Vaticano

El Pontífice alaba la templanza y califica la tortura como “inhumana”

El Papa Francisco ha tratado en la Audiencia de esta mañana de miércoles de la III semana de Pascua de la virtud de la templanza, es decir, el dominio de la voluntad y la sobriedad, refrenar la inclinación a los placeres, buscar la justa medida en todo. Además, ha rogado para que los prisioneros de guerra sean liberados, y ha calificado como inhumana la tortura.  

Francisco Otamendi·17 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Papa Francisco Audiencia Templanza

El Papa Francisco en la Audiencia general del miércoles 17 de abril de 2024 en la Plaza de San Pedro @OSV

Tras abordar en semanas anteriores las virtudes cardinales de la prudencia, la justicia y la fortaleza, el Papa Francisco ha explicado en la catequesis de la Audiencia de este miércoles de la III semana de Pascua la virtud de la templanza, con base en la lectura del Libro del Eclesiástico, en el versículo que dice: “No dejes que tu deseo y tu fuerza te lleven a obrar según tus caprichos…”.

El Santo Padre se ha referido en primer lugar a la civilización griega, en concreto a Aristóteles, y ha recordado sus palabras en torno al poder sobre uno mismo, al describir la templanza  como la capacidad de autodominio y el arte de no dejarse arrollar por las pasiones rebeldes. La templanza asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos, es la virtud de “la moderación y de la justa medida”.

Dominio de la voluntad sobre los instintos

El Catecismo de la Iglesia Católica, ha enseñado el Papa, nos dice que: “la templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados”. “Ella –continúa el Catecismo– asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar para seguir la pasión de su corazón” (n. 1809). 

La templanza, ha continuado el Santo Padre, “es la virtud de la justa medida. En cada situación, se porta con sabiduría, porque las personas que actúan movidas por el ímpetu o la exuberancia son, en última instancia, poco fiables. En un mundo en el que tanta gente se jacta de decir lo que piensa, la persona temperamental prefiere, en cambio, pensar lo que dice. No hace promesas vacías, sino que se compromete en la medida en que puede cumplirlas. Incluso con los placeres la persona temperamental actúa con juicio. El libre curso de los impulsos y la total licencia concedida a los placeres acaban volviéndose contra nosotros mismos, sumiéndonos en un estado de aburrimiento”. 

Pensar y dosificar las palabras

¡Cuántas personas que han querido probarlo todo vorazmente se han encontrado con que han perdido el gusto por todo! Mejor entonces buscar la justa medida: por ejemplo, para apreciar un buen vino, saborearlo a pequeños sorbos es mejor que tragárselo todo de un trago”, ha señalado.

“La persona temperamental sabe pesar y dosificar bien las palabras. No permite que un momento de ira arruine relaciones y amistades que luego sólo pueden reconstruirse con gran esfuerzo. Especialmente en la vida familiar, donde las inhibiciones son menores, todos corremos el riesgo de no mantener bajo control las tensiones, las irritaciones, la ira. Hay un momento para hablar y otro para callar, pero ambos requieren la justa medida. Y esto se aplica a muchas cosas, como por ejemplo estar con otros y estar solos”.

Ante los excesos, el equilibrio

“El don del temperamental es, por tanto, el equilibrio, una cualidad tan preciosa como rara. Todo, de hecho, en nuestro mundo empuja al exceso. En cambio, la templanza se lleva bien con actitudes evangélicas como la pequeñez, la discreción, el disimulo, la mansedumbre”, ha ido concluyendo el Papa.

“Quien es templado aprecia la estima de los demás, pero no hace de ella el único criterio de cada acción y de cada palabra. (…). No es cierto que la templanza nos vuelva grises y sin alegría. Al contrario, hace que uno disfrute mejor de los bienes de la vida: estar juntos en la mesa, la ternura de ciertas amistades, la confianza de las personas sabias, el asombro ante la belleza de la creación. La felicidad con templanza es la alegría que florece en el corazón de quien reconoce y valora lo que más importa en la vida”. 

Liberar los prisioneros de guerra, “tortura inhumana”

Antes de dar la bendición, el Papa ha recordado a las poblaciones en guerra, y se ha referido a Tierra Santa, Palestina e Israel, la martirizada Ucrania, y en concreto a los prisioneros de guerra, para que sean liberados, y a los torturados.  “La tortura no es humana”, ha manifestado, porque “hiere la dignidad de la persona”.

En sus saludos a los peregrinos de diversas lenguas, el Papa ha saludado de modo especial a los grupos de Inglaterra, Irlanda, Finlandia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Corea y Estados Unidos de América. «En la alegría de Cristo resucitado, invoco sobre vosotros y vuestras familias la misericordia de Dios, nuestro Padre”.

Como se ha hecho público, el Papa Francisco efectuará un viaje apostólico a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur en septiembre de 2024, en el que será su viaje apostólico más largo hasta la fecha.

El autorFrancisco Otamendi

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