Tras un obligado parón por la pandemia, la peregrinación al santuario de san Sebastián en Yumbel (Chile) ha vuelto a reunir a miles de personas. Una antigua y arraigada devoción en esta zona americana que ha vuelto con una gran fuerza.
En el año 1859 se termina de construir el templo santuario de san Sebastián, ubicado a un costado de la plaza principal de Yumbel, pueblo de la Arquidiócesis de Concepción, en el sur de Chile. El atractivo principal del templo, lo constituye una antigua imagen del mártir san Sebastián, hecha de madera de cedro, de 73 cm de alto.
Esta se honraba en la ciudad de Chillán en el siglo XVII. Pero el ataque de los araucanos encabezados por el toqui Butapichún a dicha ciudad en 1655, motivó a los españoles a trasladar la imagen de san Sebastián a las cercanías de Yumbel para evitar que fuera profanada. La imagen fue encontrada en unos pajonales y trasladada a la plaza fuerte del pueblo. En 1663, un juez eclesiástico adjudicó la imagen de san Sebastián a Yumbel, cuyos habitantes exponían el derecho de hallazgo.
El aumento de la devoción y el inicio de las primeras peregrinaciones datan de 1878, cuando la fama del Santo trasciende la frontera de Yumbel y la zona y se extiende por el resto de Chile y el exterior.
En el santuario hay dos fechas importantes durante el año, la festividad propia del santo que se celebra el día 20 de enero y el 20 de marzo. La víspera de la festividad, el día 19, se empiezan las actividades litúrgicas con el rezo del Santo Rosario, y el sacramento de la Penitencia. Luego, desde la medianoche, se celebra la Santa Misa cada dos horas y por la tarde se inicia la gran procesión por las calles de la ciudad.
Debido a la pandemia del COVID esta peregrinación debió suspenderse el año 2020, y recién este mes de enero se reanudó, al fin, sin restricciones.
El arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, comentó que el santuario de san Sebastián «es un tesoro muy preciado. Allí se expresa la fe de las personas de todas las edades y condición socioeconómica, constituyéndose en un vínculo de unidad y fraternidad. Quienes concurren al santuario son personas de fe que le transmiten la fe a sus hijos. Ello es garantía de la presencia de Dios en medio de nosotros. Son días de mucha alegría y esperanza para la Iglesia y para Chile.»
Este año, entre el 20 y 22 de enero, llegó una gran cantidad de peregrinos: alrededor de 700.000 personas. Se puede decir que esta gran manifestación de religiosidad popular volvió con fuerza después de la pandemia.
Después de la peregrinación al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez, san Sebastián sigue siendo la segunda peregrinación más concurrida de Chile.