Vaticano

El Papa sobre Benedicto XVI: «Sólo Dios conoce la fuerza de sus sacrificios ofrecidos por la Iglesia»

El Papa Francisco ha presidido el rezo de las Vísperas y el Te Deum de acción de gracias en la basílica de san Pedro en la última tarde del año 2022 en una ceremonia marcada por el recuerdo a Benedicto XVI.

Maria José Atienza·31 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
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El Papa durante el rezo de Vísperas ©CNS photo/Paul Haring

El rezo de las Vísperas y del Te Deum propio de este 31 de diciembre ha estado marcada por el fallecimiento del Papa emérito. En su homilía en este último día de 2022, Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, el Papa Francisco ha puesto de relieve la figura del Papa emérito y ha centrad sus palabras en la virtud de la bondad, clave en el mundo de hoy.

Benedicto XVI, ejemplo de bondad

La libertad ha sido el primer concepto sobre el que ha querido reflexionar el Papa Francisco. A ella se ha referido al recordar que Cristo «no nació en una mujer sino de una mujer. Esto es esencialmente diferente, significa que Dios quiso tomar carne de una mujer, no utilizo sino que le pidió su consentimiento y con ella empezó el lento camino de la gestación de una humanidad libre de pecado y llena de gracia y de verdad».

«La maternidad virginal de María es el camino que revela el respeto extremo de Dios por nuestra libertad. Este modo suyo de venir a salvarnos es el camino por el que también nos invita a seguirle, a continuar junto a Él tejiendo la humanidad nueva, libre y reconciliada». El Papa se ha detenido en esta palabra «humanidad reconciliada» para explicar que «es una forma de relacionarnos de la que derivan muchas virtudes humanas como la bondad».

Ha sido en este momento cuando sus palabras han recordado a «nuestro queridísimo Papa emérito Benedicto XVI que nos ha dejado esta mañana». Con emoción contenida, el Papa, ha afirmado que «recordamos su persona tan noble, tan gentil. Y sentimos tanta gratitud en el corazón: gratitud a Dios por haberle dado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha realizado, y especialmente por su testimonio de fe y de oración, sobre todo en estos últimos años de su vida retirada. Sólo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia».

Los daños del individualismo consumista

El Papa ha querido ofrecer esta idea de bondad y de diálogo como el camino a seguir en la sociedad señalando que «la bondad es un factor importante de la cultura del diálogo, y el diálogo es indispensable si queremos vivir en paz, como hermanos, que no siempre se llevan bien -es normal- pero que, sin embargo, hablan entre sí, se escuchan e intentan comprenderse y encontrarse».

Francisco ha animado a humanizar nuestras sociedades ejercitando esta bondad a diario y ha querido apuntar como «los daños del individualismo consumista están a la vista de todos», ya que el prójimo, los demás, «aparecen como obstáculos para nuestra tranquilidad, para nuestra comodidad. Otros nos «incomodan», nos molestan, nos quitan tiempo y recursos para hacer lo que nos gusta».

Ante este panorama, la bondad, ha querido resaltar el Papa Francisco «es un antídoto contra la crueldad, que desgraciadamente puede introducirse como un veneno en el corazón e intoxicar las relaciones; contra la ansiedad distraída y el frenesí que nos hacen centrarnos en nosotros mismos y cerrarnos a los demás».

Francisco ha querido recordar las tres palabras de la convivencia, permiso’, o ‘perdón’, y ‘gracias’. Son las «palabras de la bondad», ha afirmado el Papa.

Francisco ha vuelto a referirse a estas tres actitudes para reflexionar si las ponemos en práctica en nuestra vida, en un mundo que parece que nunca es amable.

Por último, el Papa ha vuelto su mirada a la Virgen que muestra cómo Dios quiso ser concebido en el seno de María, como cualquier niño, «No pasemos deprisa, detengámonos a contemplar y meditar, pues aquí está una parte esencial del misterio de la salvación», ha animado el Papa «y tratemos de aprender el ‘método’ de Dios, su respeto infinito, su ‘bondad’ por así decirlo, porque en la maternidad divina de la Virgen está el camino hacia un mundo más humano».

El Papa se ha unido al rezo del Te Deum en acción de gracias por el año vivido y también por el legado del Papa emérito y, posteriormente, ha visitado el pesebre instalado en el exterior de la plaza de san Pedro.

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