¿Alguna vez se ha sentido culpable por no empezar sus propósitos de Año Nuevo precisamente el 1 de enero? Al fin y al cabo, tenemos todo el año, ¿no?
Sea cual sea la fecha en la que empiezo cada año, mejorar mi español, ahorrar más dinero y rezar el Rosario a diario ocupan los tres primeros puestos de mi lista de propósitos.
Promover la devoción al Rosario parece formar parte de la lista de cosas por hacer de muchos católicos, especialmente para el padre Justin Cinnante O. Carm, capellán del Iona Preparatory, un colegio católico privado de New Rochelle, Nueva York, donde los alumnos se reúnen una vez al mes para rezar el Rosario y comer cannolo, un dulce italiano.
Omnes tuvo ocasión de hablar con el padre Cinnante sobre la evolución de este dúo dinámico.
Todo empezó un día en que el padre Cinnante charlaba con unos alumnos y les animaba a rezar. Esperaba hacer algo que inspirara a los chicos a rezar el Rosario y recordó un grupo comunitario de adultos de Nueva York llamado «El Rosario y el Bourbon». Sabía que eso no sería viable, pero se dijo que quizá había «algo en esa línea para animar a la gente» a rezar juntos y crear esa fraternidad. Deja a un sacerdote italo-americano idear un plan que implique a “il dolce Italiano”. El padre Cinnante recordó: «Estaba bromeando con estos chicos del club italiano y les dije que deberíamos hacer algo como el Rosario y el Cannolo». A los alumnos les gustó la idea y dijeron que «¡seguro que lo harían, Padre!».
Una intercesión divina
La primera reunión fue con los chicos con los que había hablado el padre Cinnante, y uno de ellos trajo unos cannoli. «Pasamos un rato agradable de oración y fraternidad», dijo el padre.
De ahí surgió la idea de «abrirlo a toda la escuela», recuerda el padre Cinnante. Cuenta que habló con la profesora de italiano del club italiano y ella le dijo que el club italiano podría patrocinarlo.
Sabemos que no hay coincidencias cuando se trata de nuestra Santísima Madre. Los padres de uno de los chicos del club italiano tienen una pastelería italiana, y la profesora de italiano informó al padre Cinnante de que «probablemente harían un descuento».
La Madre María ayudó a llenar las copas de los invitados a las Bodas de Caná, y también intercedió para conseguir un descuento para que todos pudieran venir a rezar el Rosario.
Un día, el padre Cinnante hizo un anuncio después de la Misa matutina y dijo: «Vamos a honrar a la Virgen después de clase y el club italiano patrocinará el Rosario y los cannoli». «¡Vaya!», recordó uno de los profesores cuando se presentaron sesenta y cinco alumnos. El padre y el profesor coincidieron: «Deberíamos hacer esto con más regularidad». Y así lo hicieron.
La tradición en la escuela
El 8 de diciembre, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, hace aproximadamente un año y medio, se hizo oficial el encuentro del Rosario y los cannoli.
Se reúnen mensualmente, desde octubre hasta mayo, y la mayoría de los meses acogen entre 100 y 150 estudiantes. Ha sido un éxito, y en la gran final de mayo del año pasado, 350 estudiantes, tanto actuales como antiguos, se desplazaron por la pista. Y hubo muchos cannoli: la friolera de 500, para ser exactos.
Aunque un cannolo seduzca al paladar, su atractivo no es eterno, como sí lo es el amor y la protección de nuestra Santísima Madre. Ella promete muchas cosas a los que recitan el Rosario; por ejemplo: «Quien me sirva fielmente con el rezo del Rosario recibirá gracias señaladas». Y promete su protección especial y las gracias más extraordinarias a todos los que recen el Rosario. Estos son sólo dos de los muchos dones y gracias de la Virgen.
No es de extrañar que uno de los antiguos alumnos de Iona, John Capozzoli, asistiera a un encuentro de Rosario y cannoli. En una entrevista, dijo: «Mucha gente cree que los chicos vienen por el cannoli, pero yo creo de verdad que todos vienen aquí a rezar… muchos chicos se van sin el cannolo porque quieren la experiencia de rezar.»
Otro antiguo alumno, Michael Olveri, dijo: «Creo que es algo estupendo para concienciar y difundir el amor por el mundo y la paz, y eso es… lo que elpPadre [Cinnante] intenta hacer aquí es difundirlo por el colegio, y un bonito detalle es un cannolo], pero no se trata de eso… se trata de concienciar».
El Rosario tiene lugar justo después de la campana, y muchos de los chicos tienen que ir al entrenamiento y vienen sólo para rezar el Rosario, dijo el padre Cinnante. Y aunque no duda de que muchos alumnos vienen por el «aspecto fraternal», cree que «la mayoría de los chicos… vienen por el Rosario».
También se mostró orgulloso de compartir que su Misa diaria es muy concurrida y suele celebrarse durante el periodo de almuerzo de los alumnos. Dijo a Omnes que tienen Adoración, y los chicos están constantemente en la capilla y viviendo la «vida sacramental».
¡Bravo, padre, y a todos los fieles estudiantes!