Vaticano

Piero Coda: «El modelo de ser Iglesia clerical ya ha llegado a su fin»

Omnes entrevista a Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y encargado de coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión del Sínodo.

Federico Piana·30 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Piero Coda

Monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional (CNS photo/Junno Arocho Esteves)

El camino hacia la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano el próximo mes de octubre, no se detiene. Tras la presentación del “Instrumentum laboris”, que tuvo lugar el pasado 9 de julio en la sala de prensa vaticana, ahora se espera la publicación de un vademécum, que debería contener un comentario razonado sobre ese texto de trabajo.

Confirma la noticia monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y profesor de teología dogmática en el Instituto Universitario “Sophia” de Loppiano. El teólogo, llamado a coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión, explica en una entrevista a Omnes que este vademécum, presumiblemente listo para mediados de agosto, será muy útil porque “ofrecerá perspectivas de profundización teológica, pastoral y canónica”.

La oración intensa, un paso importante

Entre los muchos pasos que hay que dar para llegar a la apertura de la segunda sesión sinodal, hay algunos que deben considerarse de primera importancia. En primer lugar, explica Coda, “es deseable que las Iglesias locales, las Conferencias Episcopales en particular, examinen el ‘Instrumentum laboris’, como deberán hacerlo los miembros de la próxima sesión del Sínodo”. Sin olvidar, añadió, la dimensión de la oración que “deberá ser intensa sobre todo por parte de las comunidades, los institutos monásticos, las monjas de clausura y, por supuesto, todo el pueblo de Dios”.

Pero acompañando a la preparación de la nueva fase sinodal deberá estar también, según el teólogo, “la posibilidad de profundizar a través de los medios de comunicación, como las redes sociales, para hacer consciente no sólo a todo el pueblo de Dios de la importancia de este acontecimiento, sino también para filtrar las exigencias del Sínodo en un ámbito social y cultural más amplio”.

Instrumento coral

El “Instrumentum laboris», en esencia, se considera el fruto de la escucha de las peticiones procedentes de las Iglesias locales, de las Conferencias Episcopales, de los movimientos eclesiales, de los religiosos y de los laicos de todo el mundo. Piero Coda, resumiendo, lo define como un instrumento coral: “Y podríamos añadir que también puede considerarse un instrumento bastante original en el camino que hasta ahora han recorrido positivamente los diversos eventos sinodales: las propuestas hechas a nivel local se han convertido en centrales para determinar la perspectiva y los contenidos concretos del ‘Instrumentum laboris’. Que, como se puede imaginar, parte del informe de síntesis de la primera sesión sinodal”.

Las tres dimensiones

El “Instrumentum laboris» tiene tres dimensiones: la de las relaciones, la de los caminos y la de los lugares. “Es una buena perspectiva -afirma el teólogo- declinar lo que es el tema fundamental del Sínodo: cómo ser una Iglesia sinodal. Y cómo ser Iglesia sinodal implica, en primer lugar, una visión y una práctica de las relaciones dentro de la vida eclesial que se ajuste a la vocación sinodal y misionera del Pueblo de Dios”. Relaciones, añade, que “deben madurar gracias a caminos concretos y que finalmente deben encarnarse en lugares donde se exprese la naturaleza sinodal de toda la Iglesia, global y local”.

Iglesia ministerial

En el capítulo dedicado a las relaciones, entre otras instancias, el “Instrumentum laboris” destaca la dedicada a los ministerios ordenados y la posibilidad de dar vida a nuevos ministerios. Coda está convencido de que “está madurando una conciencia muy profunda y articulada de que la ministerialidad de la Iglesia no es sólo prerrogativa de lo que conocemos como ministerios ordenados -episcopado, presbiterado y diaconado-, sino que implica una promoción, vinculada también a los diversos contextos eclesiales del mundo, de los ministerios instituidos y una valorización del ministerio bautismal, de los nacidos del sacramento de la confirmación y del sacramento del matrimonio. Una Iglesia totalmente ministerial fundada en el discernimiento de la acción del Espíritu Santo”.

Cambio de ritmo

En la dimensión de los caminos, hay un aspecto de transparencia, responsabilidad y evaluación que no se limita al ámbito de los abusos sexuales y financieros, sino que debe afectar también a los planes pastorales, los métodos de evangelización y la forma en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana. “Podría decirse que la cuestión de los abusos sexuales, de poder y psicológicos no es más que la punta de un iceberg, es decir, de un modelo de ser Iglesia esencialmente piramidal, verticalista e incluso clerical, que a estas alturas ya ha llegado a su fin”, argumenta Coda.

El secretario de la Comisión Teológica Internacional espera que sobre esto “haya un profundo cambio de paso capaz de invertir concretamente la metodología de participación y gobierno de la Iglesia capaz de poner en marcha mecanismos válidos de verificación y transparencia”.

Lugares de encarnación

Pero ¿cuáles son los lugares, de los que habla también el “Instrumentum laboris», en los que todo esto debe encarnarse y que deben evitar dos riesgos: el del particularismo extremo y el del universalismo abstracto? Monseñor Coda da una respuesta clara: “Son lugares enraizados en contextos específicos, como las comunidades parroquiales en comunión con otras comunidades eclesiales. Luego están las diócesis, las Conferencias Episcopales regionales, las agrupaciones de las Iglesias a nivel continental, sin olvidar la Iglesia universal con el ministerio del Papa a través del instrumento de la Curia Romana, instrumento de comunión entre los obispos y toda la sinodalidad del Pueblo de Dios”.

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