El Papa Francisco comenzó esta mañana temprano la segunda jornada de su viaje apostólico a Hungría. Poco antes de las 9 de la mañana, realizó una visita al centro católico dedicado al beato László Batthyány-Strattmann, que incluye un instituto para ciegos y un hogar en el que se alojan niños con discapacidad visual y con necesidades educativas especiales.
Tras entrar en algunas de las habitaciones que albergan a los pequeños, algunos de ellos gravemente enfermos, el Santo Padre quiso expresar su gratitud por todo lo que realiza este instituto, gracias a la generosidad de sus trabajadores. «Esto es puro Evangelio. Jesús vino a tomar la realidad tal como era y a llevarla adelante. Hubiera sido más fácil tomar ideas, ideologías y llevarlas adelante sin tener en cuenta la realidad. Este es el camino evangélico, este es el camino de Jesús», dijo el Papa, dirigiéndose al director del centro, el padre György Inotay, cogidos del brazo.
Abrazar a los pobres y a los refugiados
Después, fue en la iglesia de Santa Isabel de Hungría donde el Pontífice abrazó idealmente a todos los refugiados y pobres del país. La parroquia estaba abarrotada por 600 personas procedentes de todo el país y refugiados de diferentes partes del mundo como Pakistán, Afganistán, Irak, Irán y Nigeria.
El Papa Francisco se emocionó al escuchar los testimonios de una familia de refugiados de Ucrania, de la madre de una familia greco-católica y de un matrimonio que dedica su vida a acoger y apoyar a los más necesitados. En su discurso, el Santo Padre recordó que «la caridad no es simplemente asistencia material y social, sino que se preocupa de toda la persona y desea ponerla de pie con el amor de Jesús: un amor que ayuda a adquirir belleza y dignidad».
El Papa con la comunidad greco-católica
A pocos pasos de la iglesia de Santa Isabel de Hungría se encuentra la parroquia dedicada a la protección de la Madre de Dios. Y fue aquí donde, inmediatamente después de su abrazo a los pobres y refugiados, el Papa Francisco se reunió con la comunidad greco-católica de Budapest.
El arzobispo metropolitano de Hajdudorog, monseñor Péter Fülöp Kocsis, dio la bienvenida al Pontífice en lo que resultó ser una breve visita en la que no hubo discurso del Papa. En su discurso de bienvenida, el arzobispo quiso destacar cómo la proximidad de las dos iglesias, una de rito latino y otra de rito bizantino, representan «la imagen poética y teológica de los dos pulmones, el de Oriente y el de Occidente, con los que respira la Iglesia de Cristo, dando vida al Cuerpo Místico».
El Papa a los jóvenes: apuntad alto, Jesús cree en vosotros
Tomad en vuestras manos «vuestra vida para ayudar al mundo a vivir en paz. Preguntémonos, cada uno de nosotros: ¿qué hago por los demás, por la Iglesia, por la sociedad? ¿Vivo pensando en mi propio bien o me juego por alguien, sin calcular mis propios intereses? «.
A los miles de jóvenes húngaros reunidos esta tarde en el László Papp Budapest Sports Arena -el último encuentro público de hoy antes del encuentro privado de esta tarde con los miembros de la Compañía de Jesús- el Papa les ha dirigido estas profundas preguntas, sugiriéndoles que empiecen a interrogarse sobre la capacidad de amar según Jesús, es decir, de servir. Tras escuchar los testimonios de los jóvenes, Francisco les exhortó también a superar todo obstáculo poniéndose en estrecha relación con el Señor: «La oración -dijo el Papa- ayuda a hacerlo, porque es diálogo con Jesús».
El Papa y el metropolita ortodoxo Hilarión
También se registró una audiencia no programada. Esta mañana, al término de la primera parte de los compromisos del día, en la nunciatura de Budapest el Papa recibió en privado al metropolita ortodoxo de Budapest y Hungría, Hilarión. La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó de que «la conversación fue cordial y duró unos 20 minutos».