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Persecuciones en la India: “Asustar a los cristianos y otras comunidades para reforzar el apoyo a los partidos nacionalistas hindúes”

La opresión a los cristianos en la India aumenta, “no sólo de año en año, sino de mes en mes”. Así lo contaba el pasado 29 de noviembre Vatican News, el portal de noticias del Vaticano.

Leticia Sánchez de León·11 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Un hombre sostiene una vela durante un servicio de oración por el jesuita Stan Swamy ©CNS photo/Francis Mascarenhas, Reuters

Tal y como recogía Vatican News el pasado mes de noviembre, el UCF (Foro Cristiano Unido por sus siglas en inglés), publicó su informe anual sobre la persecución religiosa en la India. En él hacía referencia a un aumento de los incidentes relacionados con la libertad religiosa y de culto en la India, pasando de 505 en 2021 a 511 en lo que va de 2022.

El número de ataques a la minoría cristiana en el país no sólo no ha descendido, sino que sigue aumentando.

El origen de los conflictos

Para comprender estos conflictos es necesario tener en cuenta el proceso de hinduización, sobre todo a nivel social y político, que ha vivido el país en el siglo pasado. Un informe del Real Insituto Elcano explica cómo desde 1923 cuando se publica la obra Hindutva (hinduidad), de Savarkar, se comienza a defender la teoría de la equivalencia de los conceptos pitribhumi (tierra ancestral) y punyabhumi (tierra sagrada), concluyendo que solamente las religiones surgidas en territorio indio pueden considerarse como religiones nacionales (budismo, jainismo, sijismo, hinduismo, etc.). Como consecuencia, los creyentes que tuvieran sus lugares santos originarios fuera de la India (musulmanes, cristianos y otros) resultan extraños a la construcción de una sola nación indiana con sus características y religión propias. Ésta idea es el pilar ideológico del nacionalismo hindú y la que orienta sus discursos y acciones.

Esta escalada se acrecentó con la llegada al poder del BJD, el partido nacionalista hindú,  en 1996 caracterizado por un intento de reivindicar lo “hindú” como propio, buscando consolidar la identidad nacional e identificando todo aquello que no sea hindú como un enemigo externo generalmente encarnado en la figura del musulmán y también, cada vez más, en el cristiano.

Las llamadas “Leyes de Libertad Religiosa”

Desde entonces y sobre todo a partir de los años 70 se comenzaron a aprobar en varios estados de la India, las llamadas “Leyes de Libertad Religiosa” que regulan y, sobre todo, restringen, la conversión de una a otra religión. Varios estados del norte, oeste y este de la India, como Uttar Pradesh, Himachal Pradesh, Gujarat, Chhattisgarh, Odisha, Madhya Pradesh, Arunachal Pradesh, Uttarakhand y Jharkhand, tienen vigentes leyes de este tipo.

Karnataka, en el suroeste de la India, ha sido el último estado en promulgar su propia ley, en mayo de este mismo año. La ley establece que “nadie convertirá o intentará convertir, directa o indirectamente, a otra persona de una religión a otra mediante declaraciones falsas, fuerza, influencia indebida, coacción, seducción o cualquier medio fraudulento, ni mediante el matrimonio; nadie fomentará ni organizará conversiones religiosas de otras personas”. Así se podía leer en el proyecto de ley del estado de Karnataka- “En caso de infracción, se prevé una pena de prisión de tres a cinco años y una multa de 25.000 rupias indias (307 dólares), mientras que la pena de prisión se eleva a 10 años y la multa a 50.000 rupias (614 dólares) para quienes conviertan a menores, mujeres y personas de las comunidades (…) consideradas grupos marginados y vulnerables.” Son sanciones muy altas si tenemos en cuenta que el sueldo mensual neto es de 44900 rupias, unos 551,53 dólares y la gran desigualdad entre castas.

“Allí donde se ha aprobado la ley anti-conversión, se ha dado una justificación para la persecución de las minorías religiosas y otros grupos marginados -dice Ram Puniyani, director del NSF, (National Solidarity Forum) y promotor de los derechos humanos en la India, en un artículo publicado en la página web de la Agencia Fides sobre la situación de los cristianos en la India. “Los ataques a las minorías han aumentado significativamente en los últimos años desde que esta ley se utiliza como arma contra los cristianos y los musulmanes, especialmente los adivasis, los dalits y las mujeres” -concluye Punyani.

Según varias asociaciones que trabajan en la India para promover y proteger los derechos humanos, la conversión de un dalit (“paria”, considerado fuera de las 4 castas indianas) al cristianismo o al islam, hace que éste pierda la protección del Estado, pero no sucede así si se convierte al sijismo, al jainismo o al budismo. Estas discriminaciones actúan de incentivo para que los individuos permanezcan en el hinduismo -o se conviertan a esa religión- y violan la libertad de conciencia.

Y por si fuera poco, la fundamentación de esta ley es prácticamente inexistente. Asma Jahangir, la Relatora Especial de la ONU sobre Libertad de Religión o de Creencias, señaló en su informe sobre India en 2011 que: “Aun en los estados indios que han adoptado leyes sobre la conversión religiosa, parece haber solo pocas condenas, si hay alguna, por conversiones mediante el uso de la fuerza, incentivos o medios fraudulentos. En Orissa, por ejemplo, los oficiales de distrito y oficiales de primer nivel en la Secretaría de Estado no han podido citar o aducir una sola infracción de la Ley de Libertad de Religión de Orissa de 1967”.

Las persecuciones se acentúan contra los cristianos

El origen de las persecuciones se remonta al año 2008 en el estado de Odisha, (antes Orissa, en la India oriental), cuando Swami Lakhmananda Saraswati, líder local del Vishwa Hindu Parishad (VHP), y otros cuatro miembros del VHP fueron asesinados. Aunque un dirigente maoísta había reivindicado la autoría y los líderes cristianos habían condenado los asesinatos, turbas organizadas atacaron posteriormente a cristianos de comunidades dalit y tribales. A finales de septiembre de 2008, más de 40 personas habían sido asesinadas en Odisha, más de 4.000 hogares cristianos destruidos y unas 50 iglesias demolidas. Unas 20.000 personas vivían en campos de socorro y más de 40.000 estaban escondidas en bosques y otros lugares. La Relatora Especial de la ONU dijo en 2009 estar profundamente alarmada por la situación humanitaria en los campamentos de socorro, donde, según los informes, no había acceso a alimentos, agua potable, atención médica, instalaciones sanitarias adecuadas ni ropa apropiada.

Lo sucedido en Odisha supuso un antes y un después para los cristianos en la India: nunca antes se habían recrudecido tanto los ataques a los cristianos por parte de los fundamentalistas hindúes. Desde entonces, Odisha es un símbolo de la intolerancia de los movimientos nacionalistas hindúes, aunque ya desde 2008 los ataques a los cristianos se han extendido a otros estados, como el estado de Jharkhand, (al norte de Orissa) hoy epicentro de las tensiones.

Según el coordinador del UCF, A.C. Michael, la violencia contra las minorías cristianas crece de día en día, convirtiéndose en una tendencia difícil de parar. Gracias a la labor del UCF se sabe cuál es el modus operandi de los persecutores: los incidentes suelen ser perpetrados por pequeños grupos de justicieros que cuentan entre sus miembros con hindúes extremistas. Estos grupos, formulan acusaciones de actividades de conversión forzosas, y de esta manera irrumpen en los lugares donde los cristianos se reúnen, con el objetivo de asustarles e incluso atacando a alguno de ellos en más de una ocasión.

Lo grave es que muchos de estos ataques tienen lugar sin consecuencias para los persecutores desde el punto de vista jurídico y/o político. El UCF explica que cuando se registran casos contra los autores del crimen, no se toma ninguna medida. Y como la policía, la administración, los políticos y el gobierno mantienen un estudiado silencio cuando se cometen actos de violencia contra las minorías religiosas, los fanáticos religiosos adquieren más valor y se convierten en autoridades extraconstitucionales para violar sus derechos.

La voz del papa Francisco

El papa Francisco ha repetido en numerosas ocasiones la necesidad de luchar contra el fanatismo religioso y en particular en sus encuentros interreligiosos de El Cairo en 2017 y en su reciente visita al Reino de Bahrein en noviembre de 2022.

En su visita a El Cairo, el Papa dijo que “como líderes religiosos estamos llamados a desenmascarar la violencia que se disfraza de supuesta sacralidad, (…). Estamos obligados a denunciar las violaciones que atentan contra la dignidad humana y contra los derechos humanos, a poner al descubierto los intentos de justificar todas las formas de odio en nombre de las religiones y a condenarlos como una falsificación idolátrica de Dios.

El autorLeticia Sánchez de León

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