En su catequesis sobre “La pasión de evangelizar, el celo apostólico del creyente”, que viene efectuado desde enero de este año, el Papa ha descrito esta mañana en la Audiencia general algunas claves de su viaje apostólico a Mongolia, en el corazón de Asia, que ha visitado del 31 de agosto al 4 de septiembre, y de la que ha informado Omnes.
En diversos momentos de la Audiencia, que ha tenido lugar, como es habitual, en diversas lenguas, el Papa ha rezado por las más de 70 víctimas y los numerosos heridos del incendio que ha tenido lugar en Johannesburgo (Sudáfrica) hace unos días, y ha recordado la figura san Estanislao, obispo y mártir polaco canonizado en 1253, hace 770 años.
“Pastor heroico y tenaz de Cracovia, murió defendiendo a su pueblo y la ley de Dios. Con gran valentía y libertad interior, san Estanislao antepuso a Cristo a las prioridades del mundo”, ha manifestado el Santo Padre. “Que su ejemplo, más actual que nunca, os anime a ser fieles al Evangelio, encarnándolo en vuestra vida familiar y social”.
El Papa ha recordado en lengua italiana, al concluir la Audiencia, “la fiesta litúrgica de la Natividad de la Bienventurada Virgen María que se celebra pasado mañana. Nos exhorta a caminar siempre como María, por las sendas del Señor. A Ella, mujer de ternura, confiamos los sufrimientos y las tribulaciones de la querida y atormentada Ucrania, que sufre tanto”.
Éstas son algunas claves del viaje a Mongolia que ha relatado el Papa Francisco, en la catequesis de esta mañana en San Pedro, y en el vuelo de vuelta del país mongol el lunes, según agencias. Como puede apreciarse, son complementarias.
1) Objetivo. Visitar una pequeña comunidad católica
En la Audiencia: “¿Por qué el Papa va tan lejos a visitar un pequeño rebaño de fieles? Porque es precisamente ahí, lejos de los focos, donde a menudo se encuentran los signos de la presencia de Dios, el cual no mira a las apariencias, sino al corazón (cfr 1 Sam 16,7). El Señor no busca el centro del escenario, sino el corazón sencillo de quien lo desea y lo ama sin aparentar, sin querer destacar por encima de los demás. Y yo he tenido la gracia de encontrar en Mongolia una Iglesia humilde y feliz, que está en el corazón de Dios, y puedo testimoniaros su alegría al encontrarse por algunos días también en el centro de la Iglesia”.
En el avión: “La idea de visitar Mongolia se me ocurrió pensando en la pequeña comunidad católica. Hago estos viajes para visitar la comunidad católica y también para entrar en diálogo con la historia y la cultura del pueblo, con la mística propia de un pueblo”.
2) Surge del celo apostólico de algunos misioneros
En la Audiencia: “Esta comunidad tiene una historia conmovedora. Surgió, por gracia de Dios, del celo apostólico –sobre el que estamos reflexionando en este periodo– de algunos misioneros que, apasionados por el Evangelio, hace unos treinta años, fueron a ese país que no conocían. Aprendieron la lengua y, aun viniendo de naciones diferentes, dieron vida a una comunidad unida y verdaderamente católica. De hecho este es el sentido de la palabra ‘católico’, que significa ‘universal’.
“Pero no se trata de una universalidad que homologa, sino de una universalidad que se incultura. Esta es la catolicidad: una universalidad encarnada, que acoge el bien ahí donde vive y sirve a la gente con la que vive. Es así cómo vive la Iglesia: testimoniando el amor de Jesús con mansedumbre, con la vida antes que con las palabras, feliz por sus verdaderas riquezas: el servicio del Señor y de los hermanos.
3) Nace de la caridad y en diálogo con la cultura
En la Audiencia: “Así nació esa joven Iglesia: a raíz de la caridad, que es el mejor testimonio de la fe. Al final de mi visita tuve la alegría de bendecir e inaugurar la “Casa de la misericordia”, primera obra caritativa surgida en Mongolia como expresión de todos los componentes de la Iglesia local”.
“Una casa que es la tarjeta de visita de esos cristianos, pero que recuerda a cada una de nuestras comunidades ser casa de la misericordia: lugar abierto y acogedor, donde las miserias de cada una puedan entrar sin vergüenza en contacto con la misericordia de Dios que levanta y sana. Este es el testimonio de la Iglesia mongola, con misioneros de varios países que se sienten una sola cosa con el pueblo, felices de servirlo y de descubrir las bellezas que ya hay”.
En el avión: “El anuncio del Evangelio entra en diálogo con la cultura. Hay una evangelización de la cultura y también una inculturación del Evangelio. Porque los cristianos también expresan sus valores cristianos con la cultura de su propio pueblo”.
4) Agradecido por el encuentro interreligioso y ecuménico
En la Audiencia: “Mongolia tiene una gran tradición budista, con muchas personas que en el silencio viven su religiosidad de forma sincera y radical, a través del altruismo y la lucha a las propias pasiones. Pensemos en cuántas semillas de bien, desde lo escondido, hacen brotar el jardín del mundo, ¡mientras habitualmente escuchamos hablar solo del ruido de los árboles que caen!”
5) “Me ha hecho bien encontrar al pueblo mongol”
En la Audiencia: “He estado en el corazón de Asia y me ha hecho bien. Me ha hecho bien encontrar al pueblo mongol, que custodia las raíces y las tradiciones, respeta a los ancianos y vive en armonía con el ambiente: es un pueblo que mira al cielo y siente la respiración de la creación. Pensando en las extensiones ilimitadas y silenciosas de Mongolia, dejémonos estimular por la necesidad de ampliar los confines de nuestra mirada, para poder ver el bien que existe en los demás y poder ampliar nuestros horizontes”.
En el avión: “Un filósofo dijo una vez algo que me impactó mucho: ‘La realidad se comprende mejor desde las periferias’. Hay que hablar con las periferias y los gobiernos tienen que hacer verdadera justicia social con las distintas periferias sociales”.
6) “Gran respeto por el pueblo chino”
En Mongolia: Al concluir la santa Misa en el pabellón ‘Steppe Arena’ de Ulán Bator, aparecieron junto al Papa Francisco el cardenal Jhon Tong. obispo emérito de Hong-Kong, y el actual obispo, Stephen Chow Sau-yan, jesuita, que recibirá el capelo cardenalicio a final de mes, y que había llegado con unas decenas de personas.
El Papa aprovechó para enviar “un caluroso saludo al noble pueblo chino”. “A los católicos chinos les pido que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos”, añadió Francisco, como señaló en el telegrama de saludo al presidente Xi Jinping al sobrevolar el cielo chino camino a Mongolia.
En el avión: “Las relaciones con China son muy respetuosas. Personalmente, tengo una gran admiración por el pueblo chino, los canales son muy abiertos, para el nombramiento de obispos hay una comisión que trabaja desde hace tiempo con el gobierno chino y el Vaticano, luego hay algunos sacerdotes católicos o intelectuales católicos que son invitados a menudo a las universidades chinas”.
“Creo que debemos avanzar en el aspecto religioso para entendernos mejor y que los ciudadanos chinos no piensen que la Iglesia no acepta su cultura y sus valores y que la Iglesia depende de otra potencia extranjera. La comisión presidida por el cardenal Parolin está haciendo bien este camino amistoso: están haciendo un buen trabajo, también por parte de China, las relaciones están en marcha. Siento un gran respeto por el pueblo chino”.
7) Agradecimiento del cardenal Marengo
En los medios: En un rápido balance del viaje apostólico del Papa Francisco a Mongolia, el prefecto apostólico de Ulán Bator, cardenal Giorgio Marengo, clave en este viaje del Santo Padre, ha manifestado: “Muchos me han escrito porque les han impresionado las palabras del Santo Padre, que ha ensalzado la belleza y el valor de la historia y del pueblo mongol. Yo diría que ha sido verdaderamente una gracia total, no sé de qué otra manera definirlo, un inmenso don que hemos recibido, y como todo don gratuito, en el sentido de que ha ido mucho más allá de nuestras esperanzas, de nuestras expectativas”.