Una gran multitud se ha congregado hoy en la plaza vaticana para atender a la audiencia del Sumo Pontífice. Durante el trayecto en el papamóvil el Santo Padre ha saludado a los fieles que estaban esperando sus palabras.
El Papa ha hablado sobre el discernimiento de lo que ocurre dentro del alma, centrándose en el consuelo, “una experiencia profunda en el interior que permite ver la presencia de Dios en todas las cosas”, reforzando la fe, la esperanza y la capacidad de hacer el bien.
Francisco ha indicado que “el consuelo es un movimiento íntimo que toca lo profundo de nosotros mismos”, pero es delicada y suave pues Dios siempre es respetuoso con nuestra libertad.
Ha destacado el Pontífice que se puede encontrar una característica común en todos los santos, ellos hicieron grandes cosas porque “fueron conquistados por la dulzura pacificante del amor de Dios”.
Afirma el Papa que “ser consolado es estar en paz con Dios” pero que el consuelo no es para permanecer sentados disfrutando, sino que nos “pone en camino para hacer cosas buenas”. En los tiempos de consuelo sentimos la fuerza de Dios y eso “nos hace audaces”.
Sin embargo, el Papa avisa de que este estado espiritual «no es controlable, no es programable a nuestra voluntad, es un don del Espíritu Santo”.
El Santo Padre avisa también de que existen consuelos falsos, los cuales son entusiastas, sin consideración y llamativas, “llaman a plegarse sobre uno mismo”.
Francisco se ha despedido animando a todos a sentirnos amados por Dios, a ser audaces y no rendirnos, pero también a no reducir a Dios a un objeto “para nuestro uso y consumo, perdiendo el don más hermoso que es Él mismo”.
Al final de la audiencia, los ancianos, los niños y los que sufren han recibido la bendición del Santo Padre.