Vaticano

El Papa se despide de Indonesia invitando a los católicos a «no cansarse nunca de sembrar»

El último día del Papa en Indonesia ha estado marcado por el encuentro interreligioso en la mezquita "Istiqlal", la más grande del Sudeste Asiático y los testimonios de personas con discapacidad en la sede de la Conferencia Espicopal.

Hernan Sergio Mora·5 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
papa indonesia

El Papa recibe las ofrendas durante la misa en el estadio Gelora Bung Karno de Yakarta ©CNS photo/Vatican Media

Tres acontecimientos han marcado este jueves 5 de septiembre, último día del viaje apostólico del Papa Francisco a Indonesia – que continúa en Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur (hasta el 13 de septiembre).

En primer lugar, el encuentro interreligioso en la mezquita «Istiqlal», la más grande del Sudeste Asiático, con capacidad para 120 mil personas. En este emblemático lugar, el Papa visitó el «túnel de la amistad» que conecta la mezquita con la catedral católica construida al otro lado de la plaza, y tuvo lugar el encuentro interreligioso en la gran carpa, con la lectura y firma de un documento que hacer historia: la “Declaración Conjunta de Istiqlal 2024”.

En la mezquita

Al comienzo de la jornada, en una tienda de la mezquita Istiqlal, en Yakarta, el Papa Francisco fue recibido con música y cantos tradicionales indonesios, un canto del Corán y la lectura de un pasaje del Evangelio de Lucas.

El túnel de la amistad

Frente al «Túnel de la Amistad», el Santo Padre elogió la estructura que «quiere ser un lugar de diálogo y de encuentro». Indicó que “si pensamos en un túnel, fácilmente imaginamos un camino oscuro”, en cambio “es diferente, porque todo está iluminado”.

El Papa concluyó indicando que «nosotros los creyentes, que pertenecemos a diferentes tradiciones religiosas, tenemos un papel que desempeñar: ayudar a todos a atravesar el túnel con la mirada dirigida hacia la luz».

La “Declaración Conjunta de Istiqlal 2024”

Tras la visita al túnel, tuvo lugar la firma de la «Declaración conjunta de Istiqlal 2024», por el Papa y el Gran Imán Prof. Dr. KH Nasaruddin Umar. El documento indica cómo el «fenómeno global de la deshumanización se caracteriza sobre todo por violencia y conflictos generalizados», siendo «particularmente preocupante que la religión sea a menudo explotada».También señala que «el abuso de la creación por parte del hombre… ha contribuido al cambio climático», y «los valores religiosos deben orientarse a promover una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna para superar tanto la deshumanización como la destrucción ambiental».

Por tanto, la declaración invita a los líderes religiosos a «hacer frente a las crisis antes mencionadas», indicando que “el diálogo interreligioso debe reconocerse como una herramienta eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales, especialmente los causados por el abuso de la religión”.

Las palabras del Pontífice en la mezquita

Una vez firmado el documento, el Papa Francisco, recordó que «esta mezquita diseñada por el arquitecto Friedrich Silaban, que era cristiano», atestigua «como también los otros lugares de culto son espacios de diálogo, de respeto mutuo, de convivencia armoniosa entre las religiones y las diferentes sensibilidades espirituales».

Y si bien «los aspectos visibles de las religiones -los ritos, las prácticas, etc.- son un patrimonio tradicional que debe ser protegido y respetado; también lo que está «abajo», bajo tierra, como el «túnel de la amistad».

En cambio, aseguró el Sucesor de Pedro, «puede suceder que tal enfoque acabe dividiéndonos, porque las doctrinas y los dogmas de cada experiencia religiosa son diferentes». En cambio, «lo que realmente nos une es crear una conexión entre nuestras diferencias, cuidando de cultivar vínculos de amistad, atención y reciprocidad».

En la Declaración conjunta preparada para esta ocasión, concluyó el Papa, “asumimos con responsabilidad las crisis graves y a veces dramáticas que amenazan el futuro de la humanidad, en particular las guerras y los conflictos, desgraciadamente también alimentados por la explotación religiosa, pero también la crisis medioambiental, que se ha convertido en un obstáculo para la vida. el crecimiento y la convivencia de los pueblos».

Y advirtió: «¡Nadie debe ceder ante la fascinación del fundamentalismo y la violencia, todos se dejen fascinar por el sueño de una sociedad y una humanidad libres, fraternales y pacíficas!». “Dios te conceda este regalo. Con su ayuda y bendiciones sigamos adelante, Bhinneka Tunggal Ika, unidos en la diversidad. ¡Gracias!»

Visita a la sede de la Conferencia Episcopal

Al finalizar el encuentro interreligioso, el Santo Padre se dirigió a la sede de la Conferencia Episcopal de Indonesia, donde se reunió en el salón Henry Soetio con quienes reciben asistencia de organizaciones caritativas, entre ellos un grupo privado de enfermos, pobres y discapacitados.

El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Antonius Franciskus Subianto fue el encargado de recibir al pontífice, que escuchó allí los testimonios de dos personas con discapacidad, Mimi Lusli que perdió la vista cuando era niña y encontró fuerza en el Vía Crucis, y el joven Mikail Nathaniel, de 18 años, con trastorno leve del espectro autista, quien le pidió bendecir a sus “padres maravillosos y a todos los padres con hijos especiales, en todo el mundo”.

«Ustedes que son pequeñas estrellas brillantes en el cielo de este archipiélago», son «sus tesoros», dijo el Papa que alabó las palabras sobre Jesús dichas por los dos interlocutores.

«Descubran día a día cuánto vale el estar juntos», porque «todos necesitamos unos de otros”. Y “cuánto nos ama el Señor a cada uno de nosotros” porque el Señor nunca nos olvida. “Hagan de su vida un don para los otros”.

Poco después el responsable de la comisión litúrgica dirigió un breve momento de oración.

Aquí el Pontífice bendijo a los presentes y firmó la placa de mármol de la Sede de la Conferencia Episcopal. Al salir, fue evidente el cariño de los presentes que lo saludaron.

Misa en el Gelora Bung Karno

Por la tarde, desde la Nunciatura el Santo Padre se dirigió al estadio Gelora Bung Karno, con capacidad para 110 mil asientos, donde fue recibido entre coros de la plaza, aplausos y cantos mientras recorría en el Papamóvil.

La misa, memoria de Santa Teresa de Calcuta contó con oraciones en las lenguas regionales de Jawa, Toraja, Manggarai, Batak Toba, Dayak Kanayatn y Papúa, y con la presencia del presidente y diversas autoridades del país.

Después de la proclamación del Evangelio, el Papa vestido de blanco recordó que «el Señor pide encarnarse concretamente en nosotros: estamos, por tanto, llamados a vivir la Palabra». No se vistan de una religiosidad exteriormente perfecta, pensando hacer cosas extraordinarias, sino como cuando «Jesús se dirige a Pedro y le insta a correr riesgos apostando en aquella Palabra: “Echar con valentía las redes del Evangelio en medio del mar del mundo”.

El Pontífice recordó que santa Teresa de Calcuta decía: “Cuando no tenemos nada para dar, damos esa nada. Y “aunque no coseches nada, no te canses nunca de sembrar”.

Al final de la misa, antes de cantar la Salve Regina, el Papa exhortó a los presentes en línea con el evangelio leído: «¡Hagan lío, hagan lío!».

El autorHernan Sergio Mora

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