Vaticano

Segundo día del Papa en Indonesia: llamada contra el extremismo y la intolerancia

El papa Francisco inició su segundo día del largo viaje al Sudeste Asiático, con una nutrida agenda en Yakarta, la capital de Indonesia, nación formada de miles de islas volcánicas con cientos de grupos étnicos que hablan una variedad de idiomas diversos.

Hernan Sergio Mora·4 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La gente saluda al Papa ante el Palacio Merdeka en Yakarta, Indonesia, ©CNS photo/Lola Gomez

Tras la ceremonia de bienvenida, las danzas folclóricas de niños y la firma del libro de honor en el Palacio presidencial, el Santo Padre se reunió en privado con presidente de Indonesia, Joko Widodonen y con el ministro de Exteriores del país. También estuvieron el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y los intérpretes.

El Papa calificó como esencial el diálogo interreligioso y el combate al extremismo y la intolerancia, que distorsionan la religión, así como la formación “de un tejido social más equilibrado” con una “equitativa asistencia social” señaló a continuación el pontífice al reunirse, en el Palacio Presidencial -el Istana Negara-, con las autoridades, el cuerpo diplomático, la sociedad civil y empresarios, en total unas 300 personas.

El Papa comenzó sus palabras recordando que “así como el océano es el elemento natural que une a todas las islas de Indonesia, el respeto mutuo por las características culturales, étnicas, lingüísticas y religiosas de todos los grupos humanos que componen Indonesia, es el tejido conectivo esencial para hacer que el pueblo indonesio esté unido y orgulloso”.

El Santo Padre subrayó también, la importancia de promover la armonía entre las distintas religiones en un país en el que, junto con la mayoría musulmana, convive con un 10 % de cristianos de los cuales solo el 3 % son católicos.

El Papa saluda a la gente al salir del Palacio Merdeka en Yakarta, Indonesia, ©CNS photo/Lola Gomez

El Papa aseguró que “la Iglesia católica se pone al servicio del bien común y desea fortalecer la colaboración con las instituciones públicas y otros sujetos de la sociedad civil, para favorecer la formación de un tejido social más equilibrado y garantizar una distribución más eficiente y equitativa de la asistencia social».

Y precisó además que “la armonía en el respeto de la diversidad se logra cuando cada visión particular tiene en cuenta las necesidades comunes y cuando cada grupo étnico y confesión religiosa actúa en espíritu de hermandad, persiguiendo el noble objetivo de servir al bien de todos”.

Francisco invitó a “fomentar la armonía pacífica y constructiva, que garantice la paz y una las fuerzas para vencer los desequilibrios y las bolsas de pobreza que aún persisten en algunas zonas del país», dejando constancia de que «la Iglesia católica desea intensificar el diálogo interreligioso» para que se puedan eliminar «los prejuicios y fomentar un clima de respeto y confianza mutuos, que es esencial para afrontar desafíos comunes, incluido el de luchar contra el extremismo y la intolerancia, que -al distorsionar la religión- intentan imponerse mediante el engaño y la violencia”.

 “En diversas regiones -añadió el Pontífice- vemos surgir conflictos violentos, que a menudo son el resultado de la falta de respeto mutuo, del deseo intolerante de hacer prevalecer a toda costa los propios intereses, la propia posición o la propia visión parcial de la historia, aunque eso suponga un sufrimiento interminable para comunidades enteras y dé lugar a auténticas guerras sangrientas”.

El pontífice añadió que “la armonía en el respeto a las diferencias se logra cuando cada opinión particular tiene en cuenta las necesidades que son comunes y cuando cada etnia y confesión religiosa actúa con espíritu de fraternidad, persiguiendo el noble objetivo de servir al bien de todos”.

“Este sabio y delicado equilibrio -añadió el pontífice dirigiéndose al Cuerpo diplomático y autoridades- entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad, debe ser defendido continuamente contra cualquier desajuste”.

Concluido el evento en el Palacio de Gobierno y de regreso a la Nunciatura, el Papa mantuvo un encuentro privado con los miembros de la Compañía de Jesús, como hace habitualmente en sus viajes.

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Yakarta

En la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Yakarta, principal lugar de culto católico de la capital indonesia, así como sede del arzobispado, en el centro de la ciudad, el Papa Francisco fue recibido en un ambiente de gran alegría de los niños y niñas que le esperaban en el exterior y de todos los presentes.

Después del saludo de bienvenida del presidente de la Conferencia Episcopal y tras escuchar los testimonios de un sacerdote, una monja y dos catequistas, y el canto armonioso del coro que conmovió a los presentes, el Papa invitó a reconocerse como «hermanos, iguales también en la diversidad».

Destacó que en África, uno de los presidentes le dijo que «había sido bautizado por su papá que era catequista» y recordando que los catequistas junto con las madres y las abuelas llevan la fe. Y con cariño dijo: «Agradezco mucho a los catequistas, son buenos», exclamó.

“Les animo a continuar en vuestra misión -añadió el Santo Padre- fuertes en la fe, abiertos a todos en la fraternidad y cercanos a cada uno en la compasión”. E invitó: “Vayan a los cruces de camino. ¿Pero ese? … ¡¡todos!!». “Adelante con hermandad”. Y concluyó: “Fe, hermandad y compasión. Les bendigo y les agradezco todo el bien que hacen en estas islas.»

Después de la bendición hubo una foto con los obispos, y el movimiento de muchos presentes que intentaron saludarlo.

Desde la catedral el Pontífice fue a la Casa de la Juventud Grha Pemuda para el encuentro con más de un centenar de niños, jóvenes y adolescentes, muchas de ellas con el velo, quienes lo recibieron con cantos y música. Allí también se reunió con los dirigentes de Scholas Occurentes, una iniciativa para promover a los jóvenes que nació como escuelas de barrios en Buenos Aires y se expandió bajo el pontificado de Francisco.

En la entrada del salón había una carpa con forma de corazón, inspirada en un poliedro, realizado por los jóvenes con el que querían dejar huella.

Una docente conmovida hasta las lágrimas, le contó al Papa su experiencia, seguida por la de un niño con una camiseta de Scholas y una niña sin velo que también llevaba una camiseta de Scholas.

El Papa, dirigiéndose a los jóvenes, dialogando con ellos, indicó de la necesidad de que la realidad sea concreta, de no vivir en un mundo irreal, de lo contrario dijo, «serás un esquizofrénico».

“En la vida -dijo- existen cuatro principios para la convivencia y la paz: la realidad es superior a la idea; la unidad es superior al conflicto; todo es superior a la parte”. E invitó a “hacer las paces con todos”.

Después de entregarle algunos dones al Papa, se plantó un árbol de mangle.

Para terminar, el Santo Padre explicó que la bendición significa «encomendar bien». «Aquí hay personas de diferentes religiones, y la daré a todos» mientras rezan en silencio. El encuentro concluyó con una foto grupal.

El autorHernan Sergio Mora

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