Vaticano

“Repeler a los emigrantes a conciencia es pecado grave”, afirma el Papa

El Papa Francisco ha condenado en la fiesta de san Agustín, con mayor dureza aún que la habitual, “la cultura malvada de la indiferencia y el descarte” con los migrantes, al calificar como “pecado grave” el hecho de “repeler a los emigrantes a conciencia”. Y ha solicitado “la ampliación de rutas de acceso seguras y legales” para ellos.

Francisco Otamendi·28 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
Migrantes llegan a Lampedusa en 2023

Migrantes africanos llegan a la isla de Lampedusa el 15 de septiembre de 2023 @OSV

El Pontífice ha realizado en la catequesis de este miércoles un paréntesis para efectuar una reflexión urgente sobre el drama de los migrantes, “una gravísima crisis humanitaria” en la que éstos mueren en mares y desiertos que se han convertido en “cementerios”, en el marco de una cultura de la indiferencia y el descarte.

“Hoy, posponiendo la catequesis habitual, quisiera detenerme con vosotros para pensar en las personas que –también en este momento– están atravesando mares y desiertos para llegar a una tierra donde puedan vivir en paz y seguridad”, ha comenzado el Papa una reflexión dramática, en la que ha solicitado la oración de todos y la unión de “nuestros corazones y nuestras fuerzas, para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad”. 

“Rutas de acceso seguras y legales”

“Hermanos y hermanas, en una cosa podremos estar todos de acuerdo: en esos mares y desiertos mortíferos, los migrantes de hoy no deberían estar. Pero no es mediante leyes más restrictivas, no es mediante la militarización de las fronteras, no es mediante rechazos como lo conseguiremos”, ha denunciado el Santo Padre.

“Por el contrario, lo conseguiremos ampliando las rutas de acceso seguras y legales para los migrantes, facilitando el refugio a quienes huyen de la guerra, la violencia, la persecución y diversas calamidades; lo conseguiremos fomentando por todos los medios una gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Y aunando esfuerzos para combatir el tráfico de seres humanos, para detener a los traficantes criminales que se aprovechan sin piedad de la miseria ajena”.

«Mar y desierto: estas dos palabras vuelven a aparecer en muchos testimonios que recibo, tanto de migrantes, como de personas que se comprometen a rescatarlos. Cuando digo ‘mar’, en el contexto de migración, también me refiero al océano, lago, río, todas las masas de agua traicioneras que tantos hermanos y hermanas de cualquier parte del mundo se ven obligados a cruzar para llegar a su destino”, ha proseguido.

“Repeler a los emigrantes, pecado grave”

Y ‘desierto’ no es solo el de arena y dunas, o el rocoso, “sino también todos aquellos territorios inaccesibles y peligrosos como bosques, selvas, estepas, donde los migrantes caminan solos, abandonados a su suerte. Las rutas migratorias actuales a menudo están marcadas por travesías de mares y desiertos, que, para muchas, demasiadas personas, son mortales. Algunas de estas rutas las conocemos mejor, porque suelen estar a menudo bajo los reflectores; otras, la mayoría, son poco conocidas, pero no por ello menos transitadas. 

“Del Mediterráneo he hablado muchas veces, porque soy Obispo de Roma y porque es emblemático: el Mare Nostrum, lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones, se ha convertido en un cementerio. Y la tragedia es que muchos, la mayoría de estos muertos, podrían haberse salvado. Hay que decirlo claramente: hay quienes trabajan sistemáticamente por todos los medios para repeler a los emigrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y con responsabilidad, es un pecado grave”. 

Mares y desiertos, lugares bíblicos

El Papa ha recordado que “el mar y el desierto son también lugares bíblicos cargados de valor simbólico. Son escenarios muy importantes en la historia del éxodo, la gran migración del pueblo guiada por Dios a través de Moisés desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Estos lugares son testigos del drama del pueblo que huye de la opresión y la esclavitud. Son lugares de sufrimiento, de miedo, de desesperación, pero al mismo tiempo son lugares de paso hacia la liberación, hacia la redención, hacia la libertad y el cumplimiento de las promesas de Dios (cf. Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2024)”. 

La oración

“Quiero concluir reconociendo y alabando los esfuerzos de tantos buenos samaritanos, que hacen todo lo posible por rescatar y salvar a los migrantes heridos y abandonados en las rutas de la esperanza desesperada, en los cinco continentes”. 

“Estos hombres y mujeres valientes son signo de una humanidad que no se deja contagiar por la malvada cultura de la indiferencia y el descarte. Y quienes no pueden estar como ellos ‘en primera línea’, no están excluidos de esta lucha por la civilización: hay muchas formas de contribuir, ante todo la oración”, ha subrayado Francisco. 

Unamos nuestros corazones y nuestras fuerzas, ha concluido, “para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad”. 

Elogio a los polacos por su hospitalidad 

En su saludo a los peregrinos polacos, el Papa ha manifestado que “desde hace algunos años habéis mostrado una gran ayuda samaritana y gran comprensión hacia los refugiados de guerra de Ucrania. Continuad siendo hospitalarios con los que lo han perdido todo y acuden a vosotros, contando con vuestra misericordia y tu ayuda fraterna. Que te sostenga en esto la Sagrada Familia de Nazaret, que también, en tiempos de peligro, buscó refugio en un país extranjero. Que Dios os bendiga”.

Pedir a san Agustín y a la Virgen, Consuelo de los migrantes

En sus palabras a los peregrinos de lengua alemana, francesa o italiana, el Pontífice se ha referido a San Agustín. Por ejemplo, ha señalado a los de lengua alemana: “Hoy celebramos la memoria de san Agustín. Él, tras una larga búsqueda interior, comprendió cuánto nos ama Dios, nuestro Creador. y que nuestros corazones inquietos sólo encuentran descanso y paz en Él. Yo también os deseo esta experiencia de la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento (cf. Flp 4, 7). Roguemos a S. Agustín, a quien hoy celebramos, para que los mares y los desiertos se conviertan en espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad”. 

A los de habla francesa, les ha manifestado asimismo: “Roguemos a S. Agustín, a quien hoy celebramos, para que los mares y los desiertos se conviertan en espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad”.

En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Papa ha alentado: “Pidamos al Señor por tantas personas que se ven obligadas a dejar sus hogares en busca de un porvenir, y por quienes los reciben y acompañan, devolviéndoles así la esperanza y abriendo nuevos caminos de libertad y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa, Consuelo de los migrantes, los cuide”.

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El autorFrancisco Otamendi

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