Cultura

Hilario de Poitiers, el defensor del dogma trinitario

La herencia que dejó san Hilario de Poitiers a la Iglesia católica fue su gran aportación teológica al dogma de la Santísima Trinidad.

Paloma López Campos·13 de enero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
San Hilario de Poitiers

San Hilario de Poitiers (Wikimedia)

Hacia el año 315 nació en Poitiers (Francia) un conocido Padre y Doctor de la Iglesia: san Hilario de Poitiers.

La familia del santo pertenecía a la aristocracia y brindó a Hilario una educación pagana. Sin embargo, la curiosidad del joven le llevó a estudiar por su cuenta filosofía y la Biblia. Al cabo de los años, habiendo ya formado él mismo una familia, Hilario se convirtió al cristianismo.

Dada su gran capacidad intelectual, la comunidad cristiana consiguió que alcanzara el puesto de obispo. Durante esa época, el santo trató de prevenir a los fieles de los errores del arrianismo, una corriente herética con gran influencia en el Imperio romano.

Un destierro fructífero

Su oposición a la doctrina de Arrio le valió a Hilario el destierro, ordenado por el emperador Constancio II. Estuvo cinco años en Frigia, un territorio en la actual Turquía. Allí aprendió griego y se familiarizó con las enseñanzas de Orígenes. Este fue el comienzo de su inmersión en los Padres de la Iglesia orientales, lo que le valió para asentar los puntos esenciales de su estudio sobre la Santísima Trinidad. El fruto de este conocimiento es su tratado “De Fide adversus Arrianos”.

Durante su destierro escribió también su obra “Contra Maxertiam”, en la que criticó al emperador romano y le acusó de hacerse con el poder tanto político como religioso, usurpando la autoridad que corresponde al poder eclesiástico.

Cuando Constancio murió, Hilario regresó a su tierra. Continuó luchando contra el arrianismo, junto a Atanasio de Alejandría. Además, compuso himnos para acercar la doctrina a las personas.

Hilario de Poitiers y la definición de un dogma

Finalmente, el santo falleció el 1 de noviembre en el año 367. La piedad popular considera que sus restos se conservan en Auvernia, Francia. Sin embargo, hay quienes afirman que alguien trasladó sus huesos a París, donde desaparecieron tras las revueltas del siglo XVI.

El Papa Pío IX reconoció la gran labor que hizo san Hilario de Poitiers para defender la doctrina católica. Por eso, le declaró Doctor de la Iglesia en 1851. La herencia que dejó san Hilario fue la aportación teológica al dogma de la Santísima Trinidad. Para ello, realizó un análisis exhaustivo del prólogo del Evangelio de san Juan, con el que demostró que el Hijo es eterno, contraargumentando así la tesis arriana.

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