En Sor Faustina Kowalska (1905-1938), la santa apóstol de la Divina Misericordia, vidente –y sobre todo oyente– de Cristo Misericordioso, nos revela los infinitos tesoros del Amor de Dios. Es lógico que el lector se pregunte sobre ella. ¿Quién era? ¿Cuál es su biografía? ¿Qué nos dice su Diario? Quizá sea bueno situar la figura de esta santa dentro de su misión. Faustina Kowalska, una sencilla mujer del gran campo polaco, perteneciente a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, fue elegida para anunciar de un modo renovado la Divina Misericordia.
Biografía de santa Faustina
La Hermana María Faustina era la tercera hija de una pobre y numerosa familia campesina de Głogowiec, una aldea cerca de la ciudad de Łódź. Nació en 1905 y su nombre era Helena.
Era un domingo caluroso de junio del año 1924. Atardecía en Łódź. Sus hermanas Gieni y Natalia le invitaron a una fiesta. Helena no tenía muchas ganas, pero le compraron la entrada. Un joven le propuso bailar. Ella intentó evadirse diciendo que no sabía, pero ante la insistencia, cedió. En medio del baile se quedó inmóvil, se disculpó y se marchó de la fiesta con la escusa de un repentino dolor de cabeza. Más tarde escribiría en su Diario: “Al comenzar el baile, de repente vi a Jesús a un lado. Aparecía como si estuviera en el Camino de la Cruz, dolorido, sin vestidos, lleno de heridas. Y como si fuera un joven celoso me preguntó dolorido: ‘¿Hasta cuándo voy a tener que seguir sufriendo por ti, hasta cuándo me vas a seguir engañando?’”.
En ese momento cambió todo en su vida. El encuentro con Cristo le marcó con una señal que duró siempre. Fue algo repentino, no esperado, fulminante. A partir de ese instante “quedamos solamente Jesús y yo”, como anotaría más tarde en su Diario. Al salir de la fiesta se dirigió inmediatamente a la iglesia más cercana, la de San Estanislao de Kostka. Allí pidió perdón, permaneció en oración silenciosa preguntando qué debía hacer y escuchó por segunda vez la voz del Señor en su interior: “Ve inmediatamente a Varsovia; allí entrarás en un convento”. Con dieciocho años, y sin el permiso de sus padres, llega a Varsovia, ciudad totalmente desconocida para ella, y busca convento. La superiora de las Hijas de la Misericordia Divina se convence de su vocación y la acepta como postulante. María Faustina entra de postulante en 1925 y en los trece años de religiosa vivió en diferentes conventos y ciudades. En Cracovia (Łagiewniki) pasó la mayor parte del tiempo como postulante y sus dos últimos años de vida. En Varsovia empezó su camino. En Płock, el 22 de febrero de 1931, por vez primera le habla Jesús siendo ya religiosa.
En el Diario de sor Fautina se aprecian varias constantes. En primer lugar las apariciones de Jesús, que están marcadas en un tiempo y lugar concreto que indican la veracidad objetiva de una aparición personal. Después llama la atención que Jesús Misericordioso se aparece siempre para comunicar algo. Otra constante es la presencia del director espiritual. Al principio era el padre Józef Andrasz SJ.
Con las apariciones de Jesús le viene a sor Faustina la inquietud de si tenía que crear una nueva congregación dedicada a implorar la misericordia para el mundo. En Łagiewniki medita sobre ello, pero no hará nada sin la aprobación de su director espiritual, que era el padre Józef Andrasz. Éste le aconseja seguir en la orden y desde ella proclamar el mensaje de la Divina Misericordia.
Sor Faustina llevó con gran alegría los continuos cambios de casa. En Vilna tenía mucho trabajo y bastantes dificultades, pero no era eso lo que le preocupaba. Lo más importante que le ocurrió tuvo que ver con su vida espiritual. Faustina encontró por fin al sacerdote por el que tanto había rezado: un director espiritual que también le sirvió de apoyo para poner por obra la voluntad del Señor. Este confesor era Michał Sopoćko, hoy beato. Cuando reconoció en el padre Sopoćko al sacerdote que antes ya había visto con los ojos del alma, volvió a escuchar en su interior las palabras de Jesús: “Este es mi siervo fiel, él te ayudará a cumplir mi Voluntad aquí en la tierra”. En 1934 Faustina enferma de tuberculosis y, por indicación expresa de su director espiritual, empieza ha escribir su Diario. En 1936 se traslada de nuevo a Cracovia y allí vive, sufre y muere, en 1938, de un modo sencillo y santo.
Mensaje de la Divina Misericordia
El mensaje proclamado por la santa conlleva nuevas formas de culto que nacen de un querer expreso de Dios. Podemos enumerar cinco formas.
1) La imagen con la inscripción “Jesús, en Ti confío” es la figura de Jesús Misericordioso, una de las representaciones de Cristo crucificado y resucitado más famosas en la historia de la Iglesia y del mundo. Estaba en su habitación, en el convento de Płock, cuando recibió el encargo de pintar el cuadro. Era el 22 de febrero de 1931.
Narra en su Diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que ésta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero”.
Pasan dos años desde el encargo en Płock y Faustina no consigue realizar la misión. Una vez cumplidos los votos perpetuos, en 1933 es enviada a Vilna. Allí el padre Michał Sopocko le presenta al artista Kazimierowski, que con las precisas indicaciones de Faustina, pinta el cuadro. Una vez acabado, a pesar de la valía artística y religiosa de la obra, que actualmente se encuentra en el santuario de la Divina Misericordia en Vilna, Faustina no se queda contenta y anota en su Diario: “Me fui a la capilla y lloré mucho. Le dije al Señor: ¿Quién podrá pintar tu belleza? Y entonces escuché estas palabras: La grandeza de esta imagen no está en la hermosura de colores y lienzos, sino en mi gracia”.
Unos años después de morir Faustina, en 1943, con las indicaciones del padre Józef Andrasz, el pintor Hyla realiza un segundo modelo. Esta es la imagen milagrosa que hay en la capilla del convento de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en el santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki, ocupa un lugar especial en la iconografía y en el culto de la Divina Misericordia. Es una imagen de Cristo muy venerada por los fieles, y famosa por las numerosas gracias que se reciben, y cuyas copias y reproducciones se pueden encontrar en todas partes de los cinco continentes del mundo.
2) La Fiesta de la Divina Misericordia en el segundo domingo de Pascua. En el Diario podemos leer lo que Jesús le dice a sor Faustina: “Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias”.
El cardenal Francisco Macharski fue el primero en inscribir la fiesta de la Misericordia en el calendario litúrgico para su archidiócesis de Cracovia (1985). A continuación algunos obispos polacos lo hicieron en sus diócesis. A petición del episcopado de Polonia, el Papa Juan Pablo II instituyó en 1995 esta fiesta en todas las diócesis de Polonia. El día de la canonización de sor Faustina, el 30 de abril de 2000, el Papa instituyó esta fiesta para toda la Iglesia.
3) La coronilla a la Divina Misericordia. Para rezar esta oración se utiliza un rosario común de cinco decenas. Se comienza con un Padre Nuestro, un Avemaría, y un Credo. Al empezar cada decena en las cuentas grandes del Padre Nuestro se dice: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero”. En las cuentas pequeñas del Ave María se repite: “Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero”.
En el Diario encontramos estas palabras del Señor dirigidas a Faustina: “Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado. Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia. Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador”.
4) La hora de la Misericordia, a las tres de la tarde. Sobre esta hora de la Misericordia, el Señor dijo a sor Faustina: “A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero”. Se trata de tener presente el momento de la agonía de Jesús en la cruz, es decir, de acompañarle rezando a las tres de la tarde.
No se propone una oración concreta para esta hora, se puede rezar el Vía Crucis, hacer la visita al Santísimo Sacramento, y si el tiempo no lo permite debido a las obligaciones, al menos, durante unos momentos, allí donde estemos, tratar de unirse con Él cuando agoniza en la Cruz. La Coronilla puede ser uno de los modos de vivir la hora de la Misericordia, haciendo distinción puesto que la coronilla se dirige directamente a Dios Padre, y la oración en la hora de la Misericordia a Jesús.
5) La propagación de la devoción a la Divina Misericordia. “A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso”.Esta promesa, recogida en el Diario de santa Faustina, la hizo Jesús a todos aquellos que proclamen la Misericordia de cualquier modo. A los sacerdotes, el Señor les hizo una promesa adicional: “Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen”.
Cracovia