El comedor social «San José», situado en el barrio de Carabanchel, ha estrenado este mes de marzo una nueva cocina para mejorar la elaboración y distribución de comidas a más de 300 familias y personas sin recursos, especialmente afectadas por la pandemia.
Este comedor, impulsado por la Obra Social-Familiar «Álvaro del Portillo» y la Asociación «Familia y Cultura» de Vallecas ya distribuía, desde mayo de 2020 comida no cocinada para unas 500 personas.
Voluntarios – beneficiarios
La nueva cocina está atendida por voluntarios, que, en su mayoría son también beneficiarios de los proyectos de “Amar siempre más”, al que pertenece este comedor.
Uno de ellos, que conoció el comedor a través de unas compañeras que eran beneficiarias, destaca para Omnes cómo “Lo que más me gusta es poner mi granito de arena en función de los más necesitados. Involucrarme y contribuir en todo lo que se pueda, satisface ver crecer y diversificarse el proyecto”. Aunque también apunta que a veces “creo que alguna persona no aprecia el esfuerzo que hacemos por ella, porque es difícil sacar el comedor adelante y no todo el mundo se da cuenta”.
El comedor San José no es el único de este proyecto, como nos cuenta uno de sus responsables, “entre Vallecas, Canillejas, Carabanchel y Tetuán, que son los comedores que tenemos abiertos en este momento, atendemos a unas 2000 personas. Muchos de ellos, niños”.
La pandemia ha supuesto un reto para esta asociación puesto que “Las solicitudes de alimento en Vallecas se triplicaron, y pensamos que lo mismo debía estar ocurriendo en otros sitios, así que nos lanzamos a repartir comida preparada en Getafe, San Fernando de Henares y Carabanchel. Fue espectacular: cientos de personas acudieron a solicitar comida. Muchos, en situaciones realmente dramáticas. Poco a poco la situación se está normalizando, pero aún llegan varias solicitudes nuevas cada día”.
El proyecto “Amar siempre más”
Todos ellos forman parte de “Amar siempre más”, un proyecto que facilita también atención psicológica y espiritual, formación laboral, acompañamiento y espacio de juegos infantiles. “Nuestro objetivo” señalan “es que cada persona que se acerca al proyecto sea santa. Intentamos acompañarla para que sea una persona realizada y feliz.
Eso incluye ofrecerle ayuda en lo más básico (alimento, ropa, techo, formación laboral…); en los vínculos familiares, que son fundamentales y muchas veces están rotos o deteriorados (formación para la educación de los hijos, terapias de pareja, convivencias, psicólogos, acompañamiento a las madres, apoyo escolar…) y en lo espiritual, que es el corazón de todo lo que hacemos, porque es de donde brota ese amor que nos va sanando (retiros, voluntariado, grupos de distintas espiritualidades, cenas Alpha, formación cristiana…).
Procuramos que cada persona se sienta acogida, respetada, en familia, y también responsable, porque el proyecto se va tejiendo con lo que aportamos cada uno”. Su trabajo se basa en un concepto de atención integral y de liderazgo del beneficiario, que muchas veces colabora, asimismo, con el proyecto.
La Obra Social-Familiar Álvaro del Portillo
La Obra Social-Familiar Álvaro del Portillo, impulsora de este proyecto, está formada por voluntarios, como ellos se definen “entusiasmados con este proyecto, con muchas ganas de compartir nuestro día a día con quienes se acercan al comedor, porque aprendemos muchísimo de ellos”.
Como ejemplo, la figura del beato Álvaro del Portillo, quien “en los años 30, iba a la parroquia San Ramón Nonato de Vallecas, donde nacimos como asociación. Vallecas era por entonces un barrio muy, muy humilde y don Álvaro ayudaba a los niños de la zona en todo lo que podía y les daba catequesis. Cuidaba sus cuerpos y sus almas. Por eso decidimos ponerle su nombre a la asociación. De alguna manera, intentamos continuar lo que él empezó” concluyen.