La catequesis semanal del Papa Francisco se ha centrado, en este día coincidente con la fiesta de la Conversión de san Pablo, en las características del primer anuncio. El evangelio de Lucas en el que Jesús anuncia en la sinagoga de Nazaret que en él se cumple el pasaje leído del profeta Isaías ha sido la guía de esta audiencia en la que el Papa ha resaltado cinco elementos que este evangelio destaca sobre el encuentro con Jesús, sobre el primer anuncio: alegría, liberación, luz, sanación y asombro.
“No se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir” así lo ha señalado el Papa al hablar de la alegría como clave de este anuncio de Cristo. “Cuando falta la alegría, el Evangelio no pasa” y ha recordado el Papa ese dicho que reza un cristiano triste es un triste cristiano.
El segundo elemento, la liberación, ha dado pie al Papa para negar que los católicos deban hacer proselitismo ya que Francisco identifica el proselitismo con la imposición de cargase, así ha afirmado que “quien anuncia a Dios no puede hacer proselitismo, no puede presionar a los otros, sino aligerarlos” y ha destacado que, si bien es evidente que la vida cristiana conlleva sacrificios “quien testimonia a Cristo muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del camino”.
La luz ha sido el tercer elemento que ha glosado el Papa. Francisco ha señalado cómo la curación de los ciegos, su vuelta a ver la luz era un signo mesiánico y un milagro que antes jamás se narra en la Biblia ya que “no se trata solo de la vista física, sino de una luz que hace ver la vida de forma nueva. Hay un “venir a la luz”, un renacimiento que sucede solo con Jesús. Entonces la vida ya no es un ciego avanzar hacia la nada sino que viene sino del amor del Padre, que cuida de nosotros, sus hijos amados. Es maravillosos saber que nuestra vida es un gesto de amor y esta llamada al amor y a veces lo olvidamos ante lo mundano” ha improvisado el Papa.
El último tramo de la catequesis ha sido especialmente desarrollado por el Papa que se ha “desviado” del guión varias veces para tratar los dos últimos puntos: sanación y asombro.
En relación a la sanación. El Papa ha afirmado que “lo que nos oprime, sobre todo, es precisamente ese mal que ninguna medicina o remedio humano puede resanar: el pecado” pero, Cristo ha cambiado las tornas: “La buena noticia es que, con Jesús el mal antiguo no tiene la ultima palabra, la ultima palabra es la mano tendida de Jesús, que nos sana del pecado, siempre y gratuitamente. Hermanos y hermanas, no lo olvidemos, Dios lo olvida todo. Dios nos perdona todos nuestros pecados, para eso no tiene memoria. Solo hay que acercarse a Él. Jesús nos espera siempre para perdonarnos. ‘Pero padre, yo hago las mismas cosas siempre, y ‘El hará las mismas cosas siempre, nos abrazará y nos perdonará”.
Por último, el Papa se ha referido a las “sorpresas de Dios”: “con Cristo la gracia que hace nueva la vida llega y asombra siempre” ha subrayado Francisco que ha resaltado que “el Evangelio va acompañado de un sentido de maravilla y de novedad que tiene un nombre: Jesús”.