Se ha bautizado como «Semana Roja»: reuniones de oración, testimonios y la iluminación roja simbólica de edificios y lugares emblemáticos en muchas ciudades. Una iniciativa para sensibilizar sobre la cuestión de la libertad religiosa con actos especiales en diferentes países. Como la que tuvo lugar en Brasil en 2015, con la iluminación roja del monumento al Cristo Redentor, en recuerdo de la persecución de los cristianos en Irak. O en Italia en abril de 2016, por iniciativa de la oficina nacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, con la iluminación de la Fontana di Trevi en Roma.
Fue entonces la oficina de ACN del Reino Unido la que reprodujo la iniciativa en un miércoles concreto de noviembre, creando el #RedWednesday, que posteriormente se extendió a toda una semana en muchos países. Incluso hoy, el miércoles de la «Semana Roja», que en esta sexta edición cae el 23 de noviembre, será el día más agitado.
Ayuda a la Iglesia Necesitada es una fundación pontificia fundada en 1947 y actualmente presente en 23 países con otras tantas oficinas nacionales. Realiza proyectos de apoyo a la pastoral de la Iglesia allí donde sea perseguida, discriminada o privada de medios.
En 2020, ejecutó más de 5.000 proyectos en 139 países de todo el mundo. La Fundación tiene una triple misión: informar sobre la realidad cotidiana de la Iglesia que sufre, rezar por los cristianos perseguidos y ayudar concretamente a las comunidades que sufren la pobreza y la persecución.
Este año, Ayuda a la Iglesia Necesitada, en vista de la actual normativa de ahorro de energía, ha recomendado que las iglesias mantengan la iluminación roja encendida sólo durante breves periodos de tiempo o la sustituyan por el toque de campanas. Lo sabemos por un artículo publicado en L’Osservatore Romano del 15 de noviembre, por Beatrice Guarrera.
En Australia, diez catedrales se iluminarán de rojo y está prevista una vigilia de oración en la catedral de Canberra. El Reino Unido está planeando encuentros tanto en Inglaterra como en Escocia, incluyendo la iniciativa «Taste of Home», que pide a la gente que se reúna con amigos y familiares. Compartir una comida tradicional de países donde los cristianos son perseguidos será una oportunidad para intercambiar historias sobre la Iglesia que sufre, rezar y recaudar fondos para apoyar a los refugiados.
Hoy está prevista la presentación del informe 2020-22 sobre los cristianos perseguidos por su fe, elaborado por la oficina de la acs en el Reino Unido, que se difundirá posteriormente en otros países. Paralelamente, se celebrará una misa en la iglesia de San Carlos de Viena y están previstas iniciativas en unas 94 iglesias de Austria.
En Francia, se celebrará una mesa redonda sobre la libertad religiosa y los cristianos perseguidos en el Collège des Bernardins de París, seguida de una vigilia de oración nocturna en Montmartre el 23 de noviembre, con un testimonio del arzobispo nigeriano de Kaduna, Matthew Man-Oso Ndagoso. Al mismo tiempo, las campanas de un centenar de iglesias de todo el país tocarán a rebato para dar a conocer la iniciativa.
En Alemania están previstos encuentros y testimonios, como los que se celebrarán en las catedrales de Ratisbona, Maguncia y Augsburgo, con invitados de Irak, Nigeria y Pakistán. Un total de 60 parroquias alemanas han confirmado su participación en la «Semana Roja».
En Portugal, la semana de sensibilización tendrá un apéndice el 24 de noviembre, cuando las fachadas de muchas iglesias se iluminarán de rojo, con encuentros de oración por las víctimas de la persecución religiosa.
De Colombia a Filipinas, de México a Canadá: muchos otros países se movilizarán para mantener el foco de atención sobre la libertad religiosa amenazada en todo el mundo.
La libertad de religión o de creencias es un «bien precioso». Esta definición, que apareció por primera vez en el histórico caso Kokkinakis (1993), se ha convertido en una de las citas estándar en la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Lo que el tribunal internacional destaca es que la libertad religiosa, además de su evidente importancia para los seguidores de las distintas religiones, es indispensable para configurar una convivencia respetuosa en una democracia moderna. No es un lujo ni un privilegio. Citando al Tribunal, la libertad de religión o creencia es «uno de los fundamentos de una sociedad democrática».
La libertad religiosa se viola en casi un tercio de los países del mundo, donde viven aproximadamente dos tercios de la población mundial; 62 países de un total de 196 registran violaciones muy graves de la libertad religiosa. El número de personas que viven en estos países supera los 5.000 millones, y algunas de las naciones más pobladas del mundo (China, India, Pakistán, Bangladesh y Nigeria) se encuentran entre los peores infractores.
Sin embargo, en los últimos años se han dado pasos importantes en la dirección del diálogo interreligioso, y los líderes religiosos desempeñan un papel cada vez más importante en la mediación y resolución de hostilidades y conflictos. Es un reto que no se puede ignorar «en un mundo -son palabras del Papa Francisco- en el que las diferentes formas de tiranía moderna buscan suprimir la libertad religiosa, o intentan reducirla a una subcultura sin derecho de expresión en la esfera pública, o incluso intentan utilizar la religión como pretexto para el odio y la brutalidad: corresponde a los seguidores de las diferentes tradiciones religiosas unir sus voces para pedir la paz, la tolerancia y el respeto de la dignidad y los derechos de los demás».