Libro
El cardenal Robert Sarah vuelve a presentar un nuevo libro en torno a la figura del sacerdote. El guineano, sacerdote desde 1969, fue nombrado Arzobispo de Conakri con 34 años de edad. Juan Pablo II lo llamó a la Curia Romana en 2001, donde desempeñó varios altos cargos. Benedicto XVI lo creó cardenal en 2010, y en 2014 Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, donde ha estado hasta junio de 2020. El 8 de mayo de 2021, el Papa Francisco lo nombró miembro de la Congregación de las Iglesias Orientales.
En este nuevo libro, que el cardenal africano dedica “a todos los seminaristas del mundo entero”, pretende dar respuestas concretas sobre cuestiones alrededor del sacerdocio, a partir de diversos textos de santos, papas y algún otro autor. “Hemos de mirar cara a cara a la realidad: el sacerdocio parece tambalearse. Algunos sacerdotes son como los marineros de una nave violentamente sacudida por el huracán. Dan bandazos y pierden el equilibrio”.
El autor de Al servicio de la verdad, Desde lo más hondo de nuestros corazones, La fuerza del silencio, Dios o nada y Se hace tarde y anochece, se sirve de grandes autores espirituales como san Agustín, san Gregorio Magno, san Juan Crisóstomo, santa Catalina de Siena, san Juan Pablo II, san John Henry Newman, Pio XII, Benedicto XVI o el Papa Francisco. El hilo conductor, la reflexión del don maravilloso del sacerdocio y la participación en el sacerdocio de Jesucristo: “Es evidente”, afirma el cardenal Sarah en la introducción de su libro, “que la santidad que debe brillar en el sacerdocio nace de la santidad de Dios. Los sacerdotes tienen que hacerse perfectos y santos a imagen de Jesucristo”.
Sarah manifiesta su notable preocupación ofreciendo este volumen, de modo sencillo, breve, accesible a todos. “Un libro cuyo objetivo consiste en que los sacerdotes vuelvan a descubrir su identidad profunda, en que el pueblo de Dios renueve su manera de mirarlos”. Ya es conocido el estilo del cardenal guineano, profundo y a la vez asequible. Después de su lectura se aprecia que está dirigido principalmente a los sacerdotes, pero que cualquier cristiano puede leer y aplicarse las enseñanzas de los santos, hombres y mujeres, laicos y clérigos, a los que Sarah “cede la palabra”.