guerra. Entre los disturbios y los conflictos armados perdieron la vida miles de personas y millones desaparecieron.

El foco del combate es la región de Cachemira, disputada entre la India, Pakistán y China. Esta última ocupó la zona nororiental, mientras que India controla el área meridional y central, y Pakistán gobierna en la región noroccidental. Asimismo, hay una parte de la población de Cachemira que reclama la independencia del territorio.

El gran peligro de la contienda entre India y Pakistán son las amenazas nucleares lanzadas entre una y otra parte, que llegaron a un clímax en 2012. A pesar de esto, en 2021 las dos partes acordaron un alto al fuego.

Sin embargo, las relaciones diplomáticas experimentan siguen sin ser las esperadas. La India exige que Pakistán abandone el territorio de Cachemira, mientras que el gobierno pakistaní considera que el territorio en disputa ha mostrado su rechazo hacia la administración India y debería poder ser independiente o incorporarse a Pakistán.

La Policía hace guardia frente a un colegio adaptado como refugio para los cristianos en Pakistán (OSV News photo / Charlotte Greenfield, Reuters)

China e India

Como ya se ha mencionado, India y China están enfrentadas en Cachemira, pero esa zona no es la única fuente de conflicto. Desde hace décadas, los dos países se enfrentan por la demarcación de sus fronteras colindantes en una línea de miles de kilómetros. El 5 de mayo de 2020, en plena pandemia por el COVID-19, los militares en la frontera abrieron fuego. Un grupo del ejército chino avanzó por unos territorios fronterizos que habían acordado como líneas de patrulla comunes. Este movimiento sorprendió a India, que respondió de inmediato.

China cuenta con un amplio arsenal de misiles (CNS photo / Thomas Peter, Reuters)

Tras unos meses de combate, ambas partes firmaron un acuerdo para hacer un alto al fuego. Sin embargo, el 15 de junio volvieron a enfrentarse cuando, según el ejército chino, unos soldados de la India entraron en su territorio y prendieron fuego a sus pertenencias. La contienda fue especialmente cruenta y ambos gobiernos trataron rápidamente de controlar la situación. Con este fin, las administraciones y los medios de comunicación de China e India ocultaron datos y manipularon la información, dejando incluso los hechos del 5 de mayo en la penumbra. 

Si bien no hay una contienda armada propiamente dicha abierta ahora mismo, grupos de cada una de las naciones realizan incursiones o ataques constantes. En el plano diplomático reina un clima de desconfianza y no parece que se mantenga un diálogo fluido entre los países.

Por otra parte, a nivel militar, los soldados de los dos bandos se retiraron de las zonas que provocaron el enfrentamiento en 2020. A pesar de esto, según los datos de «International Crisis Group», China cuenta con más de 50.000 tropas en la línea que se disputa. Por lo que parece, India cuenta con un mayor número de agentes militares en el área.

Los expertos de la organización «International Crisis Group» afirman que “el refuerzo militar y la construcción de infraestructuras a ambos lados de la frontera, aunque técnicamente no violan los acuerdos entre las partes, rompen con su espíritu y ahonda la desconfianza”. En base a esto, aseguran que “las dos partes deberían considerar la posibilidad de establecer un canal de comunicación de alto nivel que sirviera para aclarar malentendidos, complementando las líneas directas existentes”.

El conflicto coreano

La relación entre Corea del Norte y Corea del Sur también preocupa a nivel internacional. Después de una guerra de tres años a mediados del siglo XX, ambos países firmaron un armisticio. A pesar de esto, las dos naciones aseguran que el terreno entero de Corea les pertenece y las amenazas se cruzan constantemente.

La prensa internacional suele destacar el peligro nuclear que supone el enfrentamiento entre estas dos potencias, pero actualmente no hay un enfrentamiento armado abierto. Sin embargo, el 15 de enero de 2024 el líder de Corea del Norte Kim Jong Un declaró públicamente que no considera posible que haya una solución pacífica al conflicto y propuso declarar oficialmente a Corea del Sur como un estado hostil.

Soldado de Corea del Sur (CNS photo / Kim Kyung-Hoon, Reuters)

¿Preparados?

Teniendo en cuenta la cantidad de tensiones acumuladas, desde inicios del 2024 muchos políticos y gobernantes han avisado a los ciudadanos de una posible guerra a gran escala. Desde Joe Biden, presidente de Estados Unidos, hasta Vladímir Putin, presidente de Rusia, los dirigentes mencionan con frecuencia la necesidad de estar preparados para la guerra.

Tanto es así que en Dinamarca, por ejemplo, han establecido el servicio militar obligatorio también para las mujeres del país. Por su parte, Emmanuel Macron, presidente de Francia, hizo unas declaraciones públicas pidiendo a los demás países europeos que consideren la posibilidad de una guerra en caso de que Rusia siga avanzando. Estas declaraciones incrementan la desconfianza entre la población y provocan una sensación de incertidumbre por el futuro.

Guerra mediática

Otro foco encendido que suele olvidarse es la contienda en los medios de comunicación y las redes sociales. El auge de las nuevas tecnologías tiene consecuencias muy positivas en el desarrollo de la sociedad, pero también tiene un impacto negativo.

La facilidad para compartir información, así como las herramientas que permiten modificar o incluso crear una imagen desde cero, hacen de Internet un agujero en el que es difícil distinguir la realidad de la mentira.

Llamadas de paz

Ante este escenario, cobran actualidad las palabras del Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2019. En él afirmó que “la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo”. Al contrario, explicó el Pontífice, “la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común”.

Todos los años el obispo de Roma publica unas palabras reflexionando acerca de la paz. Pero, como es lógico, sus predecesores también abogaron por la paz durante sus mandatos. Ejemplo claro de ello es el Papa Pablo VI, un hombre que vivió las dos Guerras Mundiales. En su encíclica «Populorum Progressio» aclaró que “la paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres”.

Responsabilidad común

Tanto el Papa Francisco como sus antecesores han visto en el Derecho una vía para solucionar los conflictos. El actual obispo de Roma pide con frecuencia un “Derecho humanitario”. Al comentar esta cuestión, la doctora María Teresa Gil Bazo explica que “el Derecho puede y debe poner a la persona en el centro. El Derecho internacional contiene ya cuerpos de normas relativas a los conflictos armados y al trato dispensable a las personas incluso en situaciones de guerra. Pero el Derecho tiene límites y a veces se vulnera. Es ahí donde resulta más relevante el papel de una sociedad exigente con sus gobernantes, que reclame la búsqueda de soluciones reales”.

A este respecto, Francisco denunció en 2013 “la cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia” (Discurso del Papa Francisco el 8 de julio de 2013 en su visita a Lampedusa). Y es importante luchar contra esa indiferencia porque la respuesta para frenar los conflictos actuales pasa por reconocer la responsabilidad común de promover la paz. Una paz que es “trabajosa y artesanal”, como la define el Papa Francisco en su encíclica «Fratelli Tutti».

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