La Tierra Santa ha estado muy presente en el mensaje que el Papa Francisco ha dirigido al mundo entero antes de la bendición Urbi et Orbi que ha impartido desde el balcón central de la basílica de San Pedro, en una mañana fría y algo nublada en Roma, pero que no ha impedido a centenares de personas, acercarse al corazón del Vaticano para acompañar al Papa en el día de Navidad.
El Papa ha comenzado recordando que “allí, donde en estos días reinan dolor y silencio, resonó el anuncio esperado durante siglos”. Un anuncio que “nos llena de confianza y esperanza saber que el Señor nació por nosotros”.
El Papa, siguiendo la línea de la homilía de la misa de Nochebuena, ha querido recordar que la encarnación de Cristo hace que “nosotros seres humanos, con nuestros límites, abrazamos la certeza de una esperanza inaudita, la de haber nacido para el cielo”.
El Papa ha centrad su mensaje en la paz. En esa paz que no parece acompañar la vida de Cristo, ni siquiera en su nacimiento. El pontífice ha recordado que muchos niños tampoco tienen una vida en paz i tan siquiera en sus orígenes: “Cuántas matanzas de inocentes en el mundo: en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra. Son los pequeños Jesús de hoy”, ha destacado el Santo Padre.
Francisco ha comparado nuestro tiempo con la situación de la Belén que vio nacer a Jesús “Hoy, como en el tiempo de Herodes, las intrigas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y del ocultamiento. ¡Cuántas masacres debidas a las armas ocurren en un silencio ensordecedor, a escondidas de todos”.
Pero la esperanza de la Paz es hoy más actual que nunca, ha querido subrayar el Papa: “¡Cristo ha nacido por ti! Alégrate tú, que has abandonado la esperanza, porque Dios te tiende su mano; no te señala con el dedo, sino que te ofrece su manito de Niño para liberarte de tus miedos, para aliviarte de tus fatigas y mostrarte que a sus ojos eres valioso”.
Petición de paz de Tierra Santa a América
Especialmente importante ha sido la petición de paz del Papa para toda la tierra. Francisco ha pedido que la paz, del Príncipe de la Paz, “llegue en Israel y Palestina, donde la guerra sacude la vida de esas poblaciones; abrazo a ambas, en particular a las comunidades cristianas de Gaza y de toda Tierra Santa”.
El Papa ha renovado “un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes. Suplico que cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes, y que se remedie la desesperada situación humanitaria permitiendo la llegada de ayuda. Que no se siga alimentando la violencia y el odio, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”.
Además de Israel y Palestina, el recuerdo del Papa se ha dirigido a otros conflictos, menos presentes en los medios como “la martirizada Siria, como también a la de Yemen, que sigue sufriendo. Pienso en el querido pueblo libanés y ruego para que pueda recuperar pronto la estabilidad política y social.
Con los ojos fijos en el Niño Jesús imploro la paz para Ucrania. Renovemos nuestra cercanía espiritual y humana a su martirizado pueblo, para que a través del sostén de cada uno de nosotros sienta el amor de Dios en lo concreto.
Que llegue el día de la paz definitiva entre Armenia y Azerbaiyán. Que la favorezcan la prosecución de las iniciativas humanitarias, el regreso de los desplazados a sus hogares de manera legal y segura, y el respeto mutuo de las tradiciones religiosas y de los lugares de culto de cada comunidad.
No olvidemos las tensiones y los conflictos que perturban a las regiones del Sahel, el Cuerno de África y Sudán, como también a Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
Que llegue el día en el que se consoliden los vínculos fraternos en la península coreana, abriendo vías de diálogo y reconciliación que puedan crear las condiciones para una paz duradera”.
El continente de origen del pontífice también ha tenido presencia en esta petición de paz. El papa ha pedido, para el continente americano, “hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”.
Francisco ha atacado “los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras” como la compra – venta de armamento y los intereses mercantilistas.