Son las cuatro de la mañana del 15 de enero de 2023. Ha llegado el día de la solemnidad del Señor de Milagros en El Sauce, municipio del Departamento de León en Nicaragua; el ambiente es de fiesta y alegría en su Santuario Nacional que celebra su fiesta el tercer domingo de enero. Una interminable fila de peregrinos continúa pasando frente a la Consagrada Imagen de Nuestro Señor de Milagros de El Sauce, en su capilla que desde su novenario recibe a millares de peregrinos, venidos de diferentes puntos de Nicaragua e incluso de Centroamérica.
Durante los primeros días de enero y, de forma especial, en lo que va de este año los peregrinos visitan este santuario nacional para dar gracias al Señor por los favores y milagros recibidos, especialmente para lucrarse de la indulgencia plenaria otorgada por la Santa Sede por celebrarse el jubileo en los trescientos años de la llegada de la venerada y antiquísima imagen a estas tierras. El primero de diciembre del año 2022, Monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, obispo de la diócesis de León, abrió la puerta santa en el santuario nacional dando inicio al año jubilar del Señor de Milagros de El Sauce.
Un testimonio que impacta es ver a cientos de peregrinos que ingresan al santuario de rodillas, cumpliendo una promesa, algunos recorriendo caminos a pie o en carreta durante días, como lo hacen las carretas peregrinas que desde Villanueva en Chinandega salen recorriendo caminos rurales, atravesando ríos y quebradas hasta divisar el Santuario nacional y llegar a los pies de la consagrada imagen de cuarenta y dos centímetros de un Cristo ennegrecido.
El Cristo Negro
Esta es una réplica del Cristo Negro de Esquipulas en Guatemala y que hace trescientos años peregrinando por Centroamérica, se detuvo en el Valle del Guayabal, -que es el antiguo nombre de esta localidad-; era el día 18 de octubre del año 1723 después de haber pasado por Jinotega y en su trayecto de regreso a Guatemala decidió quedarse en estas tierras nicaragüenses. Así lo interpretó la población después que crecidas de ríos, enfermedades e incluso la muerte de su comandante Guadalupe Trejos imposibilitara que la imagen dejara el valle del Guayabal, aun a pesar de la solicitud del obispo de Guatemala. En ese valle se quedó la venerada imagen atrayendo a todos a sus pies donde se suplicaban favores y gracias, bajo la sombra de un árbol de sauce.
En sus fiestas son los peregrinos los que se quedan bajo la sombra de su Santuario, los que deciden quedarse junto a la casa del Señor de Milagros, que se transforma, en palabras de un peregrino, “en la casa de todos”. Colocan hamacas o llevando sábanas y colchas las ponen en el suelo para esperar sus fiestas, para vivir estos días y dar gracias por tantos favores recibidos.
El centro de estas celebraciones es la Eucaristía, durante el día se vive la Santa Misa a distintas horas y centenares hacen fila esperando por el Sacramento de la reconciliación. Se testimonian hechos de piedad popular y fe hermosos, como esperar horas haciendo fila para ingresar a la capilla donde se encuentra la Consagrada imagen a pesar del calor, el frío, el sol. Aún de madrugada una fila interminable de peregrinos recorre el caminito de forma especial en el día de su solemnidad y de igual modo en la octava de sus fiestas.
La Solemnidad
En la Solemnidad, la Santa Eucaristía fue presidida por Monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, obispo de la diócesis de León. Durante la homilía enfatizó: “Este año jubilar en nuestro Santuario nacional nos da una posibilidad muy hermosa, peregrinar, atravesar la puerta santa, confesarnos, de orar por el Papa y recibir la Sagrada comunión. Me permite delante del Señor de Milagros purgar mis penas, purgar mis pecados, ganar indulgencias, porque me lo permite ese que es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, por la sangre derramada de Cristo y que está bien representada en la imagen del Señor de Milagros que llegó hace casi trescientos años a nuestras tierras”.
El Padre Alberto Munguía, rector y párroco del Santuario señaló que este año jubilar es: “Un tiempo de gracia donde a los pies del Señor de Milagros de El Sauce podemos recibir sus gracias y qué mejor gracia que recibir el perdón de nuestros pecados”.
Monseñor Francisco Tigerino, obispo de la diócesis de Bluefields y quien fue rector y párroco de este Santuario presidió la Santa Eucaristía el 22 de enero en la octava de sus fiestas. Durante la homilía señaló: “Jesucristo crucificado es quien nos ha atraído hasta esta ciudad, nos ha convocado y hemos venido con la confianza de que el Señor siempre escucha nuestro clamor, cuando nuestra petición es conforme a la voluntad del Padre… En nuestra peregrinación por este mundo debemos recordar qué es lo que Dios quiere de nosotros ¿Cómo desea que le sirvamos? ¿Cómo quiere que estemos junto a Él? Y lo más importante, ¿cómo quiere Dios manifestar su gloria a través de nosotros?”.
Este año se espera que miles de peregrinos atraviesen la Puerta Santa y celebren con alegría el año Jubilar del Señor de Milagros en El Sauce, dando gracias por sus trescientos años en tierras nicaragüenses. Hoy como ayer los peregrinos siguen siendo llamados a suplicar favores y elevar una plegaria a los pies del Crucificado.