El Papa Francisco muestra siempre una gran cercanía con las personas que sufren por la enfermedad. Por ello no es de extrañar que pida a los católicos de todo el mundo que se unan a él durante el mes de febrero para orar por “los enfermos terminales y sus familias”.
El Santo Padre muestra preocupación por los “cuidados y el acompañamiento necesarios, tanto desde el punto de vista médico como humano”, que hacen falta para las personas que están enfermas.
Francisco señala en el vídeo para la Red Mundial de Oración que existe una gran diferencia entre los conceptos de “incurable e ‘in-cuidable’”. Inspirándose en una cita del Papa san Juan Pablo II, afirma que, mientras que la curación no siempre se da, “cuidar siempre” es posible.
El Papa reivindica que “incluso cuando existan muy pocas posibilidades de curación, todos los enfermos tienen derecho al acompañamiento médico, al acompañamiento psicológico, al acompañamiento espiritual, al acompañamiento humano”.
Cuidados paliativos
El Pontífice aprovecha la ocasión para hablar sobre los cuidados paliativos. Estos “garantizan al paciente no solo la atención médica, sino también un acompañamiento humano y cercano”.
Además, el Papa recuerda en su mensaje que las familias de las personas enfermas “no pueden quedarse solas en esos momentos difíciles”. Por eso, pide promover un apoyo a quienes están junto a los enfermos que se note en los planos físico, espiritual y social.
Jornada Mundial del Enfermo
Esta intención del Papa llega precisamente en el mes en el que se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. El 11 de febrero, con ocasión de la memoria de la Virgen de Lourdes, la Iglesia entera se une para rezar por aquellos que sufren por la enfermedad.
En su mensaje para este día, publicado a principios de 2024, el Papa señaló que «el primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y ternura». Incluso, aprovechó para animar a los enfermos a que «no se avergüencen de su deseo de cercanía y ternura».
El Santo Padre resaltó que «los cristianos estamos especialmente llamados a hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús». De este modo, podremos «contrarrestar la cultura del individualismo, de la indiferencia, del descarte», y la cambiaremos por una «cultura de la ternura y de la compasión».