Vaticano

El Papa insta a rezar por la paz y a imitar la libertad de Jesús

Francisco ha animado en el Ángelus de este domingo a rezar por la paz en Tierra Santa y en Ucrania, mirando a la Conferencia auspiciada por Jordania, Egipto y Naciones Unidas el día 11. Además, ha alentado a imitar la libertad de Jesús, para no convertirnos “en esclavos del placer, del poder, del dinero o de la aprobación”.  

Francisco Otamendi·9 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Papa reza Tierra Santa 7 junio 2024

El Papa Francisco, tras rezar por Tierra Santa en el Vaticano, con los embajadores de Palestina e Israel @CNS/Vatican Media

El Papa Francisco ha instado a rezar por la paz en la martirizada Ucrania, y de modo especial en este domingo por Palestina e Israel, al recordar la conferencia internacional que acoge Jordania el próximo 11 de junio para abordar la respuesta humanitaria en la Franja de Gaza, en un foro organizado también por el presidente de Egipto y por Naciones Unidas,.

En efecto, tal como ha señalado el Pontífice, bajo el nombre de «Llamamiento a la acción: Respuesta humanitaria urgente para Gaza», la conferencia estará presidida por el rey Abdalá II de Jordania; el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y por el secretario general de la ONU, António Guterres, informó la Corte Real jordana. El Papa ha alentado a socorrer al pueblo de Gaza y a que nadie impida la llegada de ayuda humanitaria. 

También ha recordado el Papa el décimo aniversario de la Invocación por la paz en Tierra Santa, en la que participaron el 8 de junio de 2014 los presidentes de Israel y Palestina, Shimon Peres y Mahmoud Abbas, y que fue recordado por Francisco en un momento de oración celebrado en los Jardines Vaticanos.

Francisco ha manifestado en el Ángelus de hoy que “darse la mano es posible” y que “hacer la paz requiere valentía, más valentía que hacer la guerra”. Ayer, el Pontífice pidió nuevamente que Israel y Palestina convivan uno al lado del otro, y animó a rezar por la paz.

“Jesús era libre”

“El Evangelio de la liturgia de hoy [con la lectura de San Marcos, en este X Domingo del Tiempo Ordinario], nos dice que Jesús, después de haber iniciado su ministerio público, se encontró ante dos reacciones: la de sus parientes, que estaban preocupados y temían que se hubiera vuelto loco; y la de las autoridades religiosas, que lo acusaban de actuar movido por un espíritu maligno”, ha comenzado el Santo Padre su reflexión en este domingo en la Plaza de San Pedro. 

En realidad, “Jesús predicaba y sanaba a los enfermos con la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu Santo lo hacía divinamente libre, es decir, capaz de amar y de servir sin medida y sin condiciones”, ha proseguido sus palabras, centradas en la libertad de Jesús.

“Jesús era libre respecto a las riquezas: por eso dejó la seguridad de su pueblo, Nazaret, para abrazar una vida pobre y llena de incertidumbres, curando gratuitamente a los enfermos y a cualquiera que viniese a solicitarle ayuda, sin pedir nunca nada a cambio”, ha añadido el Pontífice.

Libre respecto al poder, las riquezas, la fama

“Era libre respecto al poder: efectivamente, llamó a muchos a seguirlo, pero nunca obligó a nadie a hacerlo; y jamás buscó el apoyo de los poderosos, sino que estuvo siempre de la parte de los últimos, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo”.

Finalmente,” era libre respecto a la búsqueda de la fama y tambien de la aprobación, y por eso nunca renunció a decir la verdad, aun a costa de no ser comprendido, y de hacerse impopular, hasta morir en la cruz; y no se dejó intimidar, ni comprar, ni corromper por nada ni por nadie”.

“Jesús era un hombre libre”, ha subrayado en varias ocasiones el Papa. “Y esto es importante también para nosotros. De hecho, si nos dejamos condicionar por la búsqueda del placer, del poder, del dinero o de la aprobación, nos convertimos en esclavos de estas cosas”.

Crecer en libertad

“Si, en cambio, permitimos al amor gratuito de Dios que nos llene y nos dilate el corazón, y si dejamos que rebose espontáneamente donándolo a los demás, con todo nuestro ser, sin miedos, cálculos o condicionamientos, entonces crecemos en la libertad y difundimos su buen perfume a nuestro alrededor, en nuestra casa, en nuestra familia y en nuestra comunidad”. 

Finalmente, el Papa ha formulado algunas preguntas, como es habitual: “Entonces, podemos preguntarnos: ¿soy una persona libre? ¿O me dijo aprisionar por los mitos del dinero, del poder y del éxito, sacrificándoles mi serenidad, mi paz y las de los demás? ¿Difundo, en los ambientes en los que vivo y trabajo, aire fresco de libertad, de sinceridad, de espontaneidad?” 

Para concluir, Francisco ha rezado para que “la Virgen María nos ayude a vivir y a amar como Jesús nos enseñó, en la libertad de los hijos de Dios (cfr. Rm 8,15.20-23)”.

El autorFrancisco Otamendi

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