En presencia de dirigentes políticos, reyes, embajadores y representantes internacionales, el Papa Francisco ha recibido en el Vaticano el Premio internacional “Carlomagno” 2016.
— Giovanni Tridente
“Un nuevo humanismo europeo”. Con este sueño, expresado “con la mente y el corazón, con esperanza y sin vana nostalgia, como un hijo que encuentra en la madre Europa sus raíces de vida y fe”, el Papa Francisco ha concluido su apasionado discurso con ocasión de la entrega del Premio Carlomagno, que recibió el 6 de mayo en la Sala Regia de la Ciudad del Vaticano.
En presencia de dirigentes políticos, reyes, embajadores y representantes internacionales, el Papa ha evocado la memoria de los padres fundadores de Europa, recordando cómo ellos mismos supieron “buscar vías alternativas e innovadoras en un contexto marcado por las heridas de la guerra”.
Para hacer efectivo este sueño de un nuevo humanismo, es necesario volver a descubrir, según el Papa, tres capacidades. La primera es saber “integrar”, porque “más que aportar grandeza, riqueza y belleza, la exclusión provoca bajeza, pobreza y fealdad”; no en vano “la identidad europea es, y siempre ha sido, una identidad dinámica y multicultural”.
Además hay que saber re-encontrar la “capacidad de diálogo”, reconociendo “al otro como un interlocutor válido” y mirando “al extranjero, al emigrante, al que pertenece a otra cultura como sujeto digno de ser escuchado, considerado y apreciado”. Finalmente, hay que volver a “generar”, quizá recurriendo a “nuevos modelos económicos más inclusivos y equitativos, orientados no para unos pocos, sino para el beneficio de la gente y de la sociedad”.
Otros premiados:
2016: Francisco
2009: Andrea Riccardi
2008: Angela Merkel
2004: Juan Pablo II
1999: Tony Blair
1988: Helmut Kohl