Comienza la Peregrinación Eucarística Nacional en Estados Unidos. Del 17 de mayo al 16 de julio miles de católicos saldrán a las calles del país a lo largo de las cuatro rutas establecidas, con el fin de preparar el Congreso Eucarístico.
Joel Stepanek es el vicepresidente de programación y administración del evento. Su trabajo es coordinar a todos los equipos movilizados para este gran evento en el país. Casado y padre de tres hijos, durante mucho tiempo ha colaborado en la evangelización con jóvenes.
Como deja ver en esta entrevista, para él, esta Peregrinación Eucarística es una gran oportunidad para los católicos estadounidenses, un evento histórico en el que han invertido muchos recursos y esfuerzos para promover el Renacimiento Eucarístico.
¿Cuál es el origen de esta Peregrinación Eucarística y por qué cree que es importante que se celebre antes del Congreso Nacional Eucarístico ?
– La Peregrinación Eucarística Nacional surgió durante las reuniones de planificación del Congreso. Pensamos que sería maravilloso peregrinar con el Santísimo Sacramento a Indianápolis en las semanas previas a ese momento del Renacimiento Eucarístico. Sabiendo que miles de católicos estarían en Indianápolis, también hay muchos que no podrán estar allí y esta Peregrinación permite que esas personas tengan una participación significativa en el Congreso.
Hay muchas diócesis locales que están planeando eventos que permitan a mucha más gente ser parte de este proyecto que el Espíritu Santo está haciendo en los Estados Unidos. Y la razón principal de la Peregrinación es rezar. Tenemos cuatro rutas con nuestro Señor y vamos a utilizar ese tiempo para rezar por nuestro país.
Las cuatro rutas tienen títulos diferentes: María, Elizabeth Ann Seton, Juan Diego y Junípero Serra. ¿Por qué eligieron esos nombres?
– Los tres santos están cerca de los puntos de origen de esas rutas. Tenían sentido como patronos de las rutas que parten de cada región por la conexión que guardan con ellos. Por su parte, la Ruta Mariana, pasa por Champion, Wisconsin, que es la única aparición de Nuestra Madre Santísima en Estados Unidos.
¿Cómo es el proceso para coordinar a tanta gente en un acontecimiento tan importante?
– Nuestro maravilloso equipo ha trabajado con las parroquias y diócesis locales para ayudarles a organizar estos actos. En realidad, nosotros llevamos a los peregrinos y el Santísimo Sacramento, pero son las parroquias y diócesis locales las que organizan los actos. Así que la Peregrinación Nacional Eucarística ha sido un catalizador para que las diócesis y las parroquias organicen sus propios actos eucarísticos.
En realidad, gran parte del trabajo ha consistido en unir los puntos. Estamos entusiasmados por recorrer esos lugares y celebrar la Eucaristía con tanta gente. La gente se reunirá para rezar, servir y dar culto a Cristo en sus propias zonas.
¿Ha aprendido algo nuevo sobre la vida parroquial o diocesana al trabajar con ellos en este proyecto?
– Me he sentido muy bendecido por lo entusiasmada que está la gente con esto. Creo que a veces en la Iglesia de Estados Unidos puede existir la idea de que las diócesis son demasiado burocráticas, que las parroquias locales pueden se ocupan más del mantenimiento que de la misión.
Sin embargo, allí donde hemos ido han dado realmente un paso adelante hacia algo nuevo y evangelizador.Me ha edificado mucho la voluntad de las personas en los lugares a los que hemos ido, no sólo quieren hacer algo por su gente, sino que están entusiasmados con ello.
Tendrán lugar procesiones con el Santísimo Sacramento, ¿qué medidas tomarán para que Cristo Sacramentado sea custodiado y respetado durante la Peregrinación Eucarística?
– Cada recorrido tendrá consigo dos capellanes, muchas veces son sacerdotes, en un par de momentos habrá diáconos. Así que los ministros ordinarios de la Eucaristía serán siempre los responsables de la procesión con el Santísimo Sacramento.
Los sacerdotes capellanes y los diáconos capellanes tienen instrucciones específicas sobre cómo se deposita el Santísimo Sacramento al final del día, así como precauciones de emergencia. Si algo sucediera en el transcurso de la peregrinación, desde mal tiempo hasta el bloqueo de una carretera por una protesta, hemos pensado en ello y lo hemos previsto.
¿Pueden participar en la Peregrinación Eucarística las personas con movilidad reducida o que, por diversos motivos, no puedan realizar el recorrido completo?
– Pueden hacerlo, y por eso creo que el trabajo de las parroquias y diócesis locales ha sido tan decisivo. Gran parte de lo que haremos con la peregrinación, en cuanto a actos públicos, no implica necesariamente caminar.
Ciertamente, habrá procesiones en las ciudades y la gente podrá unirse en varios puntos de la ruta para caminar con los peregrinos. Pero muchas veces, habrá eventos en las parroquias con una exposición eucarística, con noches de oración, servicios de penitencia, etc.
Las personas con problemas de movilidad tendrán muchas oportunidades de participar en cualquiera de estos actos, que forman parte de la Peregrinación Nacional Eucarística.
¿Quiénes son los peregrinos perpetuos y cómo han sido elegidos?
– Los peregrinos perpetuos son un grupo de jóvenes adultos de todo Estados Unidos que solicitaron participar. Son jóvenes de entre 21 y 29 años que querían caminar con el Señor durante ocho semanas. Pasaron por un proceso de entrevistas bastante denso con solicitudes por escrito. Una vez seleccionados, han pasado por un proceso de formación que incluyó un retiro inicial en febrero y sesiones de formación semanales, así como reuniones individuales con nuestro equipo, para prepararse para el desafío físico y espiritual que supondrá esta peregrinación.
Usted está muy implicado en la pastoral juvenil, ¿qué ve en la actitud de los jóvenes en la Iglesia que le dé esperanza?
– Las semillas del Renacimiento están en la Iglesia joven. Los adolescentes y los jóvenes adultos se han sentido atraídos por la Eucaristía. Tienen una fe muy centrada en la Eucaristía, lo cual es bueno. Creo que ha sido hermoso ver cómo crecía la pastoral juvenil y la pastoral de jóvenes adultos en las últimas décadas. Para los jóvenes católicos de Estados Unidos, este momento es especialmente significativo, porque proporciona un momento de unidad dentro de la Iglesia.