Sembrar y rezar por la paz, en especial por Ucrania y Tierra Santa, y transmitir la alegría del Evangelio con la llegada del Adviento, han sido temas centrales en la catequesis impartida por el Papa Francisco este miércoles, con decenas de niños sentados en las escalinatas del estrado en la Plaza de San Pedro.
Por ejemplo, al dirigirse a los fieles de diversas lenguas, Francisco ha recordado que “el próximo domingo comenzamos el Adviento, tiempo de preparación de la Navidad”, y ha alentado a que “vivamos este tiempo de gracia irradiando la alegría que es fruto del encuentro con Jesús, con oración vigilante y ardiente esperanza”.
Rezar por los jóvenes ucranianos en invierno
Al instar al rezo por la paz, se ha dirigido de modo particular a los niños parisinos presentes en la escalinata, para que no olviden a los muchachos ucranianos que se encuentran en guerra, no tienen calefacción y sufren por el frío en un invierno muy fuerte, duro. “Recen por los jóvenes y muchachos ucranianos”.
De modo especial, en sus palabras a los peregrinos polacos –Polonia ha acogido de modo particular a miles de ucranianos en la guerra–, ha manifestado: “Sed caritativos y pacificadores apoyando a los que están enfermos y sufren a causa de las guerras, especialmente a los ucranianos mientras afrontan el invierno. ¡Os bendigo de corazón!”.
Con Jesús siempre hay alegría y paz
En su discurso en italiano, el Papa ha retomado el ciclo de catequesis “El Espíritu y la Esposa”, y ha centrado su meditación en el tema “Los frutos del Espíritu Santo. La alegría”. con la lectura de un fragmento de la Carta de San Pablo a los Filipenses.
San Pablo, en la Carta a los Gálatas, nos dice que “el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia” (Gal 5,22)”, ha comenzado el Santo Padre. “Estos frutos son el resultado de una colaboración entre la gracia de Dios y la libertad humana, algo que todos estamos llamados a cultivar, para poder crecer en la virtud. Entre todos estos frutos, quisiera destacar el de la alegría”.
La alegría del Evangelio se vuelve contagiosa
“A diferencia de cualquier otra alegría que podamos experimentar en esta vida, que al final será siempre pasajera, la alegría del Evangelio no está sujeta al tiempo, puede renovarse cada día y se vuelve contagiosa. Más aún, compartirla con los demás hace que crezca y se multiplique”, ha manifestado.
Este fruto del Espíritu lo vemos patente, por ejemplo, “en la vida de muchos santos como san Felipe Neri, que supo dar testimonio del Evangelio contagiando a todos su alegría, bondad y sencillez de corazón”.
“Estén siempre alegres en el Señor”
El Papa ha recordado su Exhortación apostólica Evangelii gaudium. “La palabra ‘evangelio’ significa buena nueva. Por tanto, no se puede comunicar con caras largas y rostro sombrío, sino con la alegría de quien encontró el tesoro escondido y la perla preciosa”.
“Recordemos la exhortación que San Pablo dirigió a los creyentes de la Iglesia de Filipos”, ha señalado finalmente, “que ahora nos dirige a nosotros: ‘Estén siempre alegres en el Señor, les repito estén alegres, y den a todos muestras de un espíritu muy abierto. El Señor está cerca’ (Fil 4,4-5)”.
En cuanto a san Felide Neri, el Papa ha evocado que “el santo participó en el Jubileo de 1575, que enriqueció con la práctica, mantenida posteriormente, de visitar las Siete Iglesias. Fue, en su época, un verdadero evangelizador a través de la alegría”.
Funeral por el cardenal Ayuso Guixot
Este mediodía tendrá lugar una Misa en San Pedro en sufragio por el fallecido cardenal español Miguel Ángel Ayuso Guixot, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, que celebrará el cardenal Giovanni Batista Re, decano del Colegio Cardenalicio.“En cada trabajo apostólico estuvo siempre animado por el deseo de testimoniar, con mansedumbre y sabiduría, el amor de Dios por el hombre, trabajando por la fraternidad entre los pueblos y las religiones”, ha manifestado el Papa Francisco sobre el cardenal Ayuso Guixot, que pertenecía a la congregación de los Misioneros Combonianos del Sagrado Corazón de Jesús.