Vaticano

El Papa reforma la Pontificia Academia Eclesiástica: se convierte en Instituto para el estudio de las Ciencias Diplomáticas

El Papa Francisco ha firmado un quirógrafo en el que reforma y actualiza la Pontificia Academia Eclesiástica para "proporcionar una educación académica y científica con un nivel de alta calidad" en sintonía con las necesidades pastorales de hoy.

Maria José Atienza·15 de abril de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa con nuncios de todo el mundo en una imagen de archivo ©OSV

La Santa Sede ha hecho público un quirógrafo, firmado por el Papa Francisco por el que el pontífice actualiza el estatus de la Pontificia Academia Eclesiástica constituyéndolo en «Instituto ad instar Facultatis para el estudio de las Ciencias Diplomáticas, ampliando así el número de las Instituciones análogas previstas por la Const. ap. Veritatis Gaudium«.

De este modo, «la Academia se regirá por las normas comunes o particulares del ordenamiento canónico, a ella aplicables, y por otras disposiciones dadas por la Santa Sede para sus instituciones de educación superior» y «conferirá los grados académicos de Segundo y Tercer Ciclo en Ciencias Diplomáticas».

Como ha explicado el cardenal Parolin, «a partir de ahora, la Pontificia Academia Eclesiástica podrá conferir los grados académicos de Licenciado (equivalente a Máster) y Doctor (PhD), ofreciendo a sus antiguos alumnos una formación que integra disciplinas jurídicas, históricas, políticas y económicas y, por supuesto, conocimientos específicos en ciencias diplomáticas».

Unión entre labor diplomática y misión evangelizadora

Parolin ha señalado que «la reforma pretende reforzar el vínculo entre la investigación y la formación académica de los futuros diplomáticos pontificios y los retos concretos a los que se enfrentarán en sus misiones en el extranjero. El diplomático papal no es sólo un experto en técnicas de negociación, sino un testigo de la fe, comprometido en superar las barreras culturales, políticas e ideológicas, y en construir puentes de paz y justicia».

En este sentido, se enmarca la reflexión que el Papa hace en el quirógrafo cuando destaca que «la misión confiada a los diplomáticos del Papa aúna a esta acción, a la vez sacerdotal y evangelizadora, puesta al servicio de las Iglesias particulares, la representación ante las autoridades públicas» y como «el diplomático debe comprometerse constantemente en un proceso formativo sólido y continuo. No es suficiente limitarse a la adquisición de conocimientos teóricos, sino que es necesario desarrollar un método de trabajo y un estilo de vida que le permitan comprender profundamente las dinámicas de las relaciones internacionales y hacerse apreciar en la interpretación de los logros y las dificultades que una Iglesia cada vez más sinodal debe afrontar». 

La reforma de esta academia pontificia y la elevación al nivel de las facultades civiles responde además a la demanda actual de «una preparación más adecuada a las exigencias de los tiempos de aquellos eclesiásticos que, procedentes de las diversas diócesis del mundo, y habiendo ya adquirido la formación en ciencias sagradas y desarrollado una primera actividad pastoral, después de una cuidadosa selección, se preparan para proseguir su misión sacerdotal en el servicio diplomático de la Santa Sede. No se trata sólo de proporcionar una educación académica y científica con un nivel de alta calidad, sino de tener cuidado de que su acción será eclesial».

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