El 23 de enero de 1838 nació santa Mariana Cope en el Gran Ducado de Hesse (hoy Alemania). Su nombre de nacimiento era Bárbara, como su madre. Cuando solo tenía un año, su familia se trasladó a Estados Unidos, al estado de Nueva York. Con el fin de integrarse mejor, cambiaron su apellido original “Kobb” por “Cope”. Además, el padre de familia adquirió la nacionalidad estadounidense, por lo que los niños también se nacionalizaron.
En Nueva York, Mariana recibió una educación católica en una escuela parroquial. A los diez años hizo la primera Comunión y, pocos años después, siendo una adolescente, entró a trabajar en una fábrica para poder ayudar económicamente a sus padres.
De Bárbara a Mariana Cope
Desde joven la futura santa expresó su deseo de ingresar en el convento, pero la delicada situación de su familia la obligó a retrasar la entrada en la vida religiosa.
Esperó con paciencia un tiempo hasta que, al cumplir los 24, Cope decidió dejarlo todo. En el año 1860 profesó como hermana de la Tercera Orden Franciscana y cambió su nombre de Bárbara a Mariana.
La comunidad religiosa en la que ingresó abrió hospitales en Nueva York. Allí la santa se aseguraba de atender a todas las personas que lo necesitaran. Su carácter decidido permitió que la eligieran como provincial en 1877 y 1881. Pero este cargo lo dejó pronto cuando recibió una llamada distinta.
Traslado a Hawái
El rey de Hawái pidió ayuda para cuidar a los leprosos de las islas. Mariana abandonó el estado de Nueva York y se trasladó a Molokai. Allí desempeñó su labor como enfermera en un asilo. Su entrega fue tal que vivió aislada junto a los pacientes en la isla de Kalaupapa cuando se instaló allí una colonia de leprosos.
Además de preocuparse por la salud de los enfermos, santa Mariana Cope impulsó la construcción de una iglesia y de un colegio para los niños de la zona. También organizó una lavandería para ayudar a las mujeres y un coro, con el fin de que la gente pudiera ocupar su tiempo con actos provechosos.
A pesar de que reclamaron la presencia de Mariana en Estados Unidos en 1889, ella decidió quedarse en Hawái para atender a los residentes en el asilo. Se mantuvo firme en su decisión y falleció el 9 de agosto de 1918, con 80 años, en Kalaupapa.