Vaticano

“La tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos”, afirma el Papa

En la catequesis de este miércoles, 26 de octubre, el Papa ha señalado el valor positivo que pueden jugar la tristeza y las tentaciones en la vida espiritual.

Javier García Herrería·26 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
papa tristeza

Foto: Papa Francisco. ©Vatican News

El Santo Padre ha continuado su catequesis sobre el discernimiento espiritual. En esta ocasión ha centrado sus reflexiones en el papel positivo que puede jugar la tristeza en la vida espiritual. En primer lugar ha señalado cómo la desolación interior es algo que todos los hombres han podido experimentar alguna vez, aunque evidentemente no lo deseen para su vida. “Nadie quisiera estar desolado, triste. Todos quisiéramos una vida siempre alegre, feliz y satisfecha”.

Cuando una persona camina por la vida dejándose llevar por malos hábitos tarde o temprano aparece la tristeza y el remordimiento. Para explicar esta idea, el Papa ha comentado detenidamente una escena de una de sus novelas preferidas, “Los novios”, de Alessandro Manzoni, en la que hace una descripción del remordimiento como ocasión para cambiar de vida. 

Tristeza

El Papa ha dado algunas pistas para lidiar con éxito con la tristeza. “En nuestro tiempo, está considerada mayoritariamente de forma negativa, como un mal del que huir a toda costa, y sin embargo puede ser una campana de alarma indispensable para la vida”. Acudiendo a santo Tomás de Aquino ha definido la tristeza como un dolor del alma que sirve para llamar nuestra atención sobre un peligro o un bien desatendido (cfr. “Suma Teológica”. I-II, q. 36, a. 1). Por esta razón, insistía el Papa, “sería mucho más grave y peligroso no tener este sentimiento” y recordaba un sabio consejo que recomendaba “no hacer cambios cuando se está desolado”.  

Y continuaba el Pontífice: “Para quien tiene el deseo de realizar el bien, la tristeza es un obstáculo con el que el tentador  quiere desanimarnos. En tal caso, se debe actuar de forma exactamente contraria a lo sugerido, decididos  a continuar lo que nos habíamos propuesto hacer (cfr. “Ejercicios espirituales”, 318). Pensemos en el estudio, en la oración, en un compromiso asumido: si los dejáramos apenas sentimos aburrimiento o tristeza, no concluiríamos nunca nada. Esta también es una experiencia común a la vida espiritual: el camino hacia el bien, recuerda el Evangelio, es estrecho y cuesta arriba, requiere un combate, un vencerse a sí mismo. Empiezo a rezar, o me dedico a una buena obra y, extrañamente, precisamente entonces me vienen a la mente cosas para hacer con urgencia. Es importante, para quien quiere servir al Señor, no dejarse guiar por la desolación”. 

Acompañamiento espiritual

El Papa ha señalado cómo, “lamentablemente, algunos deciden abandonar la vida de oración, o la  elección emprendida, el matrimonio o la vida religiosa, empujados por la desolación, sin pararse antes a  leer este estado de ánimo, y sobre todo sin la ayuda de una guía”. La ayuda del acompañamiento espiritual está siendo una idea recurrente en esta catequesis sobre el discernimiento. 

El Santo Padre también ha subrayado cómo el Evangelio muestra la determinación con la que Jesús rechaza las tentaciones (cfr. Mt 3,14-15; 4,1-11; 16,21-23). Las pruebas sirven para mostrar el deseo de cumplir la voluntad del Padre. “En la vida espiritual la prueba es un momento importante, la Biblia lo  recuerda explícitamente: ´Si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba`” (Sir 2,1). De este modo, se puede salir reforzado de la prueba.

Por último, ha recordado cómo “ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; San Pablo recuerda  que nadie es tentado más allá de sus posibilidades, porque el Señor no nos abandona nunca y, con Él  cerca, podemos vencer toda tentación” (cfr. 1 Cor 10,13).

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