Ratzinger, el “Papa teólogo” defendió en numerosos discursos y documentos la necesidad de mantener un diálogo entre la filosofía y la teología como parte del encuentro entre la fe y la razón.
Ratzinger y los filósofos. De Platón a Vattimo
Pero, como se señala en la introducción del presente libro, “no solo desarrolló en sus investigaciones una teoría sobre el desarrollo de ambas, sino que de hecho las puso además a trabajar juntas”, tanto para la filosofía como para la teología. “Ratzinger y los filósofos”, editado por Alejandro Sada, Rudy Albino de Assunçao y Tracey Rowland, recoge parte de esta colaboración, en concreto, la que llevó el propio Benedicto XVI en su pensamiento.
El subtítulo –“De Platón a Vattimo”- apunta al afán que tuvo por mantener un diálogo profundo y personal con todas las grandes tradiciones filosóficas. Este libro nace de las conversaciones de los editores del proyecto al advertir el insuficiente estudio sistemático de este aspecto del pensamiento de Ratzinger. El resultado ha sido una obra que reúne ensayos sobre veintidós pensadores. Es un acierto que sea una obra de colaboración, no solo porque lo exige la magnitud de la tarea, sino porque a lo largo de las páginas se tiene la sensación de asistir a muchas voces que mantienen el “discurso continuado acerca de las cuestiones fundamentales”, como Whitehead caracterizaba la filosofía.
De hecho, como señala uno de los estudios, “la teología de Ratzinger será siempre una con-teología, una teología en continuo diálogo con la fe de la Iglesia y otros autores, clásicos y modernos”. Resulta, pues, sumamente interesante poder leer las respuestas de Ratzinger a filósofos tan distantes del cristianismo como Nietzsche, Marx o Sartre; o bien las reflexiones hechas con pensadores más recientes como Heidegger, Wittgenstein o Popper, o con otros con quienes tuvo contacto directo, como Spaemann, Habermas o Pieper.
Y, por supuesto, trata también la influencia de los grandes maestros, san Agustín, san Buenaventura y santo Tomás. Un acierto del libro -que ayuda a mantener el aire de diálogo filosófico- es el continuo recurso en todos los capítulos tanto a las obras de Ratzinger como a la de los distintos filósofos y pensadores que se estudian. El resultado es una aproximación diferente, una perspectiva distinta a la habitual, al pensamiento de uno y de otros, que resulta enriquecedora tanto a teólogos como a filósofos. Sirve también este ensayo para lograr una mayor comprensión de la obra de Benedicto XVI, pues destaca lo que él consideraba problemas esenciales y aporta información sobre algunas de sus obras.