Al final del rezo de la oración mariana del Regina Caeli, el Papa Francisco ha clamado ayer en la Plaza de San Pedro, al referirse a “la tregua apenas alcanzada” entre israelíes y palestinos, “que callen las armas”. Una petición también referida sin duda a la guerra de Ucrania, cuyo presidente Volodimir Zalenski fue recibido ayer por el Papa en el Vaticano, una audiencia de la que informamos más abajo, en esta misma crónica.
“En estos días hemos asistido de nuevo a combates armados entre israelíes y palestinos, en los que han perdido la vida personas inocentes, incluidos mujeres y niños. Espero que la tregua recién alcanzada se estabilice, que callen las armas, porque con las armas no se obtendrán nunca la seguridad ni la estabilidad; por el contrario, se destruirá toda esperanza de paz”, ha afirmado el Santo Padre.
Al final de sus palabras, se ha dirigido a la Virgen María “pidiéndole que alivie los sufrimientos de la martirizada Ucrania, y de todas las naciones heridas por la guerra y la violencia”.
Recordamos que el domingo pasado, tras el rezo del Regina Caeli, el Papa pidió a los romanos y peregrinos: “recemos el rosario pidiendo a la Virgen Santa el don de la paz. en particular para la atormentada Ucrania. Que los responsables de las naciones puedan escuchar el grito de la gente que desea la paz”.
Saludos y aplausos a las mamás
Antes, el Papa ha saludado de corazón a todos los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, romanos y a peregrinos de tantos países. En particular, ha subrayado, “a los fieles provenientes de Canadá, Singapur, Malasia y España; a los responsables de la Comunidad de Sant’Egidio en 25 países africanos; a las autoridades y los docentes de la Universidad Radom en Polonia; a Caritas Internacionalis, que se ha reunido para elegir al nuevo presidente: adelante, con valor, sobre el camino de la reforma”, y a numerosos peregrinos italianos.
También ha tenido el Pontífice palabras para “la fiesta de la Mamá que se celebra hoy en tantos países. “Recordemos con gratitud y afecto a todas las mamás, a las que aún están entre nosotros y a las que se han ido al cielo. Encomendémoslas a María, la mamá de Jesús. Un fuerte aplauso”, ha pedido el Papa.
“El Espíritu Santo no nos deja solos”
En su alocución inicial, el Papa recordó que “el Evangelio de hoy, sexto domingo de Pascua, nos habla del Espíritu Santo, que Jesús llama Paráclito (cfr. Jn 14,15-17). Paráclito es una palabra que significa al mismo tiempo el que consuela y abogado. El Espíritu Santo no nos deja solos, está junto a nosotros, como un abogado que asiste al imputado estando a su lado. Y nos sugiere cómo defendernos frente a quien nos acusa. Recordemos que el gran acusador es siempre el diablo, que pone dentro de uno el deseo del pecado, los pecados, la maldad. Reflexionemos sobre estos dos aspectos: su cercanía y su ayuda contra quien nos acusa”.
En cuanto a su cercanía, el Papa ha hecho notar que “el Espíritu Santo quiere quedarse con nosotros: no es un huésped de paso que viene a hacernos una visita de cortesía. Es un compañero de vida, una presencia estable, es Espíritu y desea morar en nuestro espíritu. Es paciente y está con nosotros también cuando caemos. Se queda porque nos ama de verdad, no finge querernos para luego dejarnos solos en medio de las dificultades”.
“Es más, si nos encontramos en una situación de prueba, el Espíritu Santo nos consuela, trayéndonos el perdón y la fuerza de Dios. Y cuando nos pone ante nuestros errores y nos corrige, lo hace con suavidad: en su voz, que habla al corazón, están siempre presentes el timbre de la ternura y el calor del amor. Cierto, el Espíritu Paráclito es exigente, porque es un verdadero amigo, fiel, que no esconde nada, que nos sugiere qué cambiar y cómo crecer. Pero cuando nos corrige jamás nos humilla y nunca infunde desánimo; por el contrario, nos transmite la certeza de que con Dios podemos lograrlo, siempre. Esta es su cercanía”, ha añadido.
En cuanto al segundo aspecto, “el Espíritu Paráclito, como abogado nuestro, nos defiende de quien nos acusa: de nosotros mismos cuando no nos queremos y no nos perdonamos, llegando quizá incluso a decirnos que somos unos fracasados buenos para nada; del mundo, que descarta a quien no responde a sus esquemas y sus modelos; del diablo, que es el “acusador” por excelencia (cfr. Ap 12,10) y el que divide, y que hace todo lo posible para que nos sintamos incapaces e infelices”.
“Somos hijos amados de Dios”
Ante estos pensamientos acusatorios, el Espíritu Santo nos sugiere cómo responder, ha continuado el Papa Francisco. “¿De qué modo? El Paráclito, dice Jesús, es Aquel que nos enseña y nos recuerda todo lo que Jesús nos ha dicho (cfr. Jn 14,26). Él nos recuerda las palabras del Evangelio, y nos permite así responder al diablo acusador no con palabras nuestras, sino con las palabras mismas del Señor”.
“Sobre todo”, ha proseguido, “nos recuerda que Jesús hablaba siempre del Padre que está en los cielos, que nos lo ha dado a conocer y nos ha revelado su amor por nosotros, sus hijos. Si invocamos al Espíritu, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida, que nos protege de las acusaciones del mal: somos hijos amados de Dios”.
“Hermanos y hermanas, preguntémonos hoy: ¿Invocamos al Espíritu Santo, le rezamos con frecuencia? ¡No nos olvidemos de Él, que está junto a nosotros, es más, en nuestro interior! Y asimismo, ¿prestamos atención a su voz, tanto cuando nos anima como cuando nos corrige? ¿Respondemos con las palabras de Jesús a las acusaciones del mal, a los ‘tribunales’ de la vida? ¿Nos acordamos de que somos hijos amados de Dios? Que María nos haga dóciles a la voz del Espíritu Santo y sensibles a su presencia”, ha concluido.
El Papa, de nuevo con Zelenski
El Papa Francisco recibió ayer por la tarde, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, al presidente ucraniano Volodimir Zelenski en el Vaticano, en un encuentro que duró 40 minutos. Por la mañana, el líder de la “martirizada” Ucrania, como la denomina el Papa Francisco en sus discursos y homilías, se reunió en Roma con el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni, que ha apostado por un decidido apoyo a Kiev.
Es la segunda vez que el presidente Zelenski acude al Vaticano. La primera había sido en febrero de 2020, cuando la amenaza de la pandemia del Covid 19 empezaba a cernirse sobre Europa y la guerra parecía afectar sólo al este de Ucrania.
Un año y medio después del primer bombardeo ruso en Kiev, Zelenski ha vuelto a viajar, y, en un itinerario que toca varias capitales europeas, ha efectuado una parada en Roma, “Gracias por esta visita”, dijo el Papa a Zelenski dándole la bienvenida poco después de las 16,00 horas en el Aula Pablo VI, a cuyo patio había llegado en un coche blindado. Sentados frente a frente, iniciaron su conversación en presencia de un intérprete.
El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, informó a los periodistas que “los temas de la conversación versaron sobre la situación humanitaria y política en Ucrania provocada por la guerra en curso. El Papa aseguró sus oraciones constantes, como demuestran sus numerosos llamamientos públicos y su continua invocación al Señor por la paz desde febrero del año pasado”.
El Santo Padre y el presidente de Ucrania “coincidieron en la necesidad de continuar los esfuerzos humanitarios para apoyar a la población. El Papa hizo especial hincapié en la urgente necesidad de ‘gestos de humanidad’ hacia las personas más frágiles, las víctimas inocentes del conflicto”.
Otras fuentes añaden que el Papa Francisco puso sobre la mesa un alto el fuego y Volodimir Zelenski su plan de paz de diez puntos, que incluye la retirada de Rusia de sus posiciones ucranianas.
Una encíclica del Papa, y una placa antibalas de Zelenski
En el intercambio de regalos, el Papa Francisco donó a Zelenski una obra de bronce que representa una rama de olivo, símbolo de la paz, ha informado la agencia oficial vaticana. Junto a ella, el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2023, el Documento sobre la fraternidad humana, el libro sobre la Statio Orbis del 27 de marzo de 2020 en la Plaza de San Pedro, editado por la Libreria Editrice Vaticana (LEV), y el volumen ‘Una encíclica sobre la paz en Ucrania’, que recoge la mayor parte de los discursos públicos del Pontífice sobre la guerra en Ucrania.
Fueron significativos también los regalos entregados por el presidente Zelenski al Santo Padre: una obra de arte realizada con una placa antibalas y un cuadro titulado ‘Perdita’, sobre la matanza de niños durante el conflicto.
Con Gallagher. Parolin en Fátima
Inmediatamente después, el presidente ucraniano Zalenski se reunió con el Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, monseñor Paul Richard Gallagher, con quien “se abordó ante todo la guerra actual en Ucrania y las urgencias asociadas a ella, en particular las de carácter humanitario, así como la necesidad de proseguir los esfuerzos para alcanzar la paz”. La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó también que “la ocasión fue propicia también para tratar algunos temas bilaterales, especialmente en lo que se refiere a la vida de la Iglesia católica en el país”.
El Secretario de Estado cardenal Pietro Perolin se encontraba en Fátima, al frente de la tradicional peregrinación en la fiesta de la Virgen de Fátima. La diplomacia vaticana está “haciendo todos los esfuerzos para ayudar a la paz”, dijo el cardenal Parolin, Refiriéndose a su participación en la peregrinación, señaló que “la paz se consigue también con la oración y la penitencia”. “No debemos olvidar las auténticas armas que la Virgen nos ha indicado”, añadió, “por eso considero que es un momento oportuno para estar en Fátima”.