Tras 250 años desde la última restauración y con vistas al Jubileo de 2025, se llevarán a cabo nuevos trabajos de conservación en el baldaquino de bronce de la Basílica de San Pedro, situado inmediatamente encima de la tumba del Sucesor de los Apóstoles.
Así lo anunció en rueda de prensa el cardenal Mauro Gambetti, OFM Conv., arcipreste de la Basílica Vaticana, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, así como presidente de la Fábrica de San Pedro, que se encargará del complejo proyecto de restauración.
Hacia la apertura de la Puerta Santa
Los trabajos durarán hasta el próximo mes de diciembre, poco antes de la apertura de la Puerta Santa, y contarán con el apoyo científico de la Dirección de los Museos Vaticanos, con el Gabinete de Investigación Científica aplicada a los Bienes Culturales. En ellos trabajará un equipo de excelencia formado por profesionales de reconocido prestigio y consolidada experiencia en la restauración de obras en bronce y otros materiales artísticos.
La investigación científica se cotejará con la documentación del Archivo Histórico de la Fábrica de San Pedro. Antes del inicio de la nueva restauración, de hecho, se llevó a cabo una campaña de documentación de cada parte y componente del baldaquino, incluyendo un modelo tridimensional que se está elaborando actualmente y la producción de casi seis mil fotografías utilizando drones.
El proyecto cuenta con el apoyo de los Caballeros de Colón y está en continuidad con el proyecto de mejora y nueva iluminación de la Necrópolis Vaticana, también apoyado por los mismos Caballeros.
Después de 250 años
Como ya se ha dicho, la actual restauración es la primera intervención sistemática y completa después de 250 años desde las restauraciones del siglo XVIII y exactamente 400 años después de que se iniciaran las obras del Baldaquino en 1624 y se terminaran unos diez años más tarde.
Según explicó en la rueda de prensa el ingeniero Alberto Capitanucci, jefe del Área Técnica de la Fábrica de San Pedro del Vaticano, el baldaquino -nacido de la colaboración entre Bernini y Borromini- es una majestuosa «máquina» procesional de 30 metros de altura y más de 60 toneladas de peso.
Presenta zócalos de mármol, columnas de bronce decoradas en oro, un techo de madera con elementos de bronce dorado, ángeles en la coronación y cuatro grandes abejas en la parte superior. Las superficies que hay que restaurar presentan adherencias y desperfectos, y el techo de madera también se caracteriza por irregularidades y desconchones.
Las obras, previstas para 10 meses, comenzarán en la segunda semana de febrero. Se destacó el enfoque innovador en la gestión de la documentación técnica a través de la digitalización y el uso de tecnologías como Building Information Modeling (BIM-H). El objetivo es preservar las obras, facilitar los estudios científicos e implicar al mundo de la investigación.
También se ha asegurado que las obras provisionales y de construcción no impedirán que tengan lugar las celebraciones papales en el altar mayor, especialmente las de Semana Santa.