El Papa ha recordado en el Ángelus que el relato del martirio de san Esteban está narrado en los Hechos de los Apóstoles, en los capítulos 6-7. En este libro de la Biblia, el santo aparece descrito “como un hombre de buena reputación, que servía en los comedores y administraba la caridad. Precisamente por esta integridad generosa, no puede dejar de dar testimonio de lo que le es más preciado: su fe en Jesús”.
Esta fe es la que lleva a sus oponentes a apedrearlo hasta morir. “Todo sucede ante un joven, Saulo, celoso perseguidor de los cristianos, que actúa como ‘garante’ de la ejecución”, afirma el Papa. A continuación, el Santo Padre ha reflexionado brevemente sobre esta situación: “Pensemos un momento en esta escena: Saulo y Esteban, el perseguidor y el perseguido. Entre ellos parece haber un muro impenetrable (…). Sin embargo, más allá de las apariencias, hay algo más fuerte que los une: a través del testimonio de Esteban, de hecho, el Señor ya está preparando en el corazón de Saulo, sin que él lo sepa, la conversión que lo llevará a ser el gran apóstol Pablo”.
Por tanto, a pesar de que Esteban muere, su vida da fruto: “Su servicio, su oración y la fe que proclama, especialmente su perdón a punto de morir, no son en vano”.
Los mártires hoy en día
A continuación, el Papa ha establecido un paralelismo entre lo que ocurrió entonces y lo que ocurre todavía hoy en muchos lugares del mundo: “Hoy, dos mil años después, vemos tristemente que la persecución continúa: sigue habiendo -y son muchos- quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús, como también hay quienes son penalizados a diversos niveles por comportarse de forma coherente con el Evangelio, y quienes luchan cada día por mantenerse fieles, sin aspavientos, a sus buenos deberes, mientras el mundo se ríe de ellos y predica otra cosa”.
El Papa ha lanzado unas reflexiones sobre este tema: “¿Me intereso y rezo por quienes, en diversas partes del mundo, siguen sufriendo y muriendo por la fe? ¿Intento dar testimonio del Evangelio con coherencia, mansedumbre y confianza? ¿Creo que la semilla del bien dará fruto aunque no vea resultados inmediatos?
Para concluir, Francisco ha pedido la intercesión de María, Reina de los mártires, para que nos ayude a dar testimonio de Jesús.
Después del Ángelus
Al finalizar la oración del Ángelus, el Papa ha recordado a todas las personas y pueblos que sufren discriminación “y luchan por su fe”. También ha recordado a los pueblos que sufren la guerra, en especial Gaza, Siria y Ucrania.
Además, Francisco ha saludado a todos los fieles presentes en la plaza y les ha invitado a detenerse frente al Nacimiento que hay en el Vaticano. “Los invito a dejarse llevar por este estupor que se convierte en adoración”, ha indicado Francisco. Para finalizar, ha recordado que “no se olviden de rezar por mí”.