A comienzos de septiembre, un compañero de trabajo envió un correo electrónico a todo mi equipo animándonos a participar en el NYC 5K Tunnel to Towers Race el 25 de septiembre. Esta carrera de algo más de cinco kilómetros, se ha convertido en uno de los eventos más importantes del calendario de la ciudad, dado que conmemora a los 343 bomberos y a todas las personas que fallecieron en el atentado del 11-S, y en especial a Stephen Siller. Os cuento su historia.
El bombero Stephen Gerard Siller nació en una familia numerosa católica de Queens en 1966. Era hijo de Mae y George Siller, y el pequeño de siete hermanos. A los ocho años, perdió a su padre, falleciendo un año y medio más tarde su madre también. Fue criado entonces por sus seis hermanos mayores, uniéndose tras acabar sus estudios al cuerpo de bomberos de la ciudad de Nueva York. Stephen pertenecía al Brooklyn Squad N.1, una de las unidades más reconocidas de dicho cuerpo.
La mañana del 11-S
La mañana del 11 de septiembre de 2001, Stephen acababa de terminar una noche larga en la que había estado de guardia. A las 8:46 am de camino en coche a una partida de golf con sus hermanos, recibió el aviso por el “walkie talkie” que siempre llevaba consigo. Se dio la voz de alarma de que un avión se había estrellado contra la Torre Norte del World Trade Center. En ese momento, Stephen llamó a su mujer Sally y le pidió que informara a sus hermanos que se uniría más tarde a su partida de golf. Dio la vuelta y volvió a la estación del Squad 1 para cambiarse y coger su equipo.
Cuando llegó con el camión a la entrada del túnel de Battery (que conecta Brooklyn con Manhattan), este se encontraba cerrado por motivos de seguridad. Empeñado en unirse a sus compañeros para salvar a tanta gente que estaba encerrada en las Torres Gemelas, se vistió con todo el equipo de bombero (de 27kg) y corrió los 5 kilómetros de túnel todo lo rápido que pudo. Falleció ese mismo día, con 34 años.
La vida cristiana de una persona normal
Stephen tenía todo en su vida: una mujer maravillosa, cinco hijos y muchísimos amigos. Al estar sus padres muy próximos a la orden Franciscana, le enseñaron a vivir con la filosofía de San Francisco de Asís. A Stephen le gustaba mucho la frase del santo que dice “while we have time, let us do good” (“mientras tengamos tiempo, hagamos el bien). Stephen es, sin duda, un gran ejemplo de alguien que da la vida por los demás.
Hace unos días tuvo lugar la carrera en su honor, que corre gente de todo el mundo. Muchos bomberos de todo el país se desplazan hasta Nueva York para correrla con sus uniformes. El recorrido está lleno de banderas y el ambiente es espectacular.
La conmemoración anual de los neoyorquinos en recuerdo de aquel fatídico día pone de manifiesto también historias de entrega como la de Stephen.