En la audiencia del 25 de septiembre el Papa Francisco ha continuado con su catequesis sobre el Espíritu Santo. En esta ocasión se ha centrado en el pasaje de las tentaciones en el desierto.
El Pontífice ha comenzado su reflexión aclarando un error que podría surgir al leer este episodio del Evangelio. “Al ir al desierto, Jesús obedece a una inspiración del Espíritu Santo, no cae en una trampa del enemigo”. La confirmación de esto se lee en un versículo del Evangelio después de las tentaciones, como ha señalado el Papa: “Una vez superada la prueba, Él – está escrito – regresó a Galilea ‘lleno del poder del Espíritu Santo’”.
La existencia de Satanás
Este detalle es muy importante, pues el Pontífice ha indicado que “Jesús en el desierto se libró de Satanás”, por lo que “ahora puede liberar de Satanás”. Algo esencial en una época en la que “a cierto nivel cultural, se cree que sencillamente no existe” Satanás.
“Sin embargo” ha advertido Francisco, “nuestro mundo tecnológico y secularizado está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas”. El diablo, de forma astuta, “expulsado de la fe, vuelve a entrar con la superstición”.
De hecho, “la prueba más fuerte de la existencia de Satanás no se encuentra en los pecadores ni en los obsesos, ¡sino en los santos!”, ha confirmado el Papa Francisco. Pero no se puede negar tampoco que “el diablo está presente y activo en ciertas formas extremas e ‘inhumanas’ de mal y maldad que vemos a nuestro alrededor”.
Vencer a Satanás con la Palabra de Dios
El Santo Padre ha insistido en que “es en la vida de los santos donde el demonio se ve obligado a salir a la luz, a ponerse ‘contra la luz’”. También son ellos quienes suelen estar mejor equipados para enfrentarse a Satanás. “La batalla contra el espíritu del mal se gana como la ganó Jesús en el desierto: a golpes de la Palabra de Dios”. Y junto a esto, “san Pedro sugiere también otro medio, que Jesús no necesitaba, pero nosotros sí, la vigilancia”. Francisco ha repetido asimismo una idea que dice con frecuencia: “Con el diablo no se dialoga”.
En este sentido, el Pontífice ha citado a un Padre de la Iglesia, César de Arlés. Este santo explicó que tras la victoria de Cristo en la Cruz, el diablo “está atado, como un perro a una cadena; no puede morder a nadie, salvo a los que, desafiando el peligro, se acercan a él… Puede ladrar, puede apremiar, pero no puede morder, salvo quien lo desee”.
Actualmente, ha señalado el Papa, “la tecnología moderna, además de muchos recursos positivos que hay que apreciar, también ofrece innumerables medios para ‘dar oportunidad al diablo’, y muchos caen en su trampa”.
Confianza en la victoria de Cristo
Ahora bien, el Santo Padre ha dicho que “la concienciación de la acción del diablo en la historia no debe desanimarnos”. Los católicos tienen que sentir “confianza y seguridad”, porque “Cristo ha vencido al diablo y nos ha dado el Espíritu Santo para hacer nuestra su victoria”.
El Papa ha concluido su meditación invitando a rezar con el himno “Veni Creator”: “Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz. Sé nuestro guía para que evitemos todo mal”.