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Polonia: Refugiado en casa, Dios en casa

El mundo entero ve con admiración y asombro cómo los polacos se están volcando en su ayuda con sus vecinos de Ucrania. Cientos de familias polacas están acogiendo a refugiados de Ucrania en sus casas y desde los medios, las instituciones y, especialmente la Iglesia, se organizan grupos de evacuación, acogida y ayuda.

Maria José Atienza·4 de marzo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos
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Refugiados en un albergue temporal habilitado en la estación de Przemysl ©CNS photo/Kai Pfaffenbach, Reuters

Iniciativas organizadas o particulares, en coche, a pie… van hacia las fronteras y les llevan mantas, comida caliente y ropa. Recogen a mujeres, ancianos, niños y los llevan a lugares seguros. Los esperan con regalos en las estaciones de tren o bus…

“En todas las diócesis de Polonia, se ha organizado una ayuda concreta para los refugiados y las personas que han permanecido en Ucrania. Casas religiosas, centros de Cáritas, casas parroquiales han abierto sus puertas a los necesitados y a quienes buscan refugio durante este difícil momento”, relata para Omnes P. Jakub J. Szyrszeń, sacerdote de la diócesis de Cracovia que, aunque se encuentra en España en estos momentos, se mantiene en contacto directo con su país.

Algunas iniciativas diocesanas

En la archidiócesis de Cracovia, el Arzobispo Marek Jędraszewski ha creado un equipo para ayudar a Ucrania y a los refugiados que llegan a la archidiócesis. Cáritas Polonia y coordina las acciones para los refugiados que superan ya los miles a través de las distintas Cáritas diocesanas.

Centros, casas parroquiales y de retiro, colegios o seminarios como el de Szczecin o el de Silesia se han convertido en refugios y, desde la Iglesia preparan más lugares con el fin de atender a todos los ucranianos, en especial, mujeres, niños y ancianos que cruzan la frontera huyendo de la acción militar rusa.

Un país sin campo de refugiados acoge ya a cientos de miles de personas, de hecho, desde Cáritas Polonia se planea adecuar 20 centros de ayuda para inmigrantes en toda Polonia

El P. Jakub J. Szyrszeń recuerda que “el domingo y el miércoles de ceniza, se llevaron a cabo colectas en las iglesias, cuya recaudación asignarán en su totalidad para ayudar a Ucrania. En cada parroquia de la Archidiócesis de Cracovia se pueden llevar productos de primera necesidad para hacerlos llegar tanto a Ucrania como a los refugiados, a quienes acogeremos aquí. Cinco de nuestros sacerdotes trabajan actualmente en Ucrania y estamos tratando de garantizar que la ayuda humanitaria llegue a sus parroquias a través de la Cáritas”.

Las diócesis de Zamość-Lubaczów y la archidiócesis de Lublin, tres diócesis fronterizas con Ucrania cooperan con la Guardia Fronteriza y el Servicio de Aduanas e Impuestos, que coordinan la afluencia de refugiados para acoger y ayudar a quienes pasan a Polonia huyendo de la guerra.

Przemyśl, en la frontera con Ucrania, es uno de los “puntos calientes” de esta situación. Allí, Cáritas prepara, diariamente, unas 5.000 raciones de comida para refugiados y unas 200 para fuerzas del orden, médicos y voluntarios que se reparten en la estación de tren de Przemyśl donde llegan miles de personas cada jornada.  Además de estas comidas, reparten bocadillos, dulces, mantas, catres, y hacen actividades para niños no sólo en la estación sino en diversos en distintos puntos de la ciudad.

La parroquia de Łomianki, perteneciente a la archidiócesis de Varsovia acoge ya a 700 refugiados. Muchos de ellos, tras pasar las primeras horas en las dependencias parroquiales han sido acogidos por familias de la feligresía. Voluntarios de todas las edades empaquetan comida, regalos, juguetes y ropa para los refugiados. Otros se han organizado con vehículos para traer a los refugiados desde la frontera lo antes posible.

El arzobispo de Katowice, Wiktor Paweł Skworc, ha pedido que, donde sea posible y cuando sea necesario, se pongan a disposición estructuras parroquiales (habitaciones, casas de catequesis, locales y pisos gratuitos) y casas religiosas para acoger a las personas que, desde hace días, no cesan de llegar a Polonia.

Una de las primeras ayudas que llegó a suelo ucraniano partió de Cáritas de la archidiócesis de Gdansk. Desde esta ciudad enviaron dos furgonetas cargadas de productos básicos: alimentos de larga duración, medicamentos, productos de higiene personal y juguetes para niños. Gracias a la extraordinaria movilización de los trabajadores de Cáritas y a la buena organización del trabajo, fue posible llenar el espacio de las furgonetas muy rápidamente y al máximo. Una ayuda que, en pocas horas se quedó pequeña por el agravamiento del conflicto.

Las comunidades religiosas polacas están siendo uno de los pilares clave en esta ayuda a los refugiados y al pueblo de Ucrania. Muchas de estas comunidades están en contacto con sus hermanos en Ucrania haciéndoles llegar toda la ayuda posible, como los jesuitas que han creado un equipo coordinado por las dos provincias jesuitas de Polonia, que organiza la ayuda a los refugiados y el apoyo a los jesuitas que operan en las zonas cubiertas por la guerra. Desde Polonia preparan alojamiento para refugiados, transportes de regalos y personas, y ofrece apoyo psicológico.

En Jasna Góra, el centro del corazón mariano de Polonia, la Casa del Peregrino, acoge ya a los primeros refugiados. Desde el mismo comienzo de la guerra, los paulinos que custodian el santuario declararon que recibirían con agrado a quienes buscaran refugio y ayuda.

Un paquete para Ucrania

Caritas Polonia ha impulsado además una nueva campaña a partir del 4 de marzo «Un paquete para Ucrania». ¿De qué se trata? Familias polacas, comunidades parroquiales, clubes escolares de Cáritas y los equipos parroquiales de Caritas podrán preparar paquetes, de no más de 20Kg. con los productos más necesarios destinados a una familia determinada. El paquete irá acompañado de una carta con las palabras de apoyo y será enviado a Ucrania.

Acogida y oración

En su mensaje de Cuaresma, el arzobispo Stanisław Gądecki presidente de la Conferencia Episcopal Polaca agradeció “cada palabra amable y los más pequeños gestos de bondad dirigidos a nuestros hermanos y hermanas que sufren. Rodeémoslos de oración, mostremos cordialidad, ayudémoslos a encontrar trabajo” y animó a los fieles a orar por Rusia. “No habrá paz en nuestra parte del mundo hasta que Rusia regrese a Cristo”, señaló.

No sólo ayuda, sino también oración por la paz. El santuario de Jasna Góra, acoge una oración constante por la paz en Ucrania, especialmente ante el Santísimo Sacramento, expuesto permanentemente.

Refugiado en casa, Dios en casa

Una muestra de fraternidad, de caridad cristiana del pueblo polaco, que el propio Papa Francisco ha querido resaltar en la audiencia del miércoles 2 de marzo al dirigirse a los obispos y al pueblo polaco con estas palabras: “Ustedes fueron los primeros en apoyar a Ucrania, abriendo sus fronteras, sus corazones y las puertas de sus hogares a los ucranianos que huían de la guerra. Les ofrecen generosamente todo lo que necesitan para vivir con dignidad, a pesar del drama del momento. Les estoy profundamente agradecida y les bendigo con todo mi corazón”.

“Para la Iglesia en Polonia esta Cuaresma es una gran catequesis sobre el amor al prójimo” apunta el sacerdote Jakub J. Szyrszeń que recuerda un dicho polaco “Huésped en casa, Dios en casa”. En estas semanas, en muchas casas de Polonia, Dios tendrá su sitio en los ojos de quienes han huido de una guerra impuesta y terrible.

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