Vaticano

El Papa anima a los católicos en Trieste a participar en la vida política

El Papa Francisco realizó una breve visita a Trieste, Italia, donde se encontró con los participantes de la 50ª Semana Social de los Católicos. En sus discursos, el Santo Padre resaltó la necesidad de comprometerse con la política como católicos que buscan el bien común.

Paloma López Campos·7 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Papa

El Papa Francisco saluda a los peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro (CNS photo / Vatican Media)

El Papa Francisco viajó el 7 de julio a Trieste, Italia, en una breve visita apostólica con motivo de la 50ª Semana Social de los Católicos en Italia, celebrada dell 3 al 7 de julio con el tema «En el corazón de la democracia. Participar entre la historia y el futuro».

Durante el encuentro el Santo Padre se dirigió a los asistentes de las jornadas, a quienes agradeció su actividad, que cobra una relevancia especial en la actualidad pues “es evidente que en el mundo actual la democracia, digamos la verdad, no goza de buena salud. Esto nos interesa y preocupa, porque está en juego el bien del hombre, y nada de lo que es humano puede sernos ajeno”.

Por ello, dijo Francisco, debemos “asumir la responsabilidad de construir algo bueno en nuestro tiempo”, misión que la Semana Social de los Católicos tiene en cuenta gracias a su promotor, el beato José (Giuseppe) Toniolo.

Los cristianos no pueden desentenderse de esta situación, explicó el Pontífice. “Así como la crisis de la democracia es transversal a las distintas realidades y naciones, del mismo modo, la actitud de responsabilidad ante las transformaciones sociales es una llamada dirigida a todos los cristianos, dondequiera que vivan y trabajen, en todas las partes del mundo”.

El corazón herido de la democracia

El Papa comparó la crisis de la democracia con “un corazón herido” y marcado por la exclusión social de pobres, ancianos y niños. Se ha fomentado “la cultura del despilfarro”, en la que quienes tienen el poder han perdido la capacidad “de escuchar y servir a la gente”. Esto va en contra del auténtico sentido democrático, dijo el Papa, pues lo importante no es solo poder votar, sino “que todo el mundo pueda expresarse y participar”.

Ante esto, el Pontífice señaló “los principios de solidaridad y subsidiariedad” como buenas bases para recuperar la democracia. “En efecto, un pueblo se mantiene unido por los lazos que lo constituyen, y los lazos se fortalecen cuando cada uno es valorado”, afirmó Francisco.

El Papa pidió entonces “una democracia con el corazón curado” que siga “cultivando sueños para el futuro” y promoviendo “la implicación personal y comunitaria”. Por eso, el Santo Padre animó a los católicos a participar de la vida política para promover el bien común y “ser una voz que denuncia y propone en una sociedad a menudo muda y donde demasiados no tienen voz”.

“Este es el papel de la Iglesia”, concluyó Francisco. Una Iglesia que debe “comprometerse en la esperanza, porque sin ella se administra el presente pero no se construye el futuro. Sin esperanza, seríamos administradores, equilibradores del presente y no profetas y constructores del futuro”.

El Papa resalta el escándalo de un Dios humano

Tras su presencia en la jornada de cierre de la Semana Social de los Católicos, el Santo Padre celebró la Santa Misa. Durante la homilía, pidió a los presentes cuestionarse qué obstáculos les impiden creer en Jesús. Al igual que para sus contemporáneos, quienes no podían entender “cómo puede Dios, el todopoderoso, revelarse en la fragilidad de la carne de un hombre”, para muchos todavía hoy Cristo es un escándalo.

Para muchos es difícil comprender “una fe fundada en un Dios humano, que se inclina hacia la humanidad, que se preocupa por ella, que se conmueve por nuestras heridas, que asume nuestro cansancio”. En definitiva, para la sociedad es un escándalo ver “un Dios débil un Dios que muere en la cruz por amor y me pide también que supere todo egoísmo y ofrezca mi vida por la salvación del mundo”.

Sin embargo, Francisco afirmó que “necesitamos el escándalo de la fe. No necesitamos una religiosidad encerrada en sí misma, que mire al cielo sin preocuparse de lo que pasa en la tierra”. Siguió diciendo el Papa que “necesitamos el escándalo de la fe, una fe enraizada en el Dios que se hizo hombre y, por tanto, una fe humana, una fe de carne, que entra en la historia, que acaricia la vida de las personas, que cura los corazones rotos, que se convierte en levadura de esperanza y en semilla de un mundo nuevo”.

El Papa y el compromiso con la paz

El Papa Francisco retomó esta idea durante su reflexión en el rezo del Ángelus, donde afirmó que “la caridad es concreta, el amor es concreto”, por lo que no sirve con quedarse en la idea de vivir por amor y para servir a los demás, sino que hay que manifestarlo en actos concretos.

El Pontífice finalizó su viaje a Trieste pidiendo a los católicos que renueven su “compromiso de orar y trabajar por la paz”.

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