En la Audiencia de este miércoles, en la cuarta sesión del ciclo de catequesis sobre “El Espíritu Santo y la Esposa”, que es la Iglesia, el Papa Francisco ha animado en la Plaza de San Pedro a llevar a cabo “una verdadera sinfonía de oración” con los Salmos de la Biblia. Están inspirados por Dios y espiran Dios, y fueron la oración de Jesús, de María, de los apóstoles, y de todos los cristianos que nos han precedido, ha señalado el Santo Padre. La lectura base de la reflexión ha sido la Carta de san Pablo a los Colosenses, 3, 1-17.
“El Espíritu Santo es el compositor de esta bella sinfonía donada a la Iglesia. Como en toda sinfonía, en ella hay varios “movimientos”, es decir, varios tipos de oración: alabanza, acción de gracias, súplica, lamento, narración, reflexión sapiencial y otros, tanto en forma personal, como en forma coral de todo el pueblo. Estos son los cantos que el Espíritu mismo ha puesto en labios de la Esposa. Todos los libros de la Biblia, como mencioné la vez pasada, están inspirados por el Espíritu Santo, pero el Libro de los Salmos también lo está en el sentido de que está lleno de inspiración poética”, ha señalado el Papa.
Orar con los Salmos
Los Salmos no son algo del pasado, sino que se actualizan con nuestra oración. El Pontífice ha recomendado que si un salmo o un versículo nos llega al corazón, hagamos oración con él, y lo repitamos a lo largo del día. Pidamos al Espíritu Santo que nos enseñe a orar con los salmos, ha manifestado.
En un día nublado en Roma, con notoria presencia de peregrinos de varios países a los que ha saludado el Papa, en especial argentinos y libaneses, el Santo Padre ha añadido que “los salmos nos permiten no empobrecer nuestra oración reduciéndola sólo a peticiones, a un continuo “dame, danos…”. Aprendemos del Padre Nuestro, que antes de pedir “el pan de cada día”: dice: “Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad”. Los salmos nos ayudan a abrirnos a una oración menos egocéntrica: una oración de alabanza, de bendición, de acción de gracias; y también nos ayudan a convertirnos en la voz de toda la creación, haciéndola partícipe de nuestra alabanza”.
Día mundial del Refugiado
Pasado mañana, ha recordado Francisco, tiene lugar el Día Mundial del Refugiado, promovido por Naciones Unidas, y el Papa ha aprovechado para recordar el compromiso de la Iglesia con los refugiados y emigrantes: “acoger, proteger y acompañar, promover e integrar”. Conviene quizá recordar también la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR) del domingo 29 de septiembre de 2024, con lleva por título “Dios camina con su pueblo”, elegido por el Papa Francisco para su Mensaje.
Cercanía al pueblo chino
El Papa ha saludado a la Asociación “Amigos del Cardenal Celso Costantini”, acompañada por el obispo de la diócesis de Concordia-Pordenone, Giuseppe Pellegrini, con ocasión del centenario del Concilio Sinense de Shanghai, y asimismo al “querido pueblo chino, como “un pueblo noble y valiente”, con “una cultura tan bella”
También ha recordado la próxima fiesta el día 21 de San Luis Gonzaga, jesuita italiano conocido por su servicio a los enfermos y su dedicación a la educación de jóvenes estudiantes. Al concluir, como es habitual, el Papa Francisco ha señalado que “seguimos rezando por la paz en Ucrania, en Tierra Santa, en Sudán, Myanmar y dondequiera que haya gente sufriendo a causa de la guerra, que es siempre una derrota”.